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 domingo, 21 de agosto de 2005  
Los ciclos del petróleo impacientan a la economía

Daniel Busto

En el juego especulativo, siempre se consideran los ciclos en cortos y largos. En el caso del "oro negro" los pronósticos pueden fallar. ¿Se terminaron los ciclos cortos del crudo? El ciclo siempre fue de corta duración porque incomoda a los ciudadanos e impacienta a los gobiernos. Pero esta vez, si se cumple la teoría de Gubbert Peak (de hace 50 años), el petróleo tiene cenit, es decir, es un producto inelástico: para satisfacer la demanda el precio está obligado a subir o sea, un lujo.

Los efectos de un alza permanente del precio de los productos petroleros se transmiten a la economía en primer lugar, a través del alza en los costos de producción, elevando valores o moderando producción. El efecto adverso es en la renta disponible de los consumidores de productos petrolíferos, que deprime la demanda agregada y distorsiona los precios relativos al incrementarse sólo los relacionados con él.

Como la energía es un tema clave para el mundo desarrollado y la especulación es ingente, el petróleo en su trasvase hace ricos y pobres a la velocidad del rayo. Mientras los países productores se estregan las manos junto a las compañías relacionadas con su extracción y refino, las economías se ralentizan buscando sustitutos para paliar el temporal.

¿A que se debe la suba? Las causas son variadas, pero la principal es que China, India e Indonesia que juntan algo más de 2.500 millones de almas quieren subirse al tren del progreso y el consumo y un tercio de ellas ya lo han logrado. Ello tiene su efecto y consecuencias, el precio de la energía dominante se encarece y busca su equilibrio.

Si el frenazo es brusco, no pasa de una burbuja, pero si la demanda es firme hay que buscar alternativas. Así lo entiende el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, quien dijo que "es lógico que la energía nuclear forme parte del modelo energético con el actual precio del crudo".

En rigor, ya son varios los gobiernos que comenzaron a debatir el uso de fuentes alternativas como la nuclear para que puedan ser suministradoras importantes de energía, respetuosas del medio ambiente a precios competitivos. La industria nuclear, siempre en debate, vuelve a estar en la palestra por muchos motivos. El sistema eléctrico necesita holgura para mantener los precios a la hora del tironeo de la demanda, para evitar los cuellos de botella. Para ampliar este punto de equilibrio es necesaria la construcción de nuevas centrales. Y este tema es siempre álgido. La tendencia internacional busca dos cosas: ampliar la vida de las ya existentes de 30/40 a 60 años por un lado y construir nuevas.

El núcleo del problema es que el debate lleva tiempo y la construcción otro. Poner en marcha y puesta a punto una nueva central lleva cinco años y ahí entra a tallar la importancia de los ciclos. Una de las ventajas competitivas de este tipo de energía es que el precio del combustible nuclear es muy estable en el mercado y se puede predecir con exactitud cuál va ser el costo del kilowatio/hora a 15 o 20 años vista sin ningún problema.


Un mercado intrincado
El precio del crudo tiene muchos bemoles, el dinamismo mundial acrecienta el consumo y cuando se manejan cifras de inventarios, muchas veces se peca que la calidad del nuevo petróleo almacenado es de baja calidad, o sea que para producir lo mismo se utiliza mayor cantidad o mayor uso de la capacidad de refino para confeccionar derivados de alta calidad como los que se usa en Estados Unidos, tal indisposición reduce la capacidad de las refinerías con suba de costos.

En cambio, otros países los necesitan para sus procesos productivos. Esa demanda de exportación necesaria para el crecimiento de estos países se fuerza con ayudas diversas que tienen aspectos de deslealtad competitiva y redistribuciones diversas ocultas. Esta artimaña financiera ocurre a todo nivel, no hay ricos ni pobres, pero a veces no alcanza. Por tal motivo este ciclo llama la atención de que economías con elevado crecimiento y firme intensidad en el uso de productos energéticos en sus procesos productivos lograron mantener su crecimiento en el PBI en un entorno de suba en el precio de las materias primas.

Tal es el caso del gigante asiático que vino para quedarse y su inmensa masa laboral captó la zona baja y alta del mercado, no se conforma con productos de bajo costo. Lo quiere todo. Por esto, habrá nuevas alianzas, nuevos ganadores y perdedores. La sinergia del impacto chino está en los precios mundiales, con presiones deflacionistas en las ventas al por menor (economía de escala) e inflacionistas en materias primas y logística (producción y almacenaje). De momento los mercados se calmaron con el 9,6% de reservas en relación al año pasado, pero cuidado, la capacidad de refino esta al 95% de su capacidad y la presión está en los derivados.
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