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 domingo, 25 de marzo de 2007  
Ultimas postales de la interna

Mauricio Maronna / La Capital

La cuenta regresiva ha comenzado para los partidos políticos santafesinos. Pese a que apenas falta una semana para el cierre de listas, aún resta proclamar precandidaturas, abrochar acuerdos y, lo más importante (pero que a los dirigentes poco les interesa), definir un programa mínimo que entusiasme a los ciudadanos independientes que, obligatoriamente, deberán ir a las urnas cuando amanezca julio.

Todo análisis político que intente escapar de la inmediatez, la charlatanería y las operaciones cruzadas necesariamente debe nutrirse del contexto y los antecedentes para proyectarse hacia lo que vendrá. Entre Ríos (casi el patio trasero de Santa Fe) le dio un rotundo apoyo al PJ, con un gobernador electo que tuvo como padrino desde hace más de dos años al gobernador Jorge Busti.

No puede decirse que la provincia mesopotámica esté mejor administrada que la bota ni que el actual mandatario de ese Estado pertenezca a la nueva política. Lo que hizo Busti fue pasear a Sergio Urribarri, ministro de gobierno, como su candidato, convencer a Néstor Kirchner que lo mejor para la Casa Rosada era no involucrarse en la pelea comarcal pese a las simpatías con otro postulante y recordar la pésima gestión del radical-aliancista Sergio Montiel hasta el 2003. ¿Resultado? El oficialismo ganó por nocaut.

La lección entrerriana reprodujo lo sucedido en otros territorios, marcados a fuego por la misma lógica: victorias oficialistas. En febrero, en Corrientes, el gobernador radical, Ricardo Colombi, se impuso en las elecciones a convencionales constituyentes; promediando marzo Brizuela del Moral retuvo la Gobernación catamarqueña para el Frente Cívico. Si técnico que debuta gana, oficialismo que se presenta a comicios no pierde. Al menos hasta ahora. El probable quebranto de esa máxima es lo que desvela al justicialismo santafesino que, salvo deserciones de último momento, se apresta para la primera gran batalla.

También está a punto de perder a uno de los tres mosqueteros, el rafaelino Omar Perotti, quien se diluyó en la interna por una campaña indescifrable y una billetera raquítica a la hora de conquistar aparatos y cuestiones de marketing. El intendente de la Perla del Oeste es ¿o era? un buen candidato, con experiencia de gobierno y amplio conocimiento de los pro y los contra de la provincia. Billetera mata galán. Salvo a Carlos Galán, el empresario que secundará a Rafael Bielsa.

El ex jefe del Palacio San Martín y Agustín Rossi tendrán que esforzarse al máximo para conseguir la presea: representar al peronismo y lograr festejar en el poder las bodas de plata. Bielsa definió que un extrapartidario lo acompañe en su fórmula al tiempo que el presidente del bloque oficialista de Diputados reanaliza la conveniencia de llevar un extra-PJ o sumarle más peronismo al binomio. Nadie quiere cerrar las listas antes de tiempo, sabedores de que el libro de pases puede dar sorpresas de último momento.

Si se sale de la vorágine de nombres y especulaciones, la realidad local ofrece datos que convocan a la sorpresa. Por ejemplo, confirmar lo que hace tiempo se escribió en estas páginas: el Frepaso se convirtió (pese al estrepitoso fracaso de su paso por el gobierno encabezado por Fernando de la Rúa) en una agencia de colocaciones clase A.

Veamos. Hermes Binner, primero en intención de voto, integró esa fuerza. Pero Bielsa y Rossi, sus eventuales competidores, también pasaron por el semillero liderado por Carlos Chacho Alvarez. Otra rara paradoja indica que el precandidato a intendente de Rosario por el rossismo, Juan Héctor Sylvestre Begnis, fue postulante a la vicegobernación en la fórmula radical encabezada por Luis Changui Cáceres. Y más: Carlos Paulón fue el número dos de Binner en las elecciones del 2003, después de haber sido funcionario reutemista y duhaldista. "Todo está muy rápido acá", cantaría el grupo Divididos.

La lista del Frente Progresista a diputado provincial tiene muchos más apellidos que los 28 casilleros a ocupar. Al ARI le ofrecieron cuatro espacios pero pugna por un quinto. Alicia Gutiérrez, Pablo Javkin, Antonio Riestra, Verónica Benas y Aldo Strada serían los nombres, además de un hombre del interior. El PDP se embriaga con los tres ofrecimientos (muchos más de lo que esperaba); Marcelo Brignoni se ganó el lugar por haberse convertido en un cruzado binnerista y los radicales frentistas (10 o más) también. Se animaron a cruzar el charco y desafiar a la nomenclatura partidaria. ¿Qué pasará con el Partido Comunista, la Federación Agraria, el Grupo Pampa Sur, encabezado por la bravía María del Carmen Alarcón? Solamente lo sabe Binner, el gran elector.

Mientras, los radicales de sigla y escudo atraviesan una situación inédita. Alicia Tate, muy buena legisladora y excelente dirigente, se enteró de que había sido designada gobernadora al leer, el viernes, La Capital. La mujer estuvo al borde de un ataque de nervios: se siente usada por quienes la ungieron sin consultarla, pero también porque ha logrado el aval de casi la totalidad de los radicales que decidió no sumarse al Frente Progresista. Está entre la espada y la pared.

Al tiempo que barrunta la decisión, el comité provincial ya emitió un comunicado donde confirma su postulación, acompañada por Juan Carlos Millet, y anticipa que, mañana, sacará a la luz la ya mítica acta constitutiva del frente que, dicen los muchachos de boina blanca, los socialistas han violentado.

Las internas dentro de las internas, los plenarios en cadena y las reuniones partidarias entusiasman al santafesino común casi tanto como las trasnoches de Canal 7. De ahora en más lloverán sondeos sobre los medios (casi todos pagos por los sectores en pugna) que repetirán la lógica de años anteriores: desconocimiento de las diferentes realidades de la provincia según el sector geográfico al que pertenezcan, el caudal decisorio de electores de Rosario y Santa Fe para inclinar la balanza y el peso de los aparatos, crucial para la parada que se avecina.

Binner no se correrá una línea de su discurso propositivo hacia el presidente Kirchner, y el primer mandatario se abrazará a los sondeos que marcan un alto grado de aceptación hacia su figura entre los votantes del Frente Progresista. Ante esta realidad, el gobernador Obeid deberá redoblar esfuerzos para comprometer al presidente en la campaña del peronismo cuando la interna haya pasado y dejar de lado los mensajes ambivalentes que llegan de Alberto Fernández. Sin embargo, lo que diga el jefe de Gabinete (algo a lo que recurren habitualmente los justicialistas) no tendría que ser contradictorio a la opinión del gran hermano pingüino, al fin el jefe de todos los jefes.

Nadie se imagina al gobernador santafesino rebelándose contra Kirchner como sí lo ha hecho José Manuel de la Sota: harto de la falta de apoyo hacia su delfín, Juan Carlos Schiaretti, decidió partir hacia Estados Unidos el mismo día en que el poder central desembarcó en Córdoba para repudiar el golpe de Estado de 1976.

El viernes por la noche una altísima figura del PJ provincial se lamentó ante este diario. "¿Usted se dio cuenta? Con ley de lemas ya estaríamos cantando victoria; la oposición nos corrió mediáticamente con un 4 de copas...".

Demasiado tarde para lágrimas. Ahora tendrán que aprender el nuevo reglamento.

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Bielsa, Galán, Rossi y Perotti.

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