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 domingo, 26 de febrero de 2006  
[Historieta] - "El eternauta", otra vez en los quioscos
Cuadros de una larga marcha
La gran aventura retorna con una nuevo capítulo por entregas. Solano López, su dibujante, adelanta la historia y analiza al personaje

Osvaldo Aguirre / La Capital

"He dibujado todo tipo de historias y aventuras -ha dicho Francisco Solano López-. Pero hay una que me ha marcado para siempre: «El Eternauta»". Y no sólo a él, que la creó junto al gran guionista y escritor Héctor Germán Oesterheld. También a sucesivas generaciones de lectores, que siguieron las peripecias del personaje desde su aparición o a partir de sus reediciones, y que ahora podrán conocer nuevos capítulos de la gran obra de la historieta argentina, cuando llegue a los quioscos el segundo libro de la serie "El regreso".

"El Eternauta" apareció por primera vez en 1957, en la mítica revista Hora Cero. Un viajero en el tiempo llamado Juan Salvo llegaba desde el futuro, un futuro próximo, para contar la historia de una invasión extraterrestre. Los hechos comenzaban con una nevada que se abatía sobre Buenos Aires y mataba por simple contacto. Juan Salvo estaba entonces en su casa de Vicente López, con su mujer, Elena, y su hija, Martita, y un grupo de amigos con los que jugaba al truco. Este núcleo de personas comunes debía hacer frente al acontecimiento extraordinario.

La historia tuvo una remake en 1969, con ilustraciones de Alberto Breccia, interrumpida por la propia editorial (en la revista Gente) y una segunda parte, nuevamente dibujada por Solano López en 1976. En ambos casos, Oesterheld imprimió una fuerte impronta política a los guiones, en correspondencia con su militancia en Montoneros, por la cual fue secuestrado y desaparecido durante la dictadura militar, al igual que sus cuatro hijas.

Solano López (Buenos Aires, 1928) define "El regreso" como la auténtica continuación de la historieta, ya que a diferencia de la versión publicada entre 1976 y 1977 retoma los interrogantes y cuestiones pendientes que dejó la serie original. "En el final de la primera parte -dice-, los personajes pierden contacto entre sí y cada uno va a parar a una dimensión diferente. Juan Salvo termina en el Continuum 4 y de la hija y de la mujer no se sabe nada. Ambas quedan en una situación desconocida para el lector que se va dilucidando, respecto a Martita en la primera parte de «El regreso» y a propósito de Elena, hay alguna pista que deja abierta la posibilidad de iniciar una búsqueda, que es lo que estamos haciendo ahora con Pablo Maiztegui", el autor de los guiones.

El primer libro de "El regreso" se publicó en la Argentina hace tres años, en una serie por entregas, y tuvo como protagonista a Martita, quien había sido adoptada por uno de los invasores, los Manos, por otra parte los dueños del mundo.

Martita se contacta entonces con el científico Favalli, uno de los grandes protagonistas de la saga, ahora integrante de un grupo de resistencia que prepara el regreso de Juan Salvo a la Tierra. "Como consecuencia lógica se plantea el interrogante de qué habrá pasado con la esposa de Juan Salvo. En uno de los capítulos se menciona una lista de prisioneros en Ushuaia, donde figuraba su nombre. Basado en eso empieza una investigación. El primer bloque, de 96 páginas, transcurre en Buenos Aires y en el segundo hay un cambio de escenario", adelanta Solano López.

"El Eternauta" se publicará a partir de marzo en fascículos mensuales de 32 páginas, "de las cuales la mitad va a ser para la continuación de la historia y la otra mitad para la reedición de algunas historietas, para que los aficionados conozcan otras historias de la época en que «El Eternauta» se publicó por primera vez".

La primera historieta recuperada será la serie de ciencia ficción "Los marcianeros", que apareció originalmente en la revista Super misterix, en 1962, con guiones de Oesterheld y dibujos de Solano López. "Al mismo tiempo es una prueba de fuego, para ver qué vigencia puede conservar ese material del que todo el mundo habla pero nadie conoce más que por referencias periodísticas", dice el dibujante.

En el prólogo a la edición de 2003, Solano López sostuvo que la invasión extraterrestre podía ser vista como una alusión al imperio "de las finanzas internacionales". La historia de Martita -una chica que había sido apropiada por un enemigo de su padre- recordaba a su vez el drama de los hijos de desaparecidos. Ahora, el juego con la actualidad "se mantiene como trasfondo, hay una vuelta de tuerca en la situación dramática en que se puede encontrar una sociedad que es víctima de manejos en los cuales su voluntad no interviene".


