BARRIO LUDUEÑA

Nuevo reclamo de vecinos por medidas de seguridad

Los habitantes del barrio Ludueña están dispuestos a no dar tregua en la batalla que libran contra la inseguridad. La tarde de ayer se reunieron nuevamente en el cruce de Humberto 1º y el pasaje Madrid, un sitio casi emblemático a partir del violento asalto a una pollería en el que resultó baleada Griselda Di Giácomo, una chica de 25 años que hoy es el emblema de la lucha que llevan adelante los vecinos.

Desde entonces, el clamor de la barriada se repitió casi a diario con el corte de calles y las vías de Carriego al 400, por donde transitan habitualmente los trenes de la empresa Nuevo Central Argentino (NCA). También hicieron oír sus reclamos para que el municipio realice la apertura de calles y, de esta manera, los colectivos del transporte urbano de pasajeros "entren" al barrio.

Ante las demandas para que terminara la ola de robos y arrebatos, el gobierno provincial respondió con lo que definió como saturación policial. Entonces, cientos de móviles y uniformados comenzaron a patrullar las calles.

Sin embargo, no fueron las únicas demandas. También se quejaron por las demoradas maniobras de las formaciones de la empresa ferroviaria NCA porque facilitan los robos y el rápido escape de los ladrones. En esta cuestión, recibieron una buena noticia: se acordó con la empresa NCA, luego de una reunión en la Defensoría del Pueblo, la apertura de las calles República Dominicana y Felipe Moré. El proyecto podría concretarse, según dijeron algunos vecinos, en el término de 60 días.

A las 19 de ayer, unos cincuenta vecinos se congregaron en el cruce de Humberto 1º y el pasaje Madrid. La mayoría de ellos sostenían en sus manos una vela encendida mientras que otros levantaban pancartas que resumían sus demandas.

Entre quienes encabezaban la protesta estaban Griselda Di Giácomo y su mamá Clara. La madre de la chica baleada mostraba entereza, pero el dolor de Griselda todavía es indisimulable. "Yo tengo más coraje que antes a pesar de que el tipo que disparó el balazo que hirió a mi hija se pasea por el barrio como si nada hubiese ocurrido", afirmó Clara.

En cambio, Griselda recordó con los ojos brillosos por el llanto el episodio en el que un proyectil le atravesó un pulmón. A su lado, una mujer anunciaba que no iban a cejar en "su lucha" para que mejoren las condiciones en que se desenvuelve la vida cotidiana en el barrio. "Queremos transporte público y la apertura de calles", clamaba, aunque reconoció que "estaban conformes" con la respuesta brindada por el gobierno de la provincia. "Después de la reunión que tuvimos con Fernando Rosúa (director de Seguridad Comunitaria) la policía patrulla más y disminuyó la cantidad de delitos", dijo la mujer.

La vecina hacía referencia a la iniciativa lanzada por el funcionario provincial que fue explicada por Rosúa como "la posibilidad de que las instituciones interesadas puedan tener un espacio de participación en el diseño de políticas a largo plazo en materia de seguridad que no necesariamente tengan que ver con una intervención policial".

Unos 50 vecinos se reunieron anoche en Humberto 1º y pasaje Madrid.