Editorial

Educación: noticias preocupantes

Las dos informaciones se brindaron en días sucesivos, ayer y anteayer. Ambas se relacionan con aspectos francamente negativos en lo que atañe a la calidad de la educación pública en Santa Fe. Y ciertamente preocupan, sobre todo si se recuerda que en ese crucial rubro la Argentina supo ser líder en toda Hispanoamérica.

Pero esos son tiempos pasados. El presente indica que en nuestra provincia se dictará este año un promedio menor a los ciento sesenta días de clases, en abierta violación de lo que dispone una ley nacional -la 25.864- que fija la cifra de ciento ochenta jornadas lectivas como el mínimo admisible. Y la víspera, a ese dato se le agregó otro que no contribuyó a mejorar el panorama: el enorme ascenso de las solicitudes de licencia por parte de los docentes desde la derogación del premio por presentismo, apenas dos meses atrás.

En este último caso el abrupto incremento parece dar legítimo soporte a las sospechas, más allá de la razón que le asiste al dirigente gremial que afirmó: "Si el ministerio dice que hay abusos, debe asumir la responsabilidad de señalar cuáles son".

Pero el elemento que incorpora una dosis aún mayor de suspicacia es que aquellas licencias que se han disparado -su porcentaje de crecimiento es del 73 por ciento- son aquellas cuya motivación es una enfermedad de corta duración, como la angina o la gastroenterocolitis. En tanto, se mantuvieron estables los pedidos fundamentados en dolencias de larga duración. Tal cual lo explicó el coordinador médico de la provincia, Miguel Ezpeleta, estas últimas resultan fácilmente comprobables. "En cambio, en otros casos los agentes presentan un certificado médico que dice que hace tres días tuvieron gastroenterocolitis y no existe forma de comprobarlo, pero tampoco se puede rechazar la licencia", explicó el funcionario.

Sin dudas, resulta lamentablemente necesario optimizar los controles, objetivo que sólo se cumplirá reforzando el cuerpo de médicos.

En tanto, tampoco puede ser fácilmente comprendida la blandura ostentada por el Estado provincial en torno de la inadmisiblemente escasa cantidad de días de clase que se dictarán durante 2004: el lanzamiento de jornadas de lectura a realizarse en comedores escolares, centros comunitarios y plazas -que no tendrán carácter obligatorio- dista de ser una compensación satisfactoria por los días perdidos como consecuencia de la prolongada huelga.