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 domingo, 26 de febrero de 2006  
Panorama político
El carrusel de la oposición

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

La oposición santafesina está cavando su foso. Dependerá de que sepa llenarlo de ladrillos y convertirlo en cimiento de su propio crecimiento o en una trinchera en la que queden atrapados.

"Sin dar el primer paso, no verás el camino". La simpleza exponencial del viejo adagio lo hace útil casi para todos los dilemas humanos. Al fin y al cabo, se trata de una sutil exhortación al peligro que conlleva siempre una opción. Es decir, a asumir el riesgo de una definición. Y éstas en nuestro fuero interno nunca resultan tan difíciles de pensar como de llevar a la práctica. Generalmente sabemos lo que queremos y hacia dónde ir. Ese cómo hacerlo, es el que nos paraliza. Una vez resuelto, la voluntad quedará sujeta a las consecuencias que desate.

La construcción del poder político requiere, como el cimiento de un edificio, una serie de primeros pasos. Y al igual que sin el foso en que se asentarán los ladrillos, no habrá cimiento si no se aúnan voluntades, se logran consensos y se definen coincidencias. El Partido Justicialista aspira a celebrar las bodas de plata de su hegemonía en el poder, después de que Jorge Obeid, como sea, se las arregló para convertir a Santa Fe en una muestra palpable de que el dominio político sin solución de continuidad y la atomización de los adversarios no es una realidad privativa de Estados con sistemas de precaria institucionalidad, economías dependientes, niveles culturales bajos y tolerancia social elástica.


Querían y no pudieron
En 1987, Luis Cáceres exudó convencimiento pero fue Víctor Reviglio quien terminó subiendo las escaleras de mármol. Cuatro años más tarde, Usandizaga pensó igual y fue Reutemann el gobernador. Para entonces el PJ se había forjado una llave propia: la ley de lemas, y la oposición debió contentarse con velar junto a la fragua buscando el momento de deshacerla.

Sin embargo, como nunca antes la dirigencia opositora presiente estar más cerca ahora de forzar una alternancia democrática. Entiende además que a diferencia de otros momentos en los que se creyó en el umbral de la Casa Gris, esta vez cuenta con que el desgaste oficialista y los niveles de disconformidad social jueguen a su favor.

Ese momento ha llegado. Y quienes aspiran a desalojar de la Casa Gris al peronismo deben construir una estructura cuya solidez soporte la batida de quienes, como es lógico, se resistirán a la retirada. Y querer hacerlo, dicho está, no es lo mismo que lograrlo. Sin embargo, esta vez el conjunto opositor cuenta con un significativo avance: tener, aun antes que el oficialismo, definido a su principal candidato. Hermes Binner es, hasta ahora, el aspirante con mayor brillo en ese universo. Pero el Partido Socialista, donde la soterrada incidencia de las diferencias de opinión de sus dirigentes alimentó una interna que hizo contrapeso, carece del desarrollo que la empresa requiere. Binner necesita de aliados y ello implica opciones y condicionamientos.

La Unión Cívica Radical fue tradicionalmente el adversario con derecho en la provincia. Su falta de determinación dejó a este partido en la estocada. Una cosa es segura hasta para los propios radicales. Si el próximo gobernador no es peronista, con seguridad no ha de ser radical.

La UCR santafesina está subsumida en su coalición con los socialistas en el Frente Cívico y Social, a la que aporta su todavía formidable desarrollo territorial y su no menos significativa estructura, pero se halla impedida de conducir la alternancia por carecer de una figura rutilante. El dilema radical es cómo apropiarse de un eventual triunfo que en buena medida será causa de sus propios votos pero que instalaría en el poder a un socialista. Cómo diluir el regusto amargo que una victoria así tendría entre los suyos.

Esa discusión quedará suspendida entre los radicales hasta el 26 de marzo, fecha prevista para la interna en la que renovarán autoridades, si es que antes no logran un consenso. Pero no parece haber dudas ni entre los seguidores de Felipe Michlig (que aspira a ser reelecto presidente del comité provincial) o los del diputado nacional Alberto Beccani (quien disputa la conducción provincial) respecto a cuánto necesitan mantener su alianza con los socialistas. Tanto como a la necesidad de institucionalizarla creándole una conducción propia y una presencia pública que termine mitigando el predominio socialista que hoy tiene frente a los votantes.

Con la exitosa estrategia de marketing con que los socialistas explotan los costados más atractivos de su gestión en la Municipalidad de Rosario, poco les preocupan los radicales. Y estos últimos lo saben, por ello emitieron meses atrás un documento reclamando mayor equilibrio de protagonismo público. Los socialistas tienen la gestión de Rosario -que han sabido vender dentro y fuera de la provincia- y el candidato. Esto los pone en primera línea del mejor escenario que todo opositor busca: la polarización.

Hasta ahora los esfuerzos de todos los partidos, oficialismo incluido, por construir este año las chances que les permitan competir con éxito en el 2007 parten precisamente del convencimiento de que los comicios provinciales del año que viene, estarán polarizados entre Binner y candidato que el PJ presente.


Pocos afiliados, mucha fuerza
Esto hace que desde el ARI se admita con extrema cautela las conversaciones "informales" con los socialistas para sumarse al frente opositor. Pese a tener apenas 7.500 afiliados, en 2003 el ARI ganó en los hechos los comicios presidenciales en la provincia pero sus votos habrían resultado definitorios para que Binner triunfara en su primer intento en ese año. Este partido posee cuatro diputados, es la representación legislativa provincial más grande que tiene en todo el país y su intención es seguir creciendo.

