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 martes, 19 de septiembre de 2006  
Las legendarias anécdotas del Pulpo Negro
El particular vínculo de amistad tejido entre el preso que se quería quedar a vivir y sus guardiacárceles

Más de 400 presos inundan hoy la penitenciaría sanrafaelina, pero sin embargo hay quienes la sienten vacía. Son los guardias del penal que con los años entablaron una entrañable relación con el Chileno, Oscar Cubillos, el preso que se hizo famoso por no querer irse de la cárcel y que finalmente salió libre el fin de semana al cumplir su condena.

Desde el director, Félix Ayúb, hasta los agentes penitenciarios rasos, todos tenían con el Chileno una relación que por distintos motivos superó largamente el habitual trato preso-guardia.

Es que a pesar de ser un hombre al que había que respetar, el Pulpo Negro, como se lo conocía dentro del penal, armó un pequeño grupo de amistades en quienes confiaba y por quienes incluso llegó a llorar tirado en la cama cuando alguien le dijo que uno de ellos había muerto.

"Un día llego y apenas entro me dicen que lo vaya a ver que estaba dele llorar porque alguien le había dicho que yo me había muerto. Cuando me acerqué a la celda lo vi sentado llorando y con las manos en la cabeza; cuando me vio pegó un salto y me dijo: «¡Hey, está vivo!»", cuenta Víctor Hugo Molina, alcaide y jefe de Seguridad Interna de la cárcel.

Molina forma parte del grupo que más contacto tenía con Cubillos, que también integran el oficial adjunto principal Alberto Chavero y el suboficial José Carballo. A los tres también los une otro detalle: al hablar del viejo Cubillos los ojos delatan una emoción más expresiva que las propias palabras. En la charla Chavero agrega que "ya se lo extraña, todas las mañanas cuando entraba a trabajar lo iba a ver. Le traíamos ropita para que se bañara, afeitara y se cambiara; a veces para lograrlo le teníamos que decir que lo debíamos llevar a tribunales". Los chistes eran un puente que consolidaba esta particular relación entre el preso que no quería irse (como tenía más de 70 años la ley le concede el beneficio de la prisión domiciliaria, al cual este hombre de 88 años no quiso acceder) y los guardias.


"Guarden las vacas que sale el Pulpo"
En las horas previas a que cumpliera su condena y finalmente se fuera asistido por un hijo, el oficial le dijo que en el diario iba salir en la tapa el título "Guarden las vacas, que sale el Pulpo Negro", a lo que se apresuró a responder "¡No, si yo nunca he robado vacas!".

José Carballo, encargado de mantenimiento, admira "la voluntad que tenía para trabajar" y cuenta que se conocía el horario de los relevos de la guardia y a sus amigos los esperaba a las 4 ó 5 de la mañana con un mate. "Lo extrañamos, ojalá que dure con el hijo, hay que saberlo llevar; no molesta a nadie pero a veces le gusta estar solo", dicen, dejando el interrogante sobre la posibilidad de que Oscar Cubillos, el preso que no se quería ir, un día de estos quiera volver. El Chileno también es recordado en Tribunales de San Rafael, donde un ex integrante revela que el día que le leyeron la sentencia de 18 años por homicidio, Cubillos se levantó y le dijo al juez: "Déle nomás guatón, échele años a paladas, total no los va a cumplir usted".

Una vez hizo uso de la chance de cumplir su condena en su casa. Se fue a vivir a Río Negro donde una hija le preparó un departamento y una porción de tierra para que cultivara, pero al tiempo, por motivos desconocidos, Cubillos decidió volverse a la cárcel de San Rafael.


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