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 domingo, 03 de abril de 2005  
Sacramento y misa en los últimos minutos

En sus últimos 97 minutos de vida, Juan Pablo II recibió por segunda vez la extremaunción y se celebró una misa en su nombre. La Santa Sede señaló que el secretario privado del Papa, el arzobispo Stanislaw Dziwisz, ofició la misa a las 20 (hora de Italia) junto con el cardenal ucraniano Marian Jaworski y otros dos prelados polacos.

El Papa, quien ya había recibido la extremaunción el jueves, volvió a recibir ese sacramento que se imparte a las personas gravemente enfermas o a aquellas que están agonizando, como también el viaticum, o comunión que se da en casos de probable muerte.

En el momento de morir, Juan Pablo II estaba acompañado por sus dos secretarios, Dziwisz y monseñor Mieczyslaw Mokrzycki, además de Jaworski, el arzobispo Stanislaw Rylko, el reverendo Tadeusz Styczen, tres religiosas que lo asistían y su superiora, la hermana Tobiana Sobodka.

El médico de cabecera del Pontífice, el doctor Renato Buzzonetti, junto con otros dos colegas, Alessandro Barelli y Ciro D’Allol, también se encontraba en la habitación del Papa.

Inmediatamente después de su muerte entraron en la habitación altos dignatarios que, según la tradición, habían de verificar el deceso: el cardenal Angelo Sodano, segundo en jerarquía en el Vaticano, así como el camarlengo, el cardenal Eduardo Martínez Somalo, quien queda a cargo de los asuntos internos del Vaticano hasta la elección del nuevo Papa.

Asimismo, entraron el arzobispo argentino Leonardo Sandri, el clérigo que se convirtió en la voz oficial del Papa ante el público, y el arzobispo Paolo Sardi, vicecamarlengo.

Poco después acudieron a la habitación el cardenal Joseph Ratzinger, decano del Colegio de Cardenales, y el cardenal Jozef Tomko, un viejo amigo del Papa.

El Vaticano anunció que mañana, a partir de las 10, se celebrará la primera reunión de la Congregación General de Cardenales, que conducirá la Santa Sede hasta que se conozca el nombre del nuevo Papa en las próximas semanas.

El Vaticano agregó que las últimas horas del Santo Padre transcurrieron en medio de “oraciones ininterrumpidas”.

Para hoy se anunció en la plaza de San Pedro una misa en memoria del fallecido Papa, encabezada por Sodano.

“Seguirá junto a nosotros”

El adiós fue como un gran abrazo. Miles de fieles se unieron anoche en una corriente humana interminable en la plaza de San Pedro para estar por última vez cerca de Juan Pablo II.

Tras el shock que les generó la noticia de su muerte, el silencio, la emoción y las lágrimas se asemejaron con el paso de las horas cada vez más a aquellos multitudinarios encuentros juveniles que el Papa tanto amaba.

Sólo faltaba el gran comunicador, el querido Karol Wojtyla. “Ahora él ha iniciado su viaje más bello y largo. Desde allí arriba conseguirá mucho más, seguirá estando entre nosotros”, describió una joven romana el sentimiento generalizado en la célebre plaza.

Como muchas otras de las cerca de cien mil personas congregadas en la plaza de San Pedro, ella decidió pasar allí toda la noche para participar hoy de la misa fúnebre que oficiará el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.

Muchos jóvenes llevaron sacos de dormir y se sentaron en ronda alrededor de un iluminado mar de velas. Varios grupos entonaron canciones, otros rezaron el rosario. Por todas partes se repartieron hojas con las últimas palabras del Papa a los jóvenes: “Os he buscado. Ahora habéis venido a verme. Y os doy las gracias”.

La gran afluencia de gente hizo colapsar el tránsito en Roma, mientras innumerables policías intentaban llevar un poco de orden a la capital italiana. Pero pese a la gigantesca congestión, en todos lados se podía captar un profundo respeto y una afectuosa devoción. “El fue el hombre del siglo”, aseguró una italiana.

Muchos de los fieles participaron en las vigilias mantenidas las últimas tres noches, luego de que tras el dramático deterioro de la salud del Sumo Pontífice la gente comenzó a llegar a la plaza de forma espontánea para rezar por él. (DPA)
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