Recién el 29 de abril, cuando realice su interna, perfilará su estrategia. Antes deberá dirimir posturas entre quienes hoy piensan crear una estructura menos Carrió-dependiente y quienes se siguen inclinando por que sea la diputada quien fije sus pasos, sin que unos y otros cuestionen su liderazgo. Los aristas saben que el año que viene no tendrán una figura para competir por la Gobernación de Santa Fe pero entienden que sí tendrán una candidata a presidenta del fuste de la chaqueña. Y eso es algo que todavía Binner no tiene resuelto, como veremos. La duda del ARI, a sabiendas de que hoy el alicaído Partido Demócrata Progresista no está en condiciones de retornar su otrora papel de tercero en discordia, es si deberán seguir solos creciendo de a poco o sumarse con los socialistas y radicales para desalojar al PJ del poder.


Contra la radical-dependencia
A los socialistas les interesa conversar con el ARI porque saben que eso, a la par, los tornaría menos radical-dependientes. Los radicales a su vez insisten en conversar, dicen que lo están haciendo aunque sin mayores bríos aún, con los dirigentes del PDP, sus tradicionales aliados. Y éstos, apenas hace 48 horas, comenzaron a hacerlo con la gente del Compromiso para el Cambio que, según admitió Marcelo Muniagurria, ya ha comenzado a perfilar un acuerdo provincial con la Ucedé de Carlos Castellani que esperan anunciar el 9 de marzo cuando Mauricio Macri visite Rosario, donde según tiene previsto se reunirá con el intendente Miguel Lifschitz, entre otras actividades. Horacio Rodríguez Larreta, el segundo hombre del PRO a nivel nacional, estuvo el jueves en esta ciudad y no sólo se reunió con emblemáticas e históricas figuras del PDP, también lo hizo con dirigentes del PJ provincial y, aseguran, se fue muy contento.

Esta suerte de carrusel en el que todos se suben y bajan y todavía marchan en círculos, tiene su razón de ser. A saber, aún resta determinar si los comicios provinciales de 2007 se realizarán de modo simultáneo con las elecciones nacionales. Es decir, si en el mismo día se elegirán gobernador y presidente. Este es un dato crucial. Entonces el kirchnerismo ya no intervendría en la provincia con el mero objeto de consolidar su espacio lo más independientemente que pueda de las influencias de Carlos Reutemann y Jorge Obeid, como dice Agustín Rossi -ya autoproclamado candidato a gobernador por el sector- que está armando, sino que lo haría movido por el supremo objetivo de asegurar la reelección del presidente.

En ese caso, la pregunta que hacen desde el ARI es si Binner llevará en su boleta a Elisa Carrió como candidata a presidente y se enfrentará a Kirchner, tal como le exigen los radicales y figura taxativamente en el acta constitutiva del Frente Progresista Cívico y Social. Si ello no fuera, al menos para algunos dirigentes el ARI, hasta ahora, no ven posible un acuerdo.

Claro está que frente a esta misma hipótesis no hace falta preguntar mucho para que los radicales lancen culebras y humaredas negando cualquier posibilidad de intervenir en una coalición detrás de un candidato a gobernador que no lleve en su boleta al postulante presidencial que la UCR proponga, cualquiera sea éste. Nunca Carrió y menos Macri, explotan.

Si las elecciones no fueran simultáneas estas tensiones se disipan en algún grado. Pero también otorgan al kirchnerismo menos urgencia para su intento de influir territorialmente. Algo que en la Casa Rosada también ya a esta altura es sometido a análisis. Desde allí tratan de auscultar a diario los pasos que pudiera dar Carlos Reutemann. Y aunque no creen que Carrió pueda retomar su otrora buen diálogo con Reutemann piensan que no pasará mucho hasta que Macri intente un acercamiento que hoy no existe.


La fórmula que nadie espera
Pero las usinas nacionales siguen echando humo al hacer trascender que trabajan en la conformación de una fórmula para la Gobernación de Santa Fe integrada por Hermes Binner y Agustín Rossi. La sola formulación suena disparatada y allí parece estar su mérito.

Cuanto más increíble suena algo más dudas crea, sobre todo si detrás subyace algún elemento de verosimilitud. No hay mentira más eficaz que aquella que se construye con verdades. Sea o no éste el caso desde el ARI dicen que no dejan de tener presentes los coqueteos entre Kirchner y Binner como también el hecho de que jamás le han escuchado al socialista una crítica fuerte hacia el presidente. Desde el radicalismo recriminan que al fin y al cabo, Binner, en el 2003 llevó a Miguel Paulón, un peronista ex ministro de Reutemann, de candidato a vice. A los socialistas apenas les queda decir que esa hipótesis es un disparate. Pero todos esperan ansiosos ver si en las próximas horas Kirchner convierte a Binner en su mediador ante Uruguay en la disputa por las papeleras ya que éste se declaró a la espera del llamado y dispuesto a no tomar iniciativa personal para no debilitar la postura del presidente.

En que en este tiempo de giros, todos hacen trascender no ya el foso que cavan ni el cimiento que pretenden si no el palacio que aspiran construir.
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