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 sábado, 09 de abril de 2005  
Circo real. La reina Isabel II dejará plantado al heredero de la corona británica
Carlos y Camilla confesarán sus pecados tras el casamiento por civil
Según las reglas de la Iglesia Anglicana, la pareja leerá un texto pidiendo disculpas durante un oficio religioso

Christoph Driessen

Londres. - Según el servicio meteorológico, hoy será otro de esos días que llenan de gente las consultas de los médicos en Inglaterra: se anuncian lluvias y vientos polares. Este pronóstico refuerza a una parte de la prensa británica en su convencimiento de que sobre el casamiento del príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles pesa la "maldición de Diana". Veinticinco años después de su boda de cuento de hadas con la princesa Diana, el heredero de la corona británica volverá a contraer enlace hoy con su amor de juventud: Camilla. Sin embargo, este enlace distará mucho de aquel.

El historiador Robert Lacey ya había pronosticado con ocasión del compromiso: "El espíritu de Diana sobrevolará esta boda". El recuerdo de la princesa no se deja reprimir muy fácilmente. Hay una cosa que está clara: No importa lo que hagan Carlos y Camilla, su enlace será comparado constantemente con la boda de cuento de hadas de 1981.

Los grandes momentos de entonces permanecen marcados a fuego en la memoria de millones de personas. ¿Quién no recuerda la escena del balcón, cuando medio millón de personas gritaba: "Bésala. Bésala"? En aquel entonces, Carlos se giró y preguntó en voz baja a su madre: "¿Puedo?". A lo que la reina respondió asintiendo con la cabeza. Esta vez, la reina ni siquiera estará presente en la ceremonia del registro civil.

La segunda boda del heredero de la corona británica es casi lo contrario de la primera. En aquel entonces, había más caballos que en «Ben Hur». Esta vez no habrá ni siquiera un carro tirado por caballos, sino sólo un viejo Rolls Royce. Y en vez de la imponente cúpula de la catedral de San Pablo, la pareja intercambiará anillos en un antiguo depósito del ayuntamiento de Windsor, equipado con mesas, sillas y sofás sólo pocas semanas antes de la boda.

Pero Diana también está presente de otra manera. Las reglas de la Iglesia Anglicana determinan que Carlos y Camilla deban pedir perdón por su culpa en el fracaso del primer matrimonio del príncipe durante la misa que seguirá a la ceremonia civil. Los novios eligieron para ello un texto que supone el acto de contrición más fuerte de la Iglesia Anglicana: "Reconocemos nuestros pecados y maldades que de tiempo en tiempo hemos cometido en pensamiento, palabras y obras".

Por eso, el Daily Mirror mostró ayer a Carlos y Camilla en su portada como diablillos rojos con cuernos. El príncipe admitió en 1994 en declaraciones a la televisión haber cometido adulterio. Camilla nunca se pronunció al respecto, pero evidentemente es todo lo contrario a "un ángel de Charlie". La confesión que hará el heredero es considerada "la primera disculpa pública de Carlos por la traición a Diana", comentó el Mirror. El hábito de penitencia se completa con el hecho de que la reina aparentemente prohibió a la pareja pasar juntos la noche anterior a la boda.

Pero aunque la boda resulte comparativamente modesta, sigue siendo un espectáculo, que según los medios británicos reunirá en todo el mundo a 500 millones de personas frente al televisor.

Los británicos están acostumbrados a que un «circo real» como éste se desarrolle como un mecanismo de relojería. Su máxima es que fuera del Reino Unido no se sabe organizar actos ceremoniosos, exceptuando quizá al Vaticano.

Desde hace días, la capilla de San Jorge en el recinto del castillo de Windsor está siendo preparada para la misa a la que asistirán 800 personas.

Cuando se casaron allí hace seis años el príncipe Eduardo y Sophie Rhys-Jones, incluso se cubrió discretamente la tumba de Enrique VIII, aquel rey que decapitaba a sus mujeres en el siglo XVI. Carlos y Camilla, en cambio, deberán pasar delante de la losa sepulcral negra del monarca, que se casó seis veces, en su camino al altar.

Por primera vez en mucho tiempo también hay una buena noticia: Tras los numerosos obstáculos que enfrentó la pareja en los últimos tiempos, se está extendiendo una especie de compasión. Incluso el diario sensacionalista The Sun se mostró ayer conciliador y escribió: "Tras tanta desgracia, quizá ahora simplemente deberíamos alegrarnos por una boda feliz". (DPA)
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Ornamentan el castillo de Windsor para el casamiento.

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