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 domingo, 10 de octubre de 2004

Una tragedia evitable. Fatal accidente de amigos que salieron a la ruta 11 a la madrugada con mal tiempo
Bajo la lluvia, tres jóvenes que iban en moto a bailar se mataron en Oliveros
Dos tenían 17 años y el otro 25. Les habían sugerido no salir por el clima. Chocaron de frente contra un auto

Leo Graciarena y Marcelo Abram / La Capital

Sin consuelo. Esa era la sensación que había ayer en las calles de la localidad de Oliveