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 domingo, 25 de marzo de 2007  
"En casa cocina mi esposa"
El chef Guillermo Calabrese defendió la hamburguesa,"aunque no para todos los días"

Silvia Lo Presti / La Capital

Cualquiera podría pensar que Guillermo Calabrese no permite que nadie ingrese a la cocina de su casa y que denostaría la hamburguesa. Sin embargo, la realidad dista mucho de ser la imaginada, ya que el director de la Escuela de Cocineros Gato Dumas y asiduo integrante del staff del canal Gourmet, confesó que en su casa cocina su mujer y que le encantan los menúes de comidas rápidas. El hombre que sigue los pasos de uno de los personajes más emblemáticos de la gastronomía autóctona, creador de uno de los institutos de formación más prestigiosos del país, habló con Mujer sobre sus gustos y aconsejó a las jóvenes “hacer un curso para aprender a cocinar”.

Con sedes en la ciudad de Buenos Aires, Pilar, y Rosario, la Escuela de Cocineros Gato Dumas se propone ahora diversificar la oferta educativa extendiéndola a otras áreas relacionadas, tales como management gastronómico, organización de eventos, hotelería y turismo, todo de la mano del crecimiento económico y del auge de actividades vinculadas a los servicios en general.

“La nena que quiere empezar a cocinar y nunca vio a la madre hacerlo, lo mejor es que haga un curso de cocina antes que sentarse a ver un canal dedicado al tema”, aconseja sin dudarlo, porque según opina, “la gente que consume gastronomía por televisión no termina haciendo nada de lo que ve”. Prueba de esto es la cantidad de gente que se inscribe a los cursos breves y a las carreras de formación para profesionales. “Ahora está la posibilidad de aprender en una clase”, afirma.

El “boom” de la gastronomía no sólo abarca a los argentinos, ya que según Calabrese, son numerosos los jóvenes latinoamericanos que vienen a estudiar al país. “Les cuesta menos dinero y reciben una educación de excelencia”, dice.


Conquista por el estómago
Para el cocinero, “cuando el joven o la joven están en epoca de conquista están dispuestos a esmerarse y vienen a aprender cocina con la intención de seducir al objeto de su amor con la comida”. Sin embargo, no son los únicos. También se acercan los hombres que se quedaron solos porque se separan o enviudan, y las mujeres que ya no saben qué hacerle de comer al marido. “Se aprende preguntando y equivocándose”, subraya.

Por lo general, lo más frecuente es que quienes prefieren ir sobre seguro, opten por la capacitación. “A los cursos viene gente que nunca entró a la cocina y no tienen la más mínima idea. Para cocinar primero hay que conocer la naturaleza de los ingredientes, y luego los métodos básicos de cocción (hervir, asar, fritar). Después, se trata de entrelazar los ingredientes con el método de cocción más adecuado”, simplifica.

En cuanto a sus preferencias a la hora de comer, si bien aclaró que le “fascina” la hamburguesa de Mac Donalds, “aunque no para todos los días”, dijo disfrutar más de los platos sencillos.

“Estoy cansado de las cosas raras —dice—, además, ando todo el día rodeado de comidas, probando y cocinando. Por eso cuando llego a casa, la que cocina es mi mujer. Ella es consciente de que es un desastre, pero no le digo nada”, apunta sincero.

En cuanto al menú adecuado para los más chicos, dijo que lo conveniente es que coman variado, limitando las cantidades.

"No está mal comer una milanesa con papas fritas, lo que no hay que hacer es comer cuatro. Lo mismo pasa con la salchicha con puré, son una buena opción, pero no para todos los días”, enfatiza el cocinero.


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