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 domingo, 10 de octubre de 2004

Jujuy: Ollas de barro cocido
Tinajas, platos, tejidos, sombreros y canastos artesanales se ofrecen en la tradicional Manka Fiesta de La Quiaca

La localidad jujeña de La Quiaca, en el techo de nuestro país, se prepara para vivir uno de los acontecimientos más relevantes de la cultura aborigen del noroeste: la Manka Fiesta, traducida también como "festejo de ollas de barro cocido". El encuentro se iniciará el próximo domingo y extenderá durante una semana.

La Quiaca está a 305 kilómetros de San Salvador de Jujuy. De los 16 mil habitantes, la mitad son collas y el resto, descendientes de inmigrantes europeos.

En un ritual que se repite todos los años, los habitantes del altiplano boliviano participan de la fiesta trayendo a La Quiaca ollas, tinajas, platos de barro cocido y otros objetos de alfarería primitiva, mientras que los pobladores de la puna jujeña llegan con tejidos de lana de llama, barracanes (telas de lana de llama), picotes (especie de frazada), chalonas (carne salada), papas y chuño (papa helada). También llegan los residentes de los valles cercanos repletos de sombreros, canastos, frutas disecadas y semillas.

La Manka Fiesta tiene sus orígenes a principios del 1900 y la edición de este año se realizará en un predio al aire libre de 400 metros cuadrados en el acceso sur, con entrada libre y gratuita. Allí se monta la feria artesanal, donde no faltan las comidas típicas y los espectáculos musicales.


A más de 3.000 metros
La ciudad de La Quiaca está ubicada en la frontera con Bolivia, a 3.442 metros sobre el nivel del mar. Se esconde en un valle circundado por magníficas colinas multicolores, donde las pequeñas viviendas de adobe se mimetizan con el paisaje. La puna jujeña se caracteriza por disponer de suelos áridos y una marcada amplitud térmica (días cálidos y noches frescas).

La Quiaca es una de las principales ciudades del Noroeste y ofrece servicios básicos para la estadía confortable de los viajeros. Está comunicada con la capital de la provincia -San Salvador de Jujuy- a través de la ruta nacional Nº 9.


Casas de adobe
El paisaje puneño, las construcciones de adobe revocado, los frecuentes homenajes a la Madre Tierra -Pachamama- y la amabilidad de los pobladores convierten a La Quiaca en un destino turístico que atrae a viajeros de todo el mundo. Entre las excursiones imperdibles vale la pena visitar la laguna de los Pozuelos, el poblado de Yavi (a 15 kilómetros) y el cerro de los Siete Hermanos.

Al llegar a la puna se experimenta un fuerte encuentro con las tradiciones ancestrales de los collas. Las aldeas y poblados parecen detenidos en el tiempo, lejos de las autopistas de las grandes ciudades, las torres inteligentes y los empresarios de traje y teléfono celular. En el techo del país la vida transcurre en calma, en armonía con la naturaleza.

Para quienes tengan en sus planes visitar el norte jujeño y no estén acostumbrados a la altura es recomendable tener en cuenta algunos recaudos para no "apunarse": caminar despacio, no comer en exceso o mascar hoja de coca.

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La Manka Fiesta es uno de los acontecimientos más convocantes de la cultura colla.

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