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 domingo, 18 de diciembre de 2005  
Posadas, una opción en rojo y verde
La capital de Misiones se presenta como alternativa antes de emprender aventuras por una provincia de ensueño

Mario Candioti / La Capital

Más allá de los íconos y referentes ineludibles del turismo argentino, como Mar del Plata, Villa Carlos Paz o San Carlos de Bariloche, hay otras ciudades que turísticamente van buscando lentamente su identidad. Son metrópolis jóvenes que, consciente de sus limitaciones, le muestran otro tipo de alternativas al visitante. Pero que quieren presentarse como opciones. Una de esas ciudades es Posadas, la capital de una de las provincias más bellas y con potenciales inimaginables de la Argentina: Misiones.

Posadas -a tan sólo 350 kilómetros de las Cataratas del Iguazú- está tratando de definir su identidad y para eso recurre a un eslogan: el portal al paraíso. Ese paraíso que conforman las inmensas cataratas del Iguazú, las ruinas de San Ignacio, Santa Ana y Loreto, las minas de piedras semipreciosas de Wanda, la Fiesta Nacional del Inmigrante en Oberá, el Festival Nacional de la Música del Litoral, los saltos del Moconá y su gran virginidad, el Tabay, el Escondido, el Berrondo y tantos otros saltos de agua donde la naturaleza intenta compartir cada espacio, cada sonido y cada olor. Es Posadas una invitación a pasarla bien, a caminar sus calles, a conocer sus espacios culturales, sus ritmos nocturnos, su historia de músicos y personajes.

Es la vieja Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa fundada por el jesuíta Roque González de Santa Cruz en 1615 que el tiempo y los avatares de la historia trasladaron geográficamente a la margen opuesta del Paraná transformándola en la actual Encarnación (Paraguay).

Antes de ser la Posadas de hoy, la ciudad debió ir en busca de su identidad: fue primero Trincheras de los Paraguayos y después de San José. No fue sino hasta 1879 que la Cámara Legislativa de Corrientes -de quien dependía el actual territorio misionero- dispuso el cambio de nombre de Trincheras de San José por el de Posadas, en homenaje al primer director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio Posadas.

Al producirse la federalización de Misiones, este nuevo Territorio Nacional tuvo por capital designada a Corpus en 1882, pero ante gestiones del primer gobernador, Rudecindo Roca, el gobierno nacional solicitó y obtuvo el 22 de agosto de 1882 que el gobierno correntino cediera el área de Posadas. El 30 de julio de 1884 el gobierno de la Nación promulga la ley que acepta la donación y declara a Posadas capital de Misiones. Hoy, la verde Posadas es una puerta abierta a la máxima expresión de los sentidos.

Como la estructuración de la gran mayoría de las ciudades argentinas, un buen inicio para recorrer la ciudad sería la plaza principal, la 9 de Julio. Allí puede disfrutarse de una gran variedad de árboles y de una feria donde los artesanos exhiben sus trabajos diariamente. A un costado, sobre calle San Martín, se encuentra la vieja catedral y bordeando la manzana, sobre Félix de Azara, está la Casa de Gobierno, o la Rosadita por el color de su fachada. A la recorrida céntrica hay que agregarle la próxima inauguración del primer shopping posadeño y de un paseo peatonal de 100 metros ubicado en las calles Colón y Bolívar.

La ruta del viajero puede seguir hacia la zona del Parque República del Paraguay -una donación del gobierno guaraní por la colaboración brindada por el pueblo posadeño a los habitantes de Encarnación tras un tornado- , ubicado sobre la barranca del Paraná y en donde se encuentra el anfiteatro Manuel A. Ramírez, escenario anual del ya mundialmente reconocido Festival Nacional de la Música del Litoral que tiene lugar en estos días. En ese mismo espacio verde se encuentra el museo regional Aníbal Cambas, donde puede recorrerse una gran parte de la historia misionera.

Bordeando el parque por calle Sargento Cabral se desemboca en avenida Corrientes, la puerta de entrada a la flamante costanera Jorge Kemerer, quien fuera designado primer obispo de la diócesis de Posadas en 1957. Este flamante emprendimiento de unos 3.200 metros le devolvió a la ciudad la posibilidad de contactarse con el río. El posadeño recuperó el roce con el viejo pariente del mar y hoy puede disfrutar no ya de un gran balcón sino de una obra de ingeniería que le dio un nuevo impulso al miniturismo en la ciudad. Bellos paseos, amplios espacios, bares y restaurantes conforman un paseo imperdible para disfrutar de los atardeceres y las cálidas noches posadeñas.

La idea de construir la costanera tomó cuerpo allá por 1972 pero los trabajos comenzaron recién en 1998 y el plan de obras comprende la llegada de la traza hasta el puente internacional Roque González de Santa Cruz, que une Posadas con la paraguaya Encarnación.

En su trayecto también se encuentra la desembocadura de la Bajada Vieja, quizás la calle más tradicional de la ciudad e inmortalizada en muchas de las canciones de don Ramón Ayala. Hoy zona de recorrida ineludible para el visitante, fue antes el camino obligado de las mercaderías que iban al puerto para ser transportadas a los obrajes del Alto Paraná. En esa calle, también denominada "de los turcos", se contrataban a los mensúes para los obrajes y los yerbatales. Los colegios Mundo Niño y San Patricio, ubicados sobre la Bajada Vieja, fueron en los primeros años del siglo XX lugar de hospedaje de aquellos mensualeros.

Siguiendo la recorrida por la Costanera y tomando la avenida Mitre se llega al puente internacional Posadas-Encarnación, de una extensión de 3.000 metros. Pero antes es ineludible una visita al mercado modelo La Placita, donde el visitante podrá adquirir desde ropa, pasando por artículos de electrónica, yerbas medicinales, artesanías y donde el regateo es moneda corriente entre los vendedores de los cerca de 120 puestos y los turistas. A metros del puente se encuentra otro mercado, La Placita del Puente, inaugurado hace pocos años. Volviendo al centro por avenida Mitre (luego López y Planes) y tomando por calle Rivadavia se llega al clásico paseo Bosetti, que comunica con el museo municipal de bellas artes Lucas Braulio Areco.

Posadas busca crecer y mostrarse por eso hoy aparece como una alternativa para el miniturismo. Mezcla el verde y el rojo, fusiona matices y busca brindarle al turista lo mejor antes de internarse en la inmensa aventura de descubrir el inmenso y maravilloso paisaje misionero.
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La costanera abrió la ciudad al río y le sumó un empujón turístico a la capital misionera.


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