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| miércoles,
12 de
octubre de
2005 |
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Charlas en el
Café
del Bajo
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-Hoy tengo dos cartas dedicada a los políticos. Una es la de San Francisco de Asís, que envió un lector hace unos días y otra es de Jorge Luis, de calle Constitución. Comencemos por esta última, Inocencio, léala.
-El título dice "Comicios, octubre 2005: En el gran país de la hipocresía, a los partidos políticos, les hago saber que ofrezco mi voto en venta al mejor postor. Soy un viejito de 60 años (que no maté, no robé, ni secuestré a nadie) y lo único que pude hacer -mientras me dejaron, sociedad, país, sistema, etcétera- fue trabajar. Pero al llegar a esa edad y mucho antes también, quedé fuera del sistema laboral y social. Jamás fui político, ni puntero, ni me anoté en los denigrantes e indignos «planes sociales», denigrantes para cualquier ser humano que se precie de tal. Quedé solo y totalmente decepcionado con la gran mayoría de los políticos de los últimos 40 años. Por eso, al haber partido dos de mis hijos al exterior (sólo me queda una bellísima hija, con dos nietos hermosos, que es lo único que me mantiene en pie) ya no hay más alegría en mi vida, ni proyectos. Por eso y otras miles de cosas vendo al mejor postor mi voto para los próximos sufragios, en el bendito país de empresas quebradas o concursadas, con sus dueños ricos y los empleados en las calles, total el Congreso es un lugar de visita para los legisladores". Primera reflexión.
-Se cumple una vez más lo dicho tantas veces aquí: personas adultas (no viejitos, mi amigo) desprotegidas, sin trabajo, con hijos que han emigrado y angustiadas. Tenemos que escuchar, muy lamentablemente, a algunos mentirosos que arrastran tras de sí otros pecados, como el de la traición al pueblo, que sostienen que todo está mejorando. Verdad relativa y por lo mismo una falacia, porque mejora un aspecto, pero no hay justa distribución de la riqueza y sigue, por otra parte, la pobreza bien disfrazada por las estadísticas serviles. Pero aun cuando todo mejorara sensiblemente, a mí no se me olvida lo que dice el Talmud: si se salva a un hombre se salva a la humanidad o, lo que es lo mismo, si se pierde un solo hombre, se pierde la humanidad. La carta de San Francisco.
-Fue enviada por Jorge Muñoz hace unos días, dice así: "Carta a las autoridades de los pueblos: A todos los «podestá» y cónsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demás a quienes lleguen estas letras. El hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz. Considerad y ved que el día de la muerte se aproxima. Os ruego, por tanto, con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Señor ni os apartéis de sus mandamientos a causa de los cuidados y preocupaciones de este siglo que tenéis, porque todos aquellos que lo echan al olvido y se apartan de sus mandamientos, son malditos y serán echados por El al olvido. Y cuando llegue el día de la muerte, todo lo que creían tener, se les quitará. Y cuanto más sabios y poderosos hayan sido en este siglo, tanto mayores tormentos sufrirán en el infierno. Por lo que os aconsejo firmemente, como a señores míos, que, habiendo pospuesto todo cuidado y preocupación, recibáis benignamente el Santísimo Cuerpo y la Santísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo en santa memoria suya. Y tributad al Señor tanto honor en medio del pueblo que os ha sido encomendado, que cada tarde se anuncie por medio de pregonero o por medio de otra señal, que se rindan alabanzas y gracias por el pueblo entero al Señor Dios omnipotente. Y si no hacéis esto, sabed que tendréis que dar cuenta ante el Señor Dios vuestro, Jesucristo, en el día del juicio. Los que guarden consigo este escrito y lo observen, sepan que son benditos del Señor Dios".
-No hay espacio para reflexiones, sólo volver a recordar una de tantas palabras de Jesús sobre la cuestión social. En este caso, cuando envía a sus discípulos a anunciar la Buena Nueva y a sanar las heridas físicas, psíquicas y espirituales de la gente: "Gratis lo recibistes (el don) dadlo gratis" y les advierte a sus seguidores que no lleven ni oro, ni plata, ni dos túnicas, ni comino, nada, "porque el obrero tiene derecho al alimento". Señores políticos: gratis recibieron el poder, gratis úsenlo para la justa distribución de la riqueza, para la sanación de tanta gente sufriente y no se lleven de la misión ni oro, ni plata, ni bastones, porque no son más (no deberían ser más) que simples trabajadores que merecen su alimento. Y no olviden que ni el oro, ni el poder se llevan al polvo al que retornarán, más tarde o más temprano. Hasta mañana.
Candi II |
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"Ni muerto haría otro disco con Fito Páez"
Joaquín Sabina
Cantautor español
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