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 domingo, 25 de marzo de 2007  
Historias de vida de dos nietas recuperadas por las Abuelas

Rodolfo Montes / La Capital

María Victoria Moyano nació en El Pozo de Banfield (uno de los tantos centros clandestino de detención de la dictadura) en agosto de 1978. Convivió con su madre sólo 8 horas. Las primeras 8 de su vida. Hoy tiene 28 años, una hija de 4 años y escasos 50 kilos. Ayer marchó a Plaza de Mayo en otro aniversario del golpe militar del 76. Lo hizo llevando con fuerza una bandera para exigir justicia y verdad.

"Estoy muy orgullosa de mis padres", dice. Ambos fueron secuestrados el 30 de diciembre del 77. Vicky estudia abogacía, trabaja en el Registro Nacional de las Personas de Capital Federal y da charlas en colegios y en distintas instituciones sobre la tragedia que vivió Argentina entre 1976 y 1983.

-¿Qué decís en las charlas?

-Fui aprendiendo. Al principio terminábamos todos llorando. Ahora ya no, no es la idea. La idea es ofrecer una explicación política de lo que realmente sucedió en Argentina por aquellos años.

Jimena Vicario, nieta de la rosarina Darwiña Gallicchio, integrante de Abuelas de la Plaza de 25 de Mayo, empezó la secundaria en el muy rosarino Normal 3, a los 13 años, cuando recién había retornado a la ciudad de sus padres.

"No entendía nada, estaba perdida", recuerda Jimena, quien nació en el Hospital Italiano de Rosario y vivió 8 meses en la ciudad, hasta que su madre viajó a Buenos Aires con ella en brazos en busca de un pasaporte salvador. Se metieron en la boca del lobo. La gestión falló y derivó en el secuestro y la desaparición definitiva de su madre. Jimena fue a parar a la Casa Cuna de Capital Federal, y luego a una adopción plena que, sin embargo, tuvo un punto oscuro. Nadie investigó cómo ni por qué esa beba de 8 meses llegó ahí, a la puerta de la Casa Cuna, abandonada.

"Cuando supe de mi historia el juez me restituyó a Rosario, a vivir con mi abuela. Tenía 13 años y me costó mucho adaptarme, integrarme. Viví dividida entre la semana y el fin de semana, que era cuando me volvía a Buenos Aires y visitaba a mi madre de crianza", memora Jimena, con encantadora fogosidad de palabras a La Capital, en un café del barrio porteño de Villa Urquiza.

-María Victoria, ¿qué pedís en un nuevo aniversario del golpe?

-Que encuentren y abran los archivos de la dictadura. Y también que detengan a más represores. Son muy pocos los detenidos.

Jimena, en cambio, prefiere no ir a los actos que se realizan los 24 de marzo, y toma distancia de la posición militante de los organismos de derechos humanos. "Hubo desaparecidos desde antes de marzo del 76. El golpe militar tuvo apoyo de la sociedad", desafía.

"Yo quería estudiar veterinaria -recuerda Jimena de su etapa rosarina-, pero hasta los 21 años fui NN, no tuve documento de identidad. La guarda la tenía la jueza, que no me permitía vivir sola en Casilda, pero mi abuela tampoco se podía mudar a Casilda", dice.

Por entonces rotó por distintas facultades de Rosario: Comunicación Social, Psicología y Publicidad, entre otras. Luego de emanciparse terminó retomando su intención inicial: ingresó a Veterinaria (en 2001), aunque en la Universidad de Buenos Aires. "Siempre me sentí porteña y siempre quise volver acá", se sincera.

-¿Tu etapa en Rosario te sirvió para elaborar el corte entre tu vida hasta los 13 años y lo que vino después?

-(Jimena) Yo no hablo de corte de una vida y de otra vida. Más bien hablo de distintas etapas. Fue lo que me tocó. Ahora siento que no me sacás de la Capital. El lugar de uno es donde pasás la infancia. El barrio, la plaza... Yo perdí un nombre, una fecha de cumpleaños y una madre, hasta ahí todo bien. Pero el desarraigo de Buenos Aires, irme a vivir al interior, ya fue mucho para mí.

-(María Victoria) Para mí fue un cambio tremendo cuando me encontré con mi historia. Cambiaron mis amigos, mis lugares, mi forma de ver la vida; todo. Hubo un antes y un después. Empecé a tener otros problemas.

-Pareciera que el costo de descubrir tu verdadera historia fue importante.

-(Jimena) No evalúo si gané o perdí. Conocí mi nombre, mi apellido, mis padres, mi familia, mi fecha de nacimiento y mi historia, y estuvo bien porque era lo que tenía que ser.

Stella Maris Gallicchio y Juan Carlos Vicaria -los padres de Jimena- eran estudiantes de psicología en Rosario y tenían un local de bisutería en una galería del centro de la ciudad. El 5 de febrero de 1977 ambos fueron secuestrados casi a la misma hora. Ella en Buenos Aires por la Policía Federal y él en Rosario por la policía santafesina.

-¿Cuál fue tu piedra de toque, lo que te permitió luchar y continuar con tu vida a pesar de todo?

-(Jimena) Darme cuenta de que estaba sola. Durante el largo proceso judicial cada uno cuidaba su parte. Entonces me dije: "Algo tengo que hacer para seguir viviendo". Desde ese momento decidí hacer la mía, como pude.
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Vicky y Jimena viven hoy en Capital Federal.

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