Año CXXXVII Nº 48583
La Ciudad
Política
Economía
Opinión
Información Gral
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 21/11
Mujer 21/11
Economía 21/11
Señales 21/11
Educación 20/11
Campo 20/11
Salud 17/11
Autos 17/11

contacto
servicios
Institucional

 viernes, 26 de noviembre de 2004  
Yo creo
"Hay que aliviar a Papá Noel"

Fernando Toloza / La Capital

Al siempre sufriente Jesús este año no le ha ido bien. Su vida fue presentada bajo la mirada sangrienta de Mel Gibson en "La pasión" y con la Navidad se acerca otra vez el tiempo de su derrota callada a manos del marketing, porque Navidad es, desde hace décadas, el imperio de Papá Noel, ese anciano de extraña longevidad y de músculos disponibles que premia a los chicos a través de las chimeneas. Cuando nació Jesús (cumpleaños que se celebra en Navidad), en Belén tuvo que ser un día caluroso. Sin embargo, dos milenios después, la imagen es la de un anciano vestido para afrontar la nieve y en medio de una escenografía de pleno invierno. Sincretismo de culturas, se dirá, pero yo pregunto por qué no desnudar alguna vez a Papá Noel, o al menos quitarle algo de su ropa. No por decreto ni nacionalismo a ultranza sino por diversión, para variar un poco la historia del buen anciano y de su fama instalada como algo natural y justo. En realidad, es un usurpador, un simpático farsante, más allá de las prosapias beatas que se le atribuyan. Un historiador peruano contaba que en su país un gobierno militar decidió abolir en los años 70 del siglo XX a Papá Noel y en su lugar impuso a un niño cholo, doble del bebé Jesús en Belén. Después probó con Tatita Noel, pero la fuerza del anciano y el marketing recuperaron rápidamente el terreno perdido. La anécdota señala el reinado sin discusión del anciano. Un reinado que cada año recibe su correspondiente película en el cine estadounidense. Esta Navidad será "El expreso polar" y ya se adivina otra vez la cantinela del espíritu de la Navidad. Si al menos fuese "El Grinch 2", ese monstruo que se burlaba de la celebración. O una versión de "Cuento de Navidad", con el abominable Scrooge. Pero nada. Así seguirá el anciano usufructuando la fecha de otro. Habrá que ver otra vez esa curiosa mezcla, imaginarse el calor de los Papá Noel rosarinos sufriendo bajo las telas y las barbas de utilería. Algún pesebre recuperará el origen de la historia aunque por supuesto no seducirá a los chicos ya que allí no hay regalos. Todo acorde con una forma de vida y de pensar que se maneja en términos de oferta y de demanda. Si hasta los que hablan de cultura se jactan de la oferta de la ciudad. En ese mundo acorde a lo que se vende, nada mejor que Papa Noel, pero al menos, creo, habría que buscarle un traje de verano, no por él sino por sus sosias locales.
enviar nota por e-mail
contacto
buscador



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados