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 domingo, 25 de marzo de 2007  
Mendoza
Malargüe: alternativas naturales

Comenzar la mañana entre viñedos, plantaciones de frutales, cortinas de álamos, acequias serpenteantes que acompañan las anchas e impecables veredas es una bendición, y ni les cuento cuando dejamos atrás las fincas y nos fuimos acercando a las montañas, que tímidamente aparecen con sus cumbres de nieves eternas.

Es que estábamos aproximándonos al departamento Malargüe, que quiere decir “lugar de corrales o de bardas rocosas”, al sur de la provincia de Mendoza. Ahí donde los aires de aventuras comienzan a respirarse al divisar el cerro El Sosneado (5.189 metros sobre el nivel del mar).

Luego de ubicarnos en los confortables hoteles que ofrece la ciudad de Malargüe emprendimos el recorrido hacia el valle de Las Leñas, pasando por miradores que en cada curva nos presentan al fondo de la quebrada la verde corriente del río Salado abriéndose camino entre las montañas.

Mas adelante, es imposible no “encantarse” con las transparentes aguas de la Laguna de la Niña Encantada, repletas de truchas que saltan sorprendiendo al mejor de los viajeros, y otro poquito mas allá escuchar el silbido que hace estremecer hasta el mas corajudo en el Pozo de las Animas, que son basamentos de yeso calcáreo apoyados sobre un río subterráneo que fue socavando el terreno, hasta caerse formando dos inmensas dolinas.

El camino nos lleva directamente al valle de Las Leñas para visitar los complejos hoteleros, pistas de sky, con todas las novedades del mundo de la nieve, y en verano la piedra desnuda de la cordillera no se queda atrás en cuestiones de actividades para todos. Al regreso, se puede tomar un energizante baño termal en Los Molles, para terminar el día completamente relajado.

Pero también estas tierras, nos invitan a descubrir maravillas casi desconocidas y de gran importancia natural y cultural como el recorrido por el interior de la Caverna de las Brujas, allí el ambiente subterráneo despliega todos sus misterios en distintas galerías: conjuntos de velos, estalactitas, estalagmitas formadas por minerales y las infiltraciones del agua.

Acostumbrar la vista, movernos en la oscuridad, reptar entre angostos pasadizos, sentir el silencio total de la tierra que parece estar viva es una sensación inolvidable.

Pero aún hay mas: la geología sorprendente de La Payunia, pronto a ser declarada Patrimonio de la Humanidad, caminar por el extraño Parque Natural, casi un oscuro paisaje lunar cubierto por un manto de lava negra, estar al pié del imponente volcán Payún Matru y formaciones basálticas casi vírgenes están ahí para conocerlas y quitarnos el aliento.



Avistaje de flamencos

Hacer avistajes de flamencos rosados, cisnes de cuello negro y chapotear en la laguna Llancanelo, tirarnos al suelo para ver como remontan vuelo las innumerables especies de aves que alberga la reserva declarada sitio Ramsar por la comunidad ambientalista internacional debido a su alto valor ecológico es un privilegio.

Observar restos fósiles en la Cascada de Manqui Malal, caminar por senderos llenos de secretos, visitar los Castillos de Pincheira, montañas de arenisca que sirvieron de refugio a los gauchos y bandidos rurales que por problemas y desacuerdos con las leyes establecidas por la sociedad de la época dejaron huellas en la historia. Visitar los modernos centros de investigación científica, de convenciones y exposiciones, con equipamiento de última generación; el observatorio Pierre Auger, lugar de estudio de rayos cósmicos; los museos interactivos que muestran todas las etapas evolutivas del pueblo originario y la cultura de su gente es una enciclopedia viviente.

Todo está cerca, a pocos kilómetros de una ciudad que espera ansiosa para brindarse con la mejor atención a los visitantes.

Un consejo: no se vaya de Malargüe sin haber degustado unos de sus platos típicos que es tan famoso que hasta tiene su propia fiesta nacional, el delicioso chivo malargüino acompañado de un buen vino de esos que en Mendoza no faltan, escuchando tonadas y cuecas al calor de un fogón. Y por favor no deje de llevar una cámara fotográfica para registrar la belleza de paisajes que además de contar se deben mostrar.

Karina Prima
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