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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
Los militares brasileños negaron la represión

Río de Janeiro. — La jefatura del ejército entregó al gobierno brasileño un documento en rechazo al texto difundido esta semana por la administración del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, en el que se admite que durante la dictadura militar de 1964-1985 fueron cometidos graves crímenes. En el documento, entregado el viernes al ministro de Defensa, Nelson Jobim, el ejército calificó el informe oficial sobre la represión como “un retroceso a la paz y la armonía nacional” , que viola una amnistía de 1979 que perdonó tanto a los agentes gubernamentales como a miembros de grupos políticos armados.

   El comandante del ejército, general Enzo Martins Peri, dijo que la ley de amnistía “produjo la armonía indispensable en la sociedad, porque los hechos históricos tienen diferentes interpretaciones, dependiendo del punto de vista de cada uno”. Después de reunirse con el ministro de Defensa, Martins reiteró que objetar la ley de amnistía “sería un paso atrás con respecto a la paz y armonía nacional que hemos logrado”.



“Paz y armonía”. El miércoles, Lula —ex líder sindical izquierdista y prisionero político— presentó “El derecho a la memoria y la verdad”, un informe de 500 páginas con las conclusiones de una investigación de 11 años de la Comisión Nacional de Muertes y Desapariciones Políticas. El libro cita 475 casos de muertes o desapariciones durante el régimen derechista.



Ausencia castrense. Lula dijo que Brasil debería establecer un plazo para descubrir lo que ocurrió con las víctimas del régimen y recobrar sus restos. Los comandantes militares fueron invitados a la ceremonia pero decidieron no asistir.

   El viernes, la organización Human Rights Watch elogió a Brasil por la difusión del libro pero dijo que muchos aspectos importantes de la represión siguen en secreto. José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, dijo en un correo electrónico que el gobierno todavía debe “impartir justicia juzgando a los responsables de esos crímenes atroces”.

   Las fuerzas armadas brasileñas nunca abrieron archivos cruciales de la época de la dictadura, y Lula no prometió hacerlos públicos.
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