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 domingo, 26 de febrero de 2006  
Unos tipos que desbordan entusiasmo por lo que hacen

"Esto fue posible gracias a la amistad y el compañerismo; si no, nunca hubiésemos salido adelante". La frase de Hugo Salazar, jefe del taller, resume el secreto de la supervivencia y la salida a flote del grupo.

La Capital estuvo ahí. Pasando el inmenso galpón donde se reparan las locomotoras se llega al espacio de la cooperativa y allí están metidos con todo a dejar a punto un coche comedor. "Mirá, mirá, esta es la instalación eléctrica de todo el vagón; mirá, mirá, esto está todo a nuevo, y aquí están los comandos del aire acondicionado...¿ves? La temperatura del vagón ahora es de ocho grados, después, con los pasajeros adentro, se va a más de 17. Acá se cambió todo", dice exultante Walter Roca (37 años), un contratado que se encarga de las instalaciones eléctricas y del aire acondicionado. Y mientras habla abre y cierra las puertas de los tableros llenos de teclas.

Roca muestra el coche como si fuera su propia casa, recién levantada, y por él mismo. Sus compañeros aportan datos. La cocina del coche comedor, que estaba deslucida, se ve nueva. Las heladeras, que eran de barras de hielo, fueron provistas de equipos industriales, y la instalación eléctrica se adaptó a los nuevos artefactos gastronómicos. Las sillas del coche aún están envueltas del plástico del que salen de fábrica. Todo está listo para rodar.

Los operarios de la cooperativa rebasan entusiasmo. Y Salazar es un ejemplo. Tiene 46 años, cuatro hijos, trabajó 11 años en Ferrocarriles Argentinos, se tuvo que ir en 1993 y hoy está a cargo del taller. El hombre no deja de insistir sobre la calidad del grupo humano como la mejor garantía para salir adelante.

Seguramente, su historia no es muy distinta a la de Daniel Piscione, de 42 años y dos hijos, que trabajaba desde hacía ocho años en Ferrocarriles Argentinos hasta que se quedó en la calle, está en la cooperativa y se integra al trabajo como operario. O la del mismo Roberto Sueldo, un ferroviario de 51 años, rosarino de punta a punta, con dos hijos de 24 y 18 (los dos interesados por el tema ferroviario). Trabajaba en los ferrocarriles desde 1975, primero alisando máquinas diesel y después en el ajustaje de coches en los Talleres Rosario. Presidente actual de la entidad, Sueldo fue uno de sus impulsores y socios fundadores. "Tratar de llevar una cooperativa adelante es un desafío permanente, pero es de lo más atractivo, más allá de que constituye una fuente de trabajo", reflexiona a modo de cierre.
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