RESCATE EMOTIVO
Hacer "El regreso" significó el reencuentro afectivo de Solano López con "El Eternauta", después de las circunstancias que rodearon a la versión de 1976 y los problemas que surgieron posteriormente con los derechos de la historieta (dirimidos en un juicio entre familiares de Oesterheld y Solano López, de un lado, y Ediciones Record, que publicó aquella continuación, del otro) y una versión apócrifa, difundida de forma anónima en 1981.

"Hay que tener en cuenta dos aspectos -dice Solano López-. Uno, lo que pasó específicamente con la historia de «El Eternauta» y el fracaso económico de la editorial Frontera, que significó el desmembramiento del grupo original de dibujantes original. Todo eso se combina con que Oesterheld inició una militancia política. Uno de mis hijos, Gabriel, también comenzó una militancia, que le originó una situación de peligro de muerte que yo conjuré llevándolo a España".Solano López vivió veinte años en el extranjero, primero en España y después en Brasil.

"A mediados de los años 70 -sigue-, tenía a Héctor como argumentista militante de la historieta que habíamos hecho juntos y a Ediciones Récord tomando las riendas del manejo del personaje. Al ofrecerme la editorial continuar la serie, yo no estaba al tanto de la militancia de Oesterheld y tampoco sabía que iba a convertir la historieta en una metáfora de la revolución montonera. A eso se agregaba que tenía un hijo en situación de peligro. Era algo bastante conflictivo. Cuando pude irme del país, de lo que menos quería hablar era de «El Eternauta»".

Pero al regresar al país, "vi que «El Eternauta» se negaba a desaparecer. Fui acercándome y con la colaboración de Pablo Maiztegui, que ya estaba trabajando conmigo en Brasil, tratamos de recuperar la dirección del personaje, que se relacionaba más con la primera parte que con la de 1976".

Esa versión, en parte malograda por la alegoría política, "se puede interpretar como una de las derivaciones o vagabundeos cósmicos del protagonista, en donde él pierde contacto temporal con el tiempo real donde se desarrolló la primera aventura". Al año siguiente, cuando la historieta seguía publicándose en la revista Skorpio, Oesterheld pasaba a ser una de las víctimas de la dictadura militar.

En la etapa actual, cuenta Solano López, "lo que hacemos es sumar los años que pasaron desde 1963, el momento de la invasión, hasta el tiempo real en que comienza la historia: sumamos unos cuarenta años y encontramos algunos recursos que expliquen, a través de la hibernación de los personajes, las edades de Martita y Elena, que aparecen como una muchacha de 20 y pico de años y una mujer de unos 40 y pico", respectivamente.

La vigencia de la historieta se explica a juicio de Solano López por varios factores. "El primero es el carácter inicial de la historia, la mezcla de lo cotidiano con la ciencia ficción. El protagonista es el dueño de una pequeña fábrica de transformadores, tiene su familia y sus amigos del barrio, con los que se junta a jugar al truco, y tiene sus hobbys en el altillo de su casa. Todo eso crea una situación típica de clase media, lejana hoy día, porque era la clase media que se vivía en la Argentina en los años 50".

La ambientación "le da un toque nostálgico y al mismo tiempo realista, y puesto en oposición al choque de la invasión, la nevada mortal, crea un impacto muy fuerte. A pesar de que después aparecen escenas fantásticas nunca se pierde el contacto con el diálogo cotidiano". Los personajes "no son héroes universales sino gente de barrio que tiene que enfrentarse con algo extraordinario".

La nevada con que se abre la historia proporcionó a su vez una imagen impactante, y perdurable. "El aspecto desolado de la ciudad simplificaba el tema -dice el dibujante-. La invasión se focalizaba con mayor fuerza, por ejemplo en el desamparo de los árboles desnudos, porque los vegetales también sufrían la mismo destino que los seres vivos, o en el blanco de la nieve contrapuesto a los cielos nocturnos. Todo eso tenía un carácter dramático que se transmitía al lector".

Para Solano López se trata en definitiva de "captar la continuidad de un personaje que los propios lectores reclaman, porque no se resignan a que desaparezca: esa es la motivación para continuar la historia".
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En el tablero. Solano López y dos viñetas de "El regreso".

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