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 domingo, 25 de marzo de 2007  
Inundación. Los animales mueren ahogados o por enfermedades en los puestos de embarque o en los corrales
La mortalidad de hacienda en las islas alcanza las siete mil cabezas
Inundación. Los animales mueren ahogados o por enfermedades en los puestos de embarque o en los corrales Controlan las faenas clandestinas y el tráfico de carne riesgosa para el consumo humano

Lizi Domínguez / La Capital

Victoria.— La mortandad de ganado en las islas del distrito de esta ciudad sería de unas siete mil cabezas por la crecida del río Paraná, según estimaciones de la Sociedad Rural y la delegación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Se calcula que en los próximos 10 días, cuando concluya el operativo de evacuación de hacienda, el total estaría entre 12 y 15 mil vacunos muertos.

   “No pensábamos que se perderían tantos animales, pero las lluvias recientes, que totalizaron entre 300 y 350 milímetros, aceleraron la crecida. En febrero el río creció 57 centímetros y 112 en lo que va de marzo”, expresó el presidente de la Sociedad Rural de Victoria, José Carlos Basaldúa.

   Explicó que los vacunos “no sólo se mueren ahogados. Los que se están sacando están parados en el agua hace 10 días, por lo que contraen el pietín, una infección en las pezuñas. Cuando intentan subir a las planchadas de los barcos se niegan porque les duele y eso dificulta la evacuación. Los que logran salir están agotados y muchos mueren en el camino, en los puestos de desembarque o en los corrales”.



Faena clandestina. En este tipo de situaciones no faltan quienes se aprovechan de la crisis y con total negligencia consumen y hasta comercializan la carne de animales muertos en esas condiciones. El episodio de ese tipo más grave ocurrió la semana pasada, cuando en una calle pública, detrás del predio ferial de la Sociedad Rural donde se deposita provisoriamente hacienda procedente de las islas, y a pocos metros de la oficina del Senasa, aparecieron varios animales que fueron carneados parcialmente por extraños.

   Los vecinos se quejaron por el olor nauseabundo y el municipio intervino retirándolos. Funcionarios cuestionaron duramente a la Sociedad Rural y el Senasa por “inacción y desinterés ante esta situación”, a la que Basaldúa calificó como “pequeño detalle de descoordinación que no se repetirá”.



Denuncia. De todas maneras, el asesor letrado comunal, Héctor Marchesse, denunció penalmente el episodio. “Es de público conocimiento que al colocar a esos animales en la vía pública aparecen como ofreciéndose a la faena ilegal, contraria a las normas de sanidad, terminando en el consumo popular y colocando en grave riesgo a los consumidores y a quienes están cerca de ellos porque puede producirse una epidemia”, señaló.

   “Acá hay una responsabilidad social, y no tengo la menor duda en calificarla de criminal. Ahora quedará en manos de las autoridades judiciales establecer las medidas punitivas que correspondan”, expresó el secretario de Gobierno victoriense, Víctor Sanzberro.



Controles. La comuna de Victoria debió intensificar los controles a través de la Delegación de Islas y el Puerto de Fiscalización para evitar faenas clandestinas y el tráfico de carne riesgosa para el consumo humano, además de otras supervisiones con guardias permanentes como las que se realizan en los corrales municipales del puerto local y en los que se encuentran sobre las márgenes del enlace vial con Rosario.

   “Los barcos que traen a la hacienda llegan prácticamente con los animales muertos y debemos requerir el apoyo del corralón municipal para realizar su desnaturalización. Hay un riesgo cierto sobre la higiene y las personas que están abocadas a estos controles permanentes, en los que interviene la policía”, apuntó.



Consumo. “La carne que no es inspeccionada bromatológicamente por el Senasa tiene dos riesgos para el consumo humano: que el animal haya muerto de una enfermedad infectocontagiosa —como el carbunclo, que puede ser letal para el hombre— o que esté contaminada por no haber sido desangrada, dado que la sangre se coagula en el cuerpo del animal y es un caldo de cultivo ideal para que crezcan bacterias como estafilococos, estreptococos o colibacilos, entre otras”, explicó Mario Juárez, veterinario y periodista victoriense.

   “El organismo de un vacuno que contrajo la enfermedad conocida como pietín seguramente está lleno de bacterias en sangre y de toxinas, lo cual produce intoxicaciones e inflamación hepática en aquellos que consumen esa carne, entre las consecuencias más leves”, agregó.
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Por parmanecer largo tiempo en el agua el ganado contrae una infección enlas pezuñas, conocida como pietín.

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