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 domingo, 04 de diciembre de 2005  
Periodistas por un día
Pequeñas grandes madres
Alumnas de la Escuela Técnica Nº 683 investigaron sobre los embarazos precoces

"Quería cumplir mi sueño: tener un hijo", comentó Nancy, una mamá adolescente de 15 años, mientras amamantaba a su hija Tamara, de pocas horas de vida, nacida en agosto pasado en la Maternidad Martin. Contó que al enterarse de su embarazo sintió alegría y felicidad ya que fue buscado. El año pasado había perdido un embarazo de cinco meses, por un problema de salud. Junto a su pareja planearon tener otro hijo y lo consiguieron. Viven juntos, vinieron del Chaco, él tiene trabajo en Rosario, pero están completamente solos, ya que sus familiares se quedaron en su provincia. Ante la pregunta sobre cuánto sabía acerca de los métodos anticonceptivos, Nancy dijo: "Yo no entiendo esa pregunta". Luego, al aclararle a qué se apuntaba con la cuestión, dio a entender que algo sabía pero que nunca los había utilizado.


"Yo no hacía nada: ni estudiaba ni trabajaba, ahora voy a dedicarme a cuidarla a ella", dijo con dulzura, cuando habló sobre cómo influiría el nacimiento de su bebé en su proyecto de vida.
Los datos oficiales tomados de distintas fuentes indican que cada 100 recién nacidos en la Argentina, entre 15 y 16 son hijos de adolescentes que tienen entre 10 y 19 años. La edad promedio de iniciación sexual se da en las niñas a los quince años.

Entre estas fuentes, el Centro de Estudios de Población (Cenep) indica que en Rosario un 19 por ciento de las adolescentes parturientas tienen menos de esa edad. Y respecto al uso de métodos anticonceptivos, en general, un tercio de las encuestadas no había utilizado ninguno, desde su iniciación sexual. Consignan, además, que su utilización es mayor entre las jóvenes con más alto nivel de instrucción.

Por otra parte, y de acuerdo a lo apreciado con lo que ocurre alrededor de la escuela tomada como institución es posible afirmar que el número de alumnas embarazadas, año a año, es mayor y las edades más bajas. Es que tiempo atrás, los casos de embarazos se daban en los últimos cursos de la secundaria, ahora es bastante común encontrar niñas madres en 1º del polimodal, en 9º y hasta en 8º año de la EGB. Es decir, entre chicas que tienen entre 14 y 16 años.

Lo que preocupa es saber qué sucede con las niñas madres antes, durante el embarazo y luego de tener a sus bebés, en cuanto a su calidad de vida, sus posibilidades de desempeñar el rol de madres y, a la vez, saber qué harán con su escolaridad y realización personal.

Luego de entrevistar a distintas adolescentes de diversas zonas de Rosario, que tienen entre 14 y 16 años, las primeras conclusiones indican que, salvo una excepción, no buscaron el embarazo. Además, que todas tenían idea de los métodos anticonceptivos y habían recabado información de distintas fuentes: en primer lugar de sus amigos, luego, de familiares y algo en la escuela.

También que al estar embarazadas guardaron el secreto entre dos y tres meses, y cuando lo comunicaron sintieron temor. "Sentí miedo en el momento de enfrentar a mi familia", comentó Paola de 16 años. "Mi pareja reaccionó bien, mis familiares estaban un poco decepcionados; mis amigos, contentos", señaló Carolina de 15. "El padre del bebé reaccionó mal, mi madre bien y mis amigos también, no me discriminan", dijo Maira también de 15 años, quien no comparte la responsabilidad con su pareja, sino que son su mamá y su abuela quienes la ayudan.


Embarazos y nivel económico
Un estudio realizado por la ex directora del Instituto de Psicoterapia de Niños y Familias, Alicia Zanotti de Savanti, denominado "Características de las familias de poblaciones marginales", indica que los embarazos no buscados ni deseados en niñas o adolescentes alcanzan el 70 por ciento.

"El ejercicio de la vida sexual -advierte el estudio- comienza muy temprano, y en las niñas inevitablemente ocurren embarazos precoces, y recibidos, en muchos de los casos, sin sorpresa: es un hecho más dentro de la cadena de fatalidades a las que cotidianamente se ven expuestas. Las niñas no terminan su desarrollo y ya son madres antes de haber consolidado una identidad, elaborado un proyecto de vida, o fantaseado con una pareja. En estas familias los roles se superponen e intercambian: de hija, de madre, de abuela; el nacimiento de un hijo no implica el comienzo de una nueva célula familiar, sino que es el agregado de nuevos miembros al mismo sistema".

Un dato relevante de la historia familiar de estas niñas madres, aportado por un informe del Sistema de Información y Monitoreo de Programas Sociales, es el que señala que muchas de sus madres también tuvieron su primer hijo siendo adolescentes; de manera que la situación entra dentro de lo normal y cotidiano, y por lo tanto "el embarazo no les da vergüenza ni quieren ocultarlo porque es aceptado por la familia como algo natural".

Los casos de maternidad adolescente no son exclusivos de una clase social determinada. Tal vez sí la decisión de tener o no el hijo se relaciona con las posibilidades económicas de las familias. No hay datos oficiales debido a la ilegalidad que implica el acto abortivo, pero "es algo que se sabe: las que tienen dinero pueden someterse a un aborto, las de menores recursos sólo pueden acceder a prácticas riesgosas, pero en general no lo hacen", se señala en el informe.

En la Maternidad Martin, la licenciada en trabajo social Lucrecia Munuce dijo que sobre 450 nacimientos mensuales, el 30 por ciento corresponde a madres entre 15 y 19 años y un pequeño porcentaje, a niñas de entre 11 y 14 años.

Las niñas madres generalmente tienen escasa información acerca de cómo evitar el embarazo. Tal vez les llega algún dato sobre métodos anticonceptivos, pero no lo incorporan en su relación sexual. La especialista indicó que el nivel socioeconómico es determinante: "La pobreza, la marginalidad en muchos casos condiciona: hay ausencia de proyectos de vida, falta de valores, promiscuidad, conflictos familiares, no hay figuras claras". También es probable que algunos embarazos precoces sean la consecuencia "de una violación o un abuso que no declaran por temor, porque son presionadas a no contar".
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