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 domingo, 18 de diciembre de 2005  
Preocupa el avance de una adicción a los ejercicios físicos: la vigorexia
Se manifiesta en personas que tienen una imagen distorsionada de su cuerpo y se creen enclenques

La adicción al ejercicio físico, trastorno conocido como vigorexia o complejo de Adonis, es una alteración psicológica que afecta en especial a adolescentes varones y no es fácil de diagnosticar porque aún no fue aceptada como enfermedad por la comunidad médica, aseguró un especialista en medicina deportiva.

"El 99 por ciento de los que padecen vigorexia son varones y no es un trastorno fácil de diagnosticar porque los médicos todavía no la consideran una enfermedad", dijo el médico deportólogo y presidente del Comité de Deportes y Salud de la Asociación Médica Argentina, Adrián Desiderio.

La vigorexia fue mencionada por primera vez por el psiquiatra Harrison Pope, del hospital McLean de Belmont, Estados Unidos, y define un desorden emocional con percepción distorsionada de la imagen de sus características físicas, por la cual el vigoréxico se ve débil y enclenque.

"Los vigoréxicos tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, baja autoestima, y son muy introvertidos", precisó Desiderio.

Leonardo, instructor de un gimnasio de la localidad bonaerense de Villa Ballester, contó el caso de P., un chico de 20 años que "siempre se ve mal, nunca está conforme con su cuerpo, y llegó a ir al gimnasio tres veces en un día".


Siempre se está entrenando
En el mismo sentido, Flavio, instructor de un gimnasio del barrio de Villa Crespo, en la Capital Federal, mencionó el caso de G., un hombre de más de 30 años que "siempre se está entrenando y se ve chico a pesar de tener la espalda como un placard".

El médico deportólogo explicó que este tipo de patología, también conocida como complejo de Adonis, trae aparejado cambios en la alimentación y la utilización de recursos artificiales, como anabólicos, para incrementar la actividad física.

"Alteran su alimentación con un incremento excesivo en el consumo de hidratos de carbono y proteínas, que les altera el sistema nutricional", explicó Desiderio.

El problema más importante es que, con el objetivo de incrementar rápidamente la masa muscular, "consumen anabólicos que compran en lugares donde se los proveen sin receta, a pesar de que son productos peligrosos para la salud", advirtió.

En Argentina todavía no existen cifras sobre esta problemática, pero Desiderio señaló que "en España se habla de 20.000 vigoréxicos y 700.000 anoréxicos".

La psiquiatra Mabel Bello, fundadora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), incluyó a la vigorexia entre los trastornos de la conducta alimentaria menos conocidos.

"Es típica de la adolescencia. Son chicos que se sienten flaquitos aunque sean normales y, como tienen vergüenza de enfrentarse a la vida social, se encierran en un gimnasio", explicó.

"Cuanto más van al gimnasio, más flacos se ven. Salen con anteojos de sol para que no los miren, toman anabólicos y vitaminas en forma insalubre", dijo la médica.

La base de este trastorno es la misma que la de la anorexia: "Una incapacidad para enfrentar la vida, los compromisos y la madurez", añadió Bello.

La diferencia entre la anorexia y la vigorexia es que "el anoréxico se ve gordo y el vigoréxico se ve débil y enclenque", detalló Bello. Mientras que las personas suelen acercarse al médico por un problema de anorexia, no ocurre lo mismo con la adicción al gimnasio, que parece socialmente aceptada.

"Los vigoréxicos van al médico por problemas urinarios, hepáticos o de hipertensión, pero no saben que esos problemas son consecuencias de los cambios en la nutrición y del exceso de actividad física", explicó el deportólogo. (Télam)
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