Año CXXXVII Nº 48583
La Ciudad
Política
Economía
Opinión
Información Gral
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 21/11
Mujer 21/11
Economía 21/11
Señales 21/11
Educación 20/11
Campo 20/11
Salud 17/11
Autos 17/11

contacto
servicios
Institucional

 viernes, 26 de noviembre de 2004  
El grupo presenta su disco "Infame" mañana en el Anfiteatro municipal
Babasónicos: "Tratamos de ser descarados, de pasar los límites de nuestra propia vergüenza"
Adrián Dárgelos, el líder de la banda, dijo que su proceso de composición es mucho más perverso de lo que parece

Carolina Taffoni / La Capital

Los Babasónicos están ganando espacio a pasos agigantados. Las pruebas están a la vista. La banda formada por Adrián Dárgelos (voz), Mariano Roger (guitarras), Gabo Manelli (bajo), Diego Castellano (batería), Diego Uma (percusión) y Uma-T (teclados) siempre llegó a la ciudad para tocar en lugares chicos y limitados. Pero esta vez es distinto. Mañana, a las 22, el grupo presentará su último disco, el exitoso "Infame", en el anfiteatro Humberto De Nito. "La culpa es de ustedes, que llegaron tarde a lo grosso", disparó Adrián Dárgelos, entre burlón y cómplice. En charla con Escenario, el cantante definió a "Infame" como "superincorrecto", aseguró que su nuevo público no es adolescente y dijo que a lo único que le tiene miedo es al "perverso sistema político".

-Tocar para cada vez más personas, ¿les genera algún tipo de presión?

-Más presión me genera tocar ante 40 tipos, a los que les puedo ver la cara. Nos gusta enfrentar el vértigo de los shows. Si eso no pasa no siento la emoción de jugarme en esa empresa, que yo creo que puede tener una pérdida, la pérdida de la dignidad durante la recreación de la obra. Por eso trato de que la puesta tome riesgos.

-¿Es cierto que no ensayan?

-Lo que pasa es que tocamos cinco veces por semana. Con nuestra frecuencia de shows no tenés días para ensayar porque estamos viajando el resto de la semana. Si tocáramos aparte sería sobreensayado, sería asqueroso. Igual antes de grabar el disco estuvimos ensayando como dos meses ocho horas por día.

-En una entrevista dijiste que a "Jessico" los críticos lo habían interpretado mal, ¿qué pasó con "Infame"?

-Si ganó todos los premios es que lo entendieron mal, porque es un disco superincorrecto, para molestar a todos, no para convertirse en el standard de la cultura popular. Esa malinterpretación es la que me gusta provocar.

-El público de la banda parece cada vez más adolescente, ¿eso tiene que ver con las letras de "Infame"?

-Decir eso es despectivo. El público es una cosa informe. Hoy puede estar tu mamá y a la semana tu sobrina. Ojalá vayan los adolescentes a los recitales, porque son los que no tienen prejuicios y pueden entender las ideas más frescas, más nuevas. Sobre las letras de "Infame" no creo que sean adolescentes, ningún adolescente puede escribir esas letras. Nosotros tratamos de ser descarados, de pasar los límites de nuestra propia vergüenza. Yo no me propongo escribir una letra adolescente, trato de manipular una idea en el otro. El proceso de composición es mucho más perverso de lo que parece.

-¿Cómo es la experiencia de ir a las entregas de premios?

-Intrascendente. Yo hice giras por todas las capitales de Latinoamérica, soy uno de los artistas de rock más grandes de Latinoamérica, la MTV es un canal que difunde mi música, y yo opté por eso. Hay dos formas de marketing, o la televisión abierta o la televisión de cable. Yo nunca fui de Tinelli. Es más claro que vaya a unos premios de un canal que pasa todos mis videos. Es más coherente. Pero en la banda no hay una política de ir o no ir a una entrega de premios. A los Gardel no fui, a los Clarín del año pasado tampoco. A veces estamos de gira, no tenemos ganas de ir. Y a los Grammy no fuimos porque la compañía es una rasca y no nos paga el pasaje para ir a Los Angeles.

-Ustedes son uno de los exponentes más claros de la explosión popular del rock nacional en los últimos tres años, ¿cuáles son los pros y los contras de ese fenómeno?

-Los pros es que se agranda la escena, hay más volumen de inversión y entonces hay más producción de escenarios, más opciones para tocar. La crítica literaria de los sesenta adoptó la noción del antiimperialismo, a mí me sirve eso, la generación de cultura nacional que le hace frente a la penetración anglo. Que crezca la escena me parece antiimperialista (risas). Además, en el caos y la multitud también se va generando la novedad. Por otro lado, las agencias de publicidad que eran snobs y sólo ponían esponsoreo en las bandas extranjeras, ahora ponen plata en la difusión de los espectáculos de rock nacional. Los contras los vas a ver dentro de poco (risas).

-¿No se vieron ya en el último Quilmes Rock? Babasónicos siempre se caracterizó por la sorpresa y participó en un festival que estuvo marcado por la rutina y la repetición...

-El festival, al tener ese afán de que toquen todos, se repite. Para mí el escenario era nuevo, pusimos una escenografía propia, hicimos un vestuario propio. Pero de año a año no hicimos dos discos distintos. El año pasado igual no habíamos sacado "Infame" cuando fuimos. Lo que pasa es que la gente no tiene memoria.

-¿Alguna vez sintieron miedo de la popularidad que generaron?

-No, a lo único que le tengo miedo es a este perverso sistema político. No veo cambios en nada. Yo quiero una toma de conciencia civil, que la gente se haga cargo de todo y deje de darle votos a este sistema político. La clase política es una clase profesional, en su mayoría más profesional del negocio que de la vocación pública. Tiene que haber una generación de conciencia política y una educación. Este sistema de educación es el que nos da esa clase de políticos horribles. Quiero la programación de un nuevo modelo de país, que se dejen de joder.
enviar nota por e-mail
contacto
buscador


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Babasónicos se terminó de consagrar a nivel masivo con "Infame".

Notas Relacionadas
El arma de la contradicción



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados