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 domingo, 03 de abril de 2005  
Se apagó la vida del mensajero de la paz

El Papa Juan Pablo II murió anoche en sus aposentos vaticanos a los 84 años de edad después de haber conducido a la Iglesia católica durante más de un cuarto de siglo.

El polaco Karol Wojtyla falleció a las 21.37 (16.37 hora de la Argentina), luego de que su estado de salud se agravara dramáticamente el jueves último a raíz de una infección en las vías urinarias que desencadenó la desestabilización de sus funciones orgánicas, indicó el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls.

Su situación se había deteriorado en febrero pasado, cuando fue internado en dos oportunidades aquejado por agudos problemas respiratorios.

El Papa murió dando la mano a su inseparable secretario, monseñor Stanislao Dziwiz, que lo acompañó por 40 años. El llanto de las monjas polacas rompió el silencio en el departamento papal. También en una nota manuscrita quiso mostrar su agradecimiento a las monjas y curas polacos que le asisten desde hace años en el palacio pontificio. Se despidió de ellos escribiendo: “Estoy contento, estadlo también vosotros”.

En la plaza de San Pedro, el anuncio fue hecho por Radio Vaticana. Un aplauso larguísimo subió de la enorme multitud (el modo en que los italianos expresan su respeto a las personas importantes), que luego se hundió en un profundo silencio, absoluto. Entonces comienzaron a tocar a muerto las campanas de San Pedro. El cardenal Angelo Sodano entonó el De Profundis y comentó por los altoparlantes que se habían instalado en la plaza dos días atrás: “Todos nos sentimos huérfanos. Se avecina el alba del domingo, día del Señor y nos gusta pensar en el Santo Padre Juan Pablo II está en la gloria de Dios, recibido en la casa del Padre, renacido y viviente”.

Es el fin de una jornada de oración y esperanza, marcada por el último mensaje dejado por el Papa. Con pequeños gestos, con movimientos de los labios, se había hecho entender y mandado un mensaje a los jóvenes: “Los he buscado, y han venido a mí, por esto les agradezco”. Este último saludo, explicó el vocero papal Navarro Valls, le costó a Karol Wojtyla varios esfuerzos, hasta poder completar el mensaje.

Juan Pablo combatió hasta el final. Su corazón lo mantuvo vivo no obstante la debilidad de las otras funciones vitales. El primer boletín de ayer indicaba pérdida de la conciencia, pero agregaba que aún estaba en condiciones de reaccionar: “Abre los ojos, no se puede hablar de coma ”. Dos cardenales que lo visitaron afirmaron que estaba despierto y reconocía a los presentes.

Hacia las 19, hora de Italia, llegó el segundo boletín, mas conciso. Se lo leyó sin convocar a conferencia de prensa. Decía que la fiebre subía y que el Papa estabá gravísimo, pero todavía respondía a las preguntas que se le hacían. En sólo una hora, la situación precipitó. El corazón comenzó a ceder. Finalmente, a las 21.37, Karol Wojtyla se rindió. Las campanas sonaron a muerto en Roma, los jóvenes en la plaza retomaron el rezo del rosario, y hasta por un momento volvieron a entonar cánticos.

Una figura excepcional

Juan Pablo II fue uno de los Papas más importantes de los últimos siglos. Desde su elección el 16 de octubre de 1978 dirigió la Iglesia Católica durante 26 años.

Según las normas de la Iglesia, el cadáver se expondrá en los próximos días en la Basílica de San Pedro, para que los fieles puedan despedirse de él.

El Papa número 264 en la historia de la Iglesia católica estaba gravemente enfermo desde hacía años. Su salud se encontraba mermada principalmente por el mal de Parkinson y por las consecuencias del atentado que sufrió en el año 1981 y que estuvo a punto de costarle la vida.

En los últimos años no podía andar y tuvo que trasladarse en silla de ruedas. Además, sus palabras eran cada vez más difíciles de entender y delegaba en cardenales y otros miembros de la Curia la lectura de sus homilías e intervenciones.

Su estado de salud empeoró considerablemente tras someterse a finales de febrero a una operación de traqueotomía, con la que los médicos trataron de solucionar sus problemas respiratorios. En pocas semanas tuvo que ser internado dos veces en la clínica Gemelli de Roma. Una escena conmovedora se produjo en las pasadas Pascuas, cuando pese a enormes esfuerzos no logró pronunciar la tradicional bendición Urbi et Orbi.

Juan Pablo II imprimió su propio carácter a la Iglesia como pocos Papas de tiempos modernos. Realizó 104 viajes por el extranjero, en los que fue aclamado por millones de personas, y en 2003 se convirtió en uno de los más fervientes opositores a la guerra de Irak. Envió cardenales a Bagdad y Washington e intentó en vano hasta el último minuto evitar la operación militar.

Los historiadores están de acuerdo en que Juan Pablo II contribuyó en los años 80 a la caída del comunismo, apoyando al movimiento democrático en su país. “Todo lo que sucedió en estos años en Europa oriental no habría sido posible sin la presencia de este Papa, sin su importante papel”, sostuvo en una ocasión el ex presidente soviético Mijail Gorbachov.

Karol Wojtyla fue el primer eslavo al frente de la Iglesia Católica y también el primer no italiano en 450 años. Debido a su mal estado de salud, se especuló en los últimos años con su renuncia. Sin embargo, en referencia al tema, el Papa afirmó una y otra vez que “tampoco Jesús bajó de la cruz”.

Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, en el sur de Polonia, a sólo pocos kilómetros del campo de exterminio de Auschwitz. En su juventud quedó marcado por la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Polonia por parte de la Alemania nazi. Por ello, entre los puntos principales de su mandato se encontraron el refuerzo de la paz, los derechos humanos y la reconciliación con los judíos.

Uno de los momentos culminantes de su pontificado fue en el año 2000 su viaje a Tierra Santa. En un gesto histórico, Juan Pablo II rezó junto al Muro de los Lamentos en Jerusalén y pidió perdón por la persecución de los judíos por parte de los cristianos.

Karol Wojtyla fue también el primer Papa que visitó una sinagoga y una mezquita. En 1998, realizó además un viaje triunfal a Cuba, donde consiguió la liberación de presos políticos.

Juan Pablo II había sido elegido el 16 de octubre de 1978 de manera completamente inesperada. La designación de un Papa del antiguo bloque del este fue considerada una afrenta contra la Unión Soviética. Desde el principio, Juan Pablo II no ocultó ser un fuerte opositor del comunismo.

Según el Derecho Canónico, el Papa debe ser inhumado entre cuatro y seis días después de su muerte. En principio, Juan Pablo II será sepultado en la Basílica de San Pedro, como muchos de sus antecesores. (DPA, AP y Reuters)
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