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 sábado, 06 de agosto de 2005  
"No es casual que los docentes no lean"
La directora del programa "Volver a leer", Graciela Bialet, revisó las causas de la falta de lectores

"En la Argentina ha habido una delicada y concienzuda intención de formar no lectores", dijo la escritora y educadora Graciela Bialet, mientras disertaba con una imagen de fondo donde se mostraba la quema de libros en su provincia natal (Córdoba), en épocas del dictador Luciano Benjamín Menéndez.

Bialet es la directora de la Biblioteca Provincial de Maestros de Córdoba y coordinadora del programa de promoción de la lectura "Volver a leer", que depende del Ministerio de Educación de su provincia. Pero, más allá de ser idónea para el cargo político que ocupa, es una apasionada de la literatura.

Esa misma pasión es la que ha logrado desarrollar de manera ininterrumpida en el programa oficial que implementa desde hace 13 años en la provincia de Córdoba y que la ha convertido, más allá de los gobiernos de turno, como se define, "en un mal necesario".

Graciela Bialet estuvo en las jornadas de Rosario, con profesoras de su equipo técnico, explicando los alcances de su programa y, dicho sea de paso, por qué el éxito del mismo le permite ser el único de la Argentina elegido por la Organización de Estados Americanos (OEA) para compartir en el foro mundial que esta organización tendrá en próximas semanas.

Bialet está convencida de que el hecho de que los docentes, al igual que tantos adultos, no lean no es casual. Y para explicar esto apeló en su disertación a la historia. En un recorrido breve pero contundente mostró cómo a lo largo de décadas se pergeñó una política de eliminación de la lectura -y por ende de la literatura- en la escuela.

Recordó entonces, por ejemplo, la sutileza de reemplazar el término "idioma nacional" de las currículas y boletines de calificaciones por el de "lengua" ("igual que el órgano", ironizó la escritora). También el desplazamiento, en nombre de la flexibilidad, de los espacios destinados a la literatura o de las decisiones de restar carga horaria a estas disciplinas.

"Como soy de las que cree que si un animal tiene cuatro patas y ladra es perro, permítanme entonces creer que ha habido una delicada y concienzuda intención de formar no lectores", advirtió la educadora a los profesores y bibliotecarios que la fueron a escuchar. En consecuencia, señaló que "los docentes que hoy se paran con lo que tienen son personas educadas en esos programas de estudios, en esa realidad social y política de la Argentina".

Y recordó que en este país "cuando había un proyecto de Nación había un programa de lectura en las escuelas y se les daba a los chicos a leer libros, con antologías literarias donde aparecían los poetas y pensadores argentinos, americanos y universales, priorizados en ese orden, para que aprendieran sus ideas. Porque precisamente la idea era consolidar una Nación y hacer ideología no era mala palabra".

Advirtió entonces que la lectura y la literatura no pueden ser algo dejado a libertad de no hacer. "Para la mayoría de los niños y niñas de nuestra periférica y arrasada patria es necesario reafirmar que encuentran en la escuela a nuestros escritores con ideas ideológicas (como decía Mafalda) o seguirán limpiando espejitos de colores en las esquinas y comiendo la basura del sistema".

Bialet entonces apuntó a los docentes para afirmar que "la docencia es una profesión de lectores y la alfabetización su razón social y laboral. ¿Qué haría -se preguntó- un cirujano si no le gustara la sangre?".

"El docente -continuó- es un profesional de las palabras: las enseña, las socializa, las hace circular. Si se reconoce no lector, asumir su déficit será su primer paso para resolverlo".

Bialet remarcó en las jornadas que la promoción de la lectura es en sí una actividad intencional, como todas las actividades educativas. Más tarde los profesionales de su equipo darían cuenta de las acciones que desde "Volver a leer" realizan en la difusión y promoción de los hábitos lectores, con los trabajos en bibliotecas, talleres, folletos orientadores destinados a distintos públicos (como el extracto que se publica en la infografía) y claro está la distribución de libros.

Pero hay más. La concepción de lectura que promueve la escritora -y autora, entre otros textos, de "No hay tumbas para la verdad"- es la que encuentra su correlato en lo que Paulo Freire pensaba de la educación: educar y dar de leer son "un acto de amor, de valor, de coraje y de entrega".

Quien ejerce estos actos -entiende Bialet- "es quien está atento a las necesidades del otro, a los momentos oportunos para acercar un libro a quien quiere leer aunque aún no lo sepa".
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La escritora Graciela Bialet.

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