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 domingo, 03 de abril de 2005  
Golf: al igual que en 2003, Ricardo González se quedó con el Abierto del Litoral

Elbio Evangeliste / La Capital

El arribo al green del hoyo 18 de Ricardo González fue la postal más cálida de la última jornada del 71º Abierto del Litoral que se disputó en el Rosario Golf Club. El rosarino recibió allí un cerrado aplauso producto de que ya nadie podía arrebatarle el triunfo. Volvía a consagrarse en su casa (el año pasado participaron sólo jugadores amateurs), a ser profeta en su tierra. Todo esto después de una vuelta espectacular en la que la tarjeta de 66 golpes, cuatro bajo el par, le sirvió para totalizar 244 (-6) impactos y transformarse en el claro ganador. Julián Nicolosi (213), del Mitre de Pérez, terminó 12º, mientras que el Gato Eduardo Romero (214) fue 16º.

No parecía sencilla la defensa del título para González. Pero finalmente lo fue. A tal punto que no sólo le sacó seis golpes de ventaja a su más inmediato perseguidor Julio Zapata, sino que fue el único jugador del torneo que logró bajar el par de la cancha. Un dato difícil de obviar, en un torneo en el que el retraso del juego producto del mal tiempo, las dificultades de la chancha y el inminente viaje de varios jugadores a Europa, entre otras cosas, obligaron a que los organizadores decidieran finalizarlo cumplidos apenas 54 hoyos.

Varios puntos bien valen la pena ser analizados para entender el rendimiento y la posterior consagración de Ricardo González. Pero sin dudas el principal fue el haberse movido con muchísima sutileza en el green durante la última vuelta, la que compartió con Zapata y el riocuartense Horacio Carbonetti. Es que esa precisión borró por completo una desacertada actuación en prácticamente todas las salidas.

El drive de Ricardo funcionó mal. En muchos hoyos (4, 7, 9, 10, 11, 13, 15, 16 y 17) erró el fairways. Claro que si desde el rough le hubiese pasado lo mismo la cosa se le hubiera complicado, pero no fue así, porque sus segundos tiros, al igual que cuando debió apelar a su pulso desde el bunker, funcionaron de la mejor manera. Lo mismo que arriba del green.

Su salida a la cancha ayer no mostraba diferencia con Zapata (ambos lo hicieron con -2), pero un par de birdies consecutivos (1 y 2) fueron fundamentales. El haber mantenido el nivel, también. Cinco birdies (1, 2, 5, 6 y 11), par en 12 hoyos (3, 4, 7, 8, 10, 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 18) y un solo boogey (9) fueron torneando de a poco la victoria de un jugador que demostró estar un escalón por encima del resto. No sólo por hacer pesar su potencia, precisión y amplio conocimiento de la cancha, sino también por haber hecho fácil lo difícil.

A mitad de recorrido ya se preveía el desenlace. Salvo un par de groserías del rosarino podrían haber cambiado la historia, algo que no sucedió. Por eso la llegada al último hoyo, con las tribunas colmadas y mucha gente alrededor del green fue triunfal. Con aplausos de un público que no se cansa de mimarlo. Con la tranquilidad de un González al que le está haciendo costumbre coronarse en su torneo.
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Ricardo González festeja la conquista.

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