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 domingo, 07 de noviembre de 2004  
[Lecturas]
La historia como vida intima: correspondencia de Agustín Tosco

Sandra Cicaré / La Capital

Las cartas suelen mostrar el mundo íntimo, pero en este caso son el reflejo más puro de una historia pública y popular, la que vivió el sindicalismo argentino durante dos décadas agitadas, desde 1955 a 1975. En "Agustín Tosco y Susana Funes, historia de una pasión militante, acciones y resistencia del movimiento obrero", Silvia Licht hace, a través de un recorrido epistolar entre el líder sindical de la poderosa Empresa Provincial de Energía Eléctrica de Córdoba (Epec) y su pareja desde fines de la década del sesenta, un repaso minucioso de los procesos políticos que marcaron entonces al país.

La historia pasa minuciosamente por sus páginas y hay registros de procesos como el nacimiento de la CGT de los Argentinos, experiencias como El Viborazo, la masacre de Trelew o la vuelta de Perón a la Argentina.

Pero todo esto, vivido desde la palabra y el análisis que a través de sus cartas realiza Tosco desde la prisión en la que cayó en forma sucesiva por su militancia y su oposición a las dictaduras de turno, y que en cierta forma marcaron su vida y trazaron el camino de su muerte.

En el libro es difícil descifrar si la historia sirve como telón de fondo para hilvanar un relato epistolar o si éste es la excusa para, en definitiva, hablar de historia.

Tal vez no importe demasiado, ya que la autora logró ensamblar ambas cuestiones con una nitidez y rigurosidad que no le impidió recurrir a los sentimientos o al relato intimista de la primera persona cuando creyó necesario para dar con un libro que bien vale la pena detenerse a leer.

Quizás lo que permita el material de Silvia Licht es acercar el hombre a la figura del militante emblemático que representó Agustín Tosco. "Sabés mi amor cuál es mi verdadero dolor aquí? Es haber causado tantas desdichas en tí y en los pequeños... Ahora, en la mente de los niños soy un héroe de carne y hueso y de la televisión", escribía Tosco desde la cárcel de Devoto en 1971 en referencia a la experiencia que vivían sus hijos Malvina y Héctor, nacidos del matrimonio del líder sindical con Nélida Bonyuan, su novia de las épocas de la escuela técnica de Coronel Moldes, de donde era oriundo el ex secretario general de Luz y Fuerza de Córdoba. "Para el día del niño les hice una larga carta explicándoles, para cuando entiendan mejor...", continuaba el entonces presidiario.

Pero mientras la vida cotidiana de su familia lo desvela, Tosco no deja de militar desde la cárcel, no sólo analizando el recorrido de la política nacional, sino los procesos internos del propio gremio, mucho más difíciles de desmenuzar desde la distancia y tras las rejas.

Aún así, en el 71 escribe desde Devoto lo siguiente: "En Luz y Fuerza es difícil formar verdaderos revolucionarios con conciencia propia. Luz y Fuerza de Córdoba es una excepción en todo el país, pertenece al grupo de la aristocracia obrera y sus condiciones de vida y de trabajo determinan una conciencia pequeñoburguesa".

No sólo se trata de una catarsis con su mundo afectivo, sino de un intercambio de ideas con una militante sindical de la filas de la Epec. Esto era Susana Funes por entonces y durante toda la vida que compartió junto a Tosco.

Las persecuciones ideológicas y físicas y las detenciones durante la cruda dictadura abierta en 1976 la llevaron a autoexiliarse en su propia tierra. Fue así que "tuve que irme de Córdoba porque buscaba a quienes ya no estaban, a los compañeros que más quería, a los lugares donde había sido feliz, tuve que irme porque me sentía morir, porque la tristeza era imposible de soportar", le relató a la autora del libro.

Aunque pudo resistir la prisión, las requisas y demás y se radicó en Buenos Aires, en rigor lo de evitar la muerte fue casi un eufemismo, ya que con una afección cardíaca grave desechó la medicación y murió "un destemplado sábado de julio de 2002", dice Licht.

Las cartas, hasta ahora inéditas y compendiadas en 270 páginas en un material de Editorial Biblos, hacen un relato de ida y vuelta por las vivencias personales y las crónicas históricas.

También permiten comprender algunas decisiones políticas del líder sindical a través de sus propias palabras. "Es cierto que muchas veces procedo como un reformista, pero en ocasiones, procediendo así movilizo al amplio sector reformista de nuestro gremio, con proyección revolucionaria y socialista", decía Tosco, aquel que comenzó con sólo dieciocho años a trabajar en Epec con el título de técnico industrial bajo el brazo en su correspondencia.

Aquel que supo hacer un culto de su militancia, la que arrancó en esos primeros años como obrero de la empresa estatal. "Nunca llegaba tarde, hablaba con todos y escuchaba atentamente", dijeron viejos trabajadores de la Epec recordando al líder, el Tino, como lo apodaban en la familia.
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Tosco (centro) en una conferencia de prensa en 1973.

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