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 domingo, 20 de febrero de 2005  
A cuatro meses de su anterior aparición, resurgió el misterioso francotirador
El Loco de la Escopeta le disparó a un ómnibus en el viaducto Avellaneda
Un interno de la línea 101 con diez pasajeros recibió una perdigonada ayer a la mañana. Un joven de 21años sufrió heridas leves al estallar una ventanilla. El arma y el accionar fueron similares a los últimos golpes

Leo Graciarena / La Capital

Todo indica que El loco de la Escopeta atacó otra vez. Ayer por la mañana, cuando el calor comenzaba a apretar una vez más, un colectivo de la línea 101 que circulaba por el viaducto Avellaneda recibió una ráfaga de perdigones que destrozó el vidrio de la última ventanilla trasera, sobre el lado de los asientos individuales. Todo indica que el arma utilizada esta vez también fue un calibre 12.70 y la policía estima que el disparo fue desde un vehículo en movimiento. La lluvia de cristales rotos lesionó levemente a un joven de 21 años que viajaba sentado. "Si alguien hubiera estado parado, se comía el garrón", consideró el muchacho. El colectivo, un minibús de 21 asientos pintado de amarillo, llevaba una decena de pasajeros. El último golpe de este atacante serial a quien se le adjudican acciones de este tipo desde hace más de diez años (ver aparte) ocurrió el pasado 22 de octubre, cuando atacó un colectivo de la línea 112 en Pellegrini ySarmiento.

Eran las 10.55 cuando Luis Antonio Cesaretti sintió una explosión "como si se hubiera reventado un neumático" del interno 310 de la línea 101. El colectivo de la empresa Rosario Bus circulaba de norte a sur sobre el viaducto Ingeniero Pinasco -popularmente conocido como Avellaneda- y empezaba a aminorar la marcha para doblar en San Lorenzo.

"Todo era normal. Miré hacia adelante y calculé que me iba a agarrar el semáforo rojo. Entonces escuché una explosión, como si se hubiera reventado un neumático. Me aferré al volante para controlar el colectivo, pero enseguida me di cuenta de que no era eso. Cuando giré la cabeza, vi los vidrios de la ventanilla en el pasillo y me preocupé por el pasaje", explicó ayer, parado sobre el cantero central, el chofer, que trabaja desde hace 28 años en la empresa.

"Me asusté mucho porque al pibe herido lo conozco desde que nació. ¿Viste cómo es este laburo? Trabajás la misma línea y conocés a todos", contó. El "pibe herido" es Exequiel Ruiz, un guitarrista de 21 años de Empalme Graneros que viajaba hasta el centro a comprar cuerdas. "Esta noche toco con la banda -se llama Jardín Eléctrico- y me pasó esto", decía preocupado en la seccional 7ª, mientras esperaba que el médico policial constatara los raspones en la muñeca derecha y en su hombro izquierdo.

"El colectivo lo tomé a las 11.43 (muestra la tarjeta) en Provincias Unidas y Solís. Me iba al centro a comprarle cuerdas a la guitarra. Iba tranquilo, mirando para adelante y escuchando música en el walkman. Cuando el colectivo terminaba de bajar del viaducto escuché un explosión muy fuerte y una llovizna de vidrios me cayó encima. Del cagazo me agaché. Pero yo no era el más asustado, el más temeroso era el chofer", contó Exequiel, quien es mellizo de otro integrante de su banda de punk-rock melódico. El impacto de los perdigones destrozó la última ventanilla del minibús Volkswagen 9150 modelo 2003 y el chico era el único que iba sentado de la mitad hacia atrás en los asientos individuales porque sobre ese lado daba el sol abrasador.

"Primero pensé que había sido un piedrazo, pero cuando vimos la ventana, con el chofer, nos dimos cuenta de las marcas de los perdigones. Algunos quedaron dentro del colectivo", explicaba el pibe, quien recibió algunos raspones porque vestía una remera musculosa. "Fue un segundo. Lo primero que pensé fue: «Zafé». Y después me preocupó lo asustado que estaba el chofer", relató.

Ya con los pies sobre pavimento, todos los testigos ocasionales hablaron de "una explosión" similar a la del "reventón de un neumático". Después todos tuvieron la reacción lógica de mirar el colectivo que quedó estacionado sobre la avenida a la altura del 500, justo frente a la sede del Deportivo Club Morning Star. Los vecinos de la cuadra relataron que escucharon "la explosión" a la altura de calle Urquiza, que se corta bajo el viaducto.


Una explosión que alteró la mañana
"Al principio no le dimos mucha bola a la explosión -contó un vecino de la zona- porque es normal que revienten algún neumático en esta zona. Cuando bajás del viaducto hay unas ondulaciones en el pavimento que, como vienen al palo, generalmente ocasiona algún reventón".

Sobre el colectivo quedaron las huellas del ataque. Sobre el pasillo, restos de los vidrios de la última ventana que abarcaba tres asientos: dos individuales y el último de cinco asientos. Desde afuera de la unidad se podían ver las marcas de los perdigones entre la ventana y el techo. "Te soy sincero, pensé que eran los canallones que ya estaban festejando cuando escuché la explosión", contaba un quiosquero de la cuadra antes de insultar al aire contra la madre del Loco de la Escopeta.
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El impacto hizo estallar una ventanilla del lado izquierdo del coche 310 de la línea 101.

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