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 domingo, 18 de diciembre de 2005  
Divide a Turquía el juicio a un escritor que recordó la masacre de un millón de armenios
El caso del novelista Orhan Pamuk socava la integración de los turcos a Europa, según los analistas

Desde el gentío congregado a la entrada del tribunal, en Estambul, volaban huevos, mientras manifestantes nacionalistas gritaban insultos. Aprovecharon el inicio del juicio contra el escritor Orhan Pamuk para manifestar todo su odio al disidente, al "traidor a la patria". Para el exitoso escritor de 53 años, quien desde hace meses se ve expuesto a una masiva campaña de intimidación, acudir al tribunal fue como salir al foso de los leones.

Según la opinión generalizada de la Unión Europea, que estaba presente en el tribunal con una delegación de observadores del Parlamento europeo, el juicio ni siquiera debía haberse iniciado.

El juez que entiende en la causa pareció haberlos escuchado al decidir ayer la suspensión del juicio al novelista por "insultar la identidad turca". El caso que ha despertado la preocupación por las restricciones a la libertad de expresión en un estado candidato a la Unión Europea.

Pamuk se enfrenta a tres años de cárcel por decir que nadie en su país se atreve a discutir la cuestión de la masacre de un millón de armenios hace 90 años y la muerte de 30.000 kurdos en las últimas décadas, en un caso que ha dividido a Turquía.

El juez de Estambul Metin Aydin dijo que el juicio se retrasa hasta el 7 de febrero de 2006 para dar al Ministerio de Justicia tiempo para decidir cómo proceder, porque Pamuk hizo sus comentarios en una entrevista con un diario suizo antes de que entrase en vigor el nuevo Código Penal turco.

El diario suizo Tages Anzeiger publicó el 6 de febrero una entrevista en la que Pamuk señaló que "30.000 kurdos y un millón de armenios fueron asesinados en este país y nadie, salvo yo, se atreve a hablar de ello".

"Me entristece que no pudiera hacer mi propia defensa. No es bueno para Turquía ni para nuestra democracia que juicios que no deberían llevarse a cabo se arrastren y otros nuevos se abran," manifestó.

El juicio supone un motivo de embarazo para el gobierno, que culpa a unos fiscales demasiado entusiastas. El hecho de que el caso haya llegado tan lejos ha despertado dudas sobre la verdadera intención de Ankara de aplicar las reformas necesarias para entrar en la Unión Europea.

"Esta ley está equivocada", comentó el francés Daniel Cohn-Bendit ante los periodistas. La libertad de expresión y de opinión son el "corazón de la democracia". El juicio contra Pamuk socava el camino a la democracia y el camino de Turquía a Europa, añadió.


Desprestigio
Pero también en Turquía la confusión en cuanto a cuestiones procesales desató críticas contra el sistema judicial y el ministro de Justicia Cemil Cicek.

Pamuk está siendo juzgado por "ultrajar la identidad turca", comentó el diario Milliyet. Pero en realidad el juicio lleva a que Turquía "se vea desprestigiada ante los ojos del mundo", sostuvo el columnista Taha Akyol.

Las idas y venidas entre el tribunal y el Ministerio de Justicia respecto de quién debe decidir provocaron incluso titulares como: "En Turquía la Justicia pregunta a los políticos" o "Así trabaja la Justicia turca".

En general, el ministro pudo haber impedido todo el proceso judicial desde el principio. En mayo, cuando el tribunal le pidió permiso por primera vez para llevar adelante el juIcio contra Pamuk, podía haber dicho que no en base a la ley penal vigente entonces.

En vez de eso, esperó con su respuesta hasta junio y se declaró "incompetente" tras la entrada en vigor de la nueva ley penal.

El diario no tuvo en cuenta que él fue el ministro de Justicia que prohibió una conferencia de expertos turcos para revisar críticamente las masacres contra los armenios. Cicek calificó la conferencia de "puñalada en la espalda de la nación".

La "ira popular" de nacionalistas turcos, que Pamuk despertó contra su persona por declaraciones que hizo en una entrevista, parece haberse debilitado diez meses después.

Algunos llegaron a la conclusión de que Turquía se perjudica a sí misma con el juicio. Un comentarista del diario Vatan (Patria) escribió que reza para que Pamuk no sea castigado. Y no porque haya desaparecido su rabia contra él, sino porque la imagen internacional de Turquía se vería dañada por una condena. "Orhan Pamuk ya experimentó nuestras intensas reacciones", dijo Mustafá Mutlu en su comentario. "¿Puede haber un castigo mayor?".

Otros no se dejan inmutar por este tipo de análisis. "Alguien que no está orgulloso de ser turco y que ofende injustamente a su Estado no tiene derecho a vivir dentro de las fronteras de la República Turca", dijo un líder sindical, cuando Pamuk recibió en octubre el premio de la Paz de los libreros alemanes.

El editor Mehmet Ozet, que con su denuncia originó el juicio y que se presenta como parte de la acusación, opinó el día antes del juicio que nadie tiene que creer que cuenta con "vía libre". "No fui yo sólo quien impulsó el juicio, sino el pueblo turco". (DPA)
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Orhan Pamuk en los tribunales.

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