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 domingo, 26 de febrero de 2006  
[Lecturas]
Una ética del eros

Filosofía. Discusión sobre el pecado, de Georges Bataille y otros. Traducción: Américo Cristófalo y Hugo Savino. Paradiso Ediciones, Buenos Aires, 2005, 119 páginas, $ 22.
"Discusión sobre el pecado" es una gran muestra de pensamiento vivo, en el sentido más literal. Se trata de una de las tantas reuniones de intelectuales afincados en París durante la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar el 5 de marzo de 1944, cuando en casa de Marcel Moré, se vieron las caras algunos de los pensadores más importantes del siglo XX europeo: entre ellos, discutiendo con Georges Bataille, se encontraban filósofos como Jean-Paul Sartre, Jean Hyppolite, Pierre Klossowski y Maurice Merleau-Ponty, y narradores y ensayistas como Maurice Blanchot y Raymond Queneau, además de hombres y mujeres ligados al pensamiento filosófico y religioso, a la literatura y al teatro.

En esta sesión, se discute una ponencia de Georges Bataille cuyo origen es un capítulo de una obra de su autoría. La obra se titula "Sobre Nietzsche", y el capítulo en cuestión explora las posibilidades de una "Moral de la Cima" pero a partir del propio cristianismo. Bataille rescata y resignifica el pecado y la mística cristianos desde un punto de vista nietzscheano y, creo muy pertinente aclarar, no ensaya una lectura cristiana de Nietzsche. Si bien puede parecer un juego de palabras, no lo es en lo más mínimo. ¿En qué consiste entonces esta visión nietzscheana del cristianismo? En explorar una veta del propio Nietzsche que ha sido dejada en la penumbra: a pesar de los crudos ataques del filósofo a la moral judeo-cristiana, encontramos desperdigados por su obra ciertas reflexiones que ponderan alguna que otra concepción de esa moral.

Bataille intenta mostrar que tanto el pecado como la vivencia místico-religiosa cristianas son experiencias estéticas-extáticas que superan la moral de la decadencia. La moral de la cima consistiría en la concepción esbozada en la Genealogía de la Moral, esto es, sostener dos morales: la de los fuertes y la de los débiles. Más allá de las acusaciones de racismo biologicista o proto-nazismo, se trata, por un lado, de una ética donde el eros va hasta sus últimas consecuencias, la desgarradura del ser, la propia muerte; por el otro, tenemos una moral del cálculo para la autoconservación, la economía de las fuerzas, la regulación interesada del eros.

Si bien el propio Bataille admite que su tesis tiene algunos puntos no desarrollados como a él le hubiese satisfecho, resulta muy interesante no sólo su desenvoltura en la discusión, sino también su honestidad y, más que nada, esta puesta en escena de un pensamiento vivo, sin pretensión de sistema. Más que una tesis, una hipótesis de trabajo.

El punto fuerte de este breve texto es la apuesta de pensar una ética del eros desde sus condiciones de posibilidad históricas. Sólo es posible la ética nietzscheana a partir de cierta comprensión histórica; es decir, una comprensión desde la cultura judeo-cristiana, puesto que a ella pertenecemos y desde ella (y sólo desde ella) pensamos y podremos pensar. Nuestro concepto de bien y de mal, mal que nos pese, nos constituye y nos limita.

No es posible que el cristianismo perezca repentinamente, como Nietzsche había enunciado sin más. Perecerá, es cierto, pero, al igual que con la Metafísica, pensando junto con Jacques Derrida, habrá que destruirlo desde adentro. Así como cuando queremos atacar a la Metafísica no tenemos otra opción que hablar en su propio logos, lo mismo nos sucede cuando queremos hablar de una ética no cristiana, afirmativa y no reactiva: tenemos que hablar desde su lenguaje, desde sus culpas y su voluntad de renunciamiento; no existe otra alternativa. Pensar que sea posible una ética no-cristiana ex-nihilo es como pensar que la Historia no nos somete a sus designios.
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