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 sábado, 18 de junio de 2005  
Con orden y perfeccionamientos, los dueños de casa tienen todo preparado para su segundo campeonato
Alemania, en la cuenta regresiva hacia el Mundial

El pasado 9 de junio, el presidente de la Fifa, Joseph Blatter, y el del comité organizador del Mundial de Alemania 2006, Franz Beckenbauer, escenificaron el inicio de la cuenta regresiva para el máximo evento futbolístico, ya que ese día faltaba exactamente un año para que empiece a rodar el balón.

En un acto, con unos 200 invitados, celebrado en el recientemente estrenado estadio Allianz Arena de Münich, que albergará el encuentro inaugural del Mundial el 9 de junio de 2006, Blatter, Beckenbauer y otras personalidades del fútbol, la política y la cultura dieron un puntapié inicial simbólico en el centro del campo.

Blatter, se congratula con el avance de los preparativos, que los anfitriones afinan hasta el último detalle. "El perfeccionismo alemán será tal que cuando se inaugure el Mundial todo funcionará como debe ser. Los alemanes no son solamente capaces, también se hace fácil trabajar con ellos", certifica Blatter, cuya relación con Alemania no es considerada de las mejores.

Para las autoridades y las empresas alemanas, la celebración del segundo Mundial de fútbol en su suelo -tras el de 1974- se convirtió en prioridad nacional.

Los doce estadios mundialistas -Münich, Berlín, Hamburgo, Colonia, Francfort, Nüremberg, Hannover, Leipzig, Gelsenkirchen, Kaiserslautern, Dortmund y Stuttgart- han sido convertidos por cerca de 1.500 millones de euros (1.800 millnones de dólares) en verdaderos templos de fútbol futuristas y compiten para ver cuál es más moderno en diseño e infraestructura.

Las rutas, las conexiones ferroviarias y el transporte urbano se ampliaron y se pusieron a punto a la espera de los más de tres millones de aficionados que llegarán entre el 9 de junio y el 9 de julio para alentar a sus equipos. Unicamente en infraestructura fueron destinados 4.600 millones de euros (5.300 millones de dólares).

La seguridad en tiempos de riesgo de atentados terroristas y de vandalismo en el fútbol ha sido colocada muy alto en la lista de preocupaciones.

Las autoridades han acordado un paquete de medidas que van desde instalar cámaras de videos en lugares públicos que capten datos biométricos y reforzar al máximo la presencia policial hasta crear un banco de datos sobre hinchas violentos y un equipo de expertos en hooligans.

Pero también quisieron encarar la seguridad desde un aspecto más constructivo, para lo cual serán celebradas fiestas populares en las grandes ciudades con el fin de crear un clima de distensión en la hinchada.

En las principales plazas y áreas céntricas serán instaladas pantallas gigantescas a través de las cuales los aficionados que lleguen al país sin entradas puedan seguir a sus equipos disfrutando de una cerveza fresca y degustando los platos típicos.

Además de la fiesta futbolística más larga y costosa del mundo, con un presupuesto de 35 millones de euros (43 millones de dólares) se intercalará con el certamen un programa de arte y cultura nunca visto en un Mundial de fútbol.

Muestras de arte, lecturas, obras de teatro, conciertos y exhibición de películas cinematográficas se sucederán antes y durante el torneo, todas con el fútbol como común denominador.

Los anfitriones esperan que su empeño se salde con buenos resultados también a nivel económico. Un estudio estima que las inversiones llevarán a aumentar en un punto porcentual el crecimiento de la alicaída economía germana. Se calcula que el certamen generará la creación de 40.000 puestos de trabajo y que sólo el sector del turismo registrará unos cinco millones de pernoctaciones adicionales.

Un primer gran ensayo para comprobar si todo está a punto es la Copa Confederaciones, que se está celebrando en cinco sedes mundialistas.


Buscando errores
"Espero que encontremos un par de errores en este torneo para poder afinar todo para el Mundial", comenta Beckenbauer. Equipos de la calidad de Brasil, Argentina y Alemania abrirán el apetito de la hinchada en busca de más emoción el próximo año.

Para una nación futbolera como Alemania, el Mundial es también una cuestión de orgullo y la actuación de su plantel, actual subcampeón del mundo, no será menos importante -ni mucho menos- que el grado de éxito del evento en cuanto a organización.

Tras los triunfos del 54, 74 y 90, los hinchas alemanes cifran todas sus esperanzas para un cuarto título en el técnico Jüergen Klinsmann, encargado de rejuvenecer al once germano. "No jugamos solamente el campeonato porque somos anfitriones. ¡Queremos ser campeones del mundo!", proclama el entrenador, que ha traído nuevos aires a un fútbol alemán que quiere seguir creciendo con resultados positivos como estandartes.
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El estadio de Munich será sede del primer partido.

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