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 domingo, 04 de marzo de 2007  
Irán busca estrechar vínculos con Arabia Saudita, un aliado de EEUU
El presidente iraní visitó por primera vez a su poderoso vecino, líder de la mayoritaria rama sunita del islam

Ryad/ Teherán. - Irán y Arabia saudita, dos pesos pesados de Medio Oriente y líderes, respectivamente, de los musulmanes shiítas y sunitas, mantuvieron ayer una cumbre en la que acordaron combatir las luchas sectarias entre esas dos ramas del islam en Irak y Líbano.

El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad realizó ayer su primer viaje oficial a Arabia Saudita, aliado estratégico de EEUU, a su vez archienemigo de la república islámica que preside. El iraní se reunió con el rey Abdullah y su gabinete en el mismo aeropuerto de la capital saudita, Ryad. Posteriormente, en un comunicado oficial saudita, se afirmó que ambos países buscarán suprimir la hasta hoy imparable violencia entre sunitas y shiítas en Irak, y que también procurarán estabilizar el Líbano, amenazado asimismo por crecientes enfrentamientos entre los movimientos políticos de esas dos comunidades islámicas.


Cambio de estrategia
Las visitas de Estado a países como Venezuela Nicaragua o Bolivia no han servido de mucho al presidente Ahmadineyad Sus críticos opinan que problemas como la disputa nuclear o la situación en los territorios palestinos Irak y Líbano deben solucionarse con los vecinos y no desde América latina Por eso los observadores consideran que la visita cumplida ayer por el shiíta Ahmadineyad al reino sunita de Arabia Saudita tiene una importancia geopolítica enorme

Ahmadineyad ha subrayado muchas veces que "los enemigos del islam" buscan sembrar la "desunión entre los musulmanes". Al mandatario persa no le interesa la discordia entre las distintas sectas islámicas, shiítas y sunitas. Ahmadineyad no puede permitirse de ningún modo encasillarse como el inconformista persa shiíta dentro de la mayoría sunita que domina en el mundo árabe y musulmán.


Raza más que religión
La raza es mucho más importante que la religión los árabes especialmente los sauditas no consideran a Irán ni a los iraníes como sus semejantes y por eso los califican de ayam afirma un politólogo en Teherán Ayam significa literalmente que no habla árabe pero se utiliza más bien para extranjero

Además, los sauditas, al igual que otros muchos países árabes, no quieren un modelo de Estado teocrático como el de Teherán.

Sin embargo, la situación actual obliga a ambos países -al menos a corto plazo- a dejar a un lado sus diferencias religiosas y raciales. En Irak se está desencadenando una guerra civil-religiosa entre la mayoría shiíta y la minoría sunita que ninguno de los dos bandos ganaría.


Hezbolá y Hamas
En Líbano en tanto crece la influencia del movimiento radical shiíta Hezbolá controlado por Teherán Pero al mismo tiempo los palestinos prefieren solucionar sus diferencias en La Meca pese a la ayuda financiera concedida por Teherán al gobierno del también islamista Hamas los palestinos son sunitas

También el polémico programa nuclear iraní preocupa a Arabia Saudita y los otros países del Golfo. Aunque los árabes afirman que Irán tiene derecho a desarrollar tecnología nuclear con fines civiles, de acuerdo con el Tratado de No Proliferación Nuclear, ningún líder árabe quiere ver una bomba atómica en manos de los "ayams" iraníes.

En el caso de que la ONU imponga nuevas sanciones a Irán por su programa nuclear, Teherán no descarta que se produzca una crisis petrolera. No obstante, los expertos opinan que en una situación así los sauditas podrían llegar a controlar la crisis aumentando su producción de crudo. Arabia Saudita es el mayor exportador mundial.

Teherán es consciente de que, en caso de emergencia, Ryad se posicionará a favor de Occidente. Pero pese a los beneficios financieros y la lealtad política, los sauditas prefieren evitar más tensiones en el golfo Pérsico, especialmente en el estrecho de Ormuz, la ruta internacional para la exportación de petróleo que Irán podría cerrar en caso de guerra.

"Ahmadineyad considera que Irán y Arabia Saudita son dos pilares esenciales en el mundo islámico; su visita muestra la estabilidad de esos pilares", dijo un diplomático árabe en Teherán.

Ahmadineyad se vio obligado a cambiar su populismo por el tacto diplomático con los sauditas, ya que además de la política y el petróleo, el peregrinaje a La Meca tiene una importancia enorme en su país. Más de 80.000 iraníes emprenden cada año el peregrinaje hacia La Meca y hay millones de peregrinos de distintas naciones que ya se han registrado para el año que viene. Ninguno de ellos perdonaría que las diferencias políticas obstaculizaran la visita a "la casa de Alá". l (DPA y Reuters)
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El presidente iraní al llegar a Ryad.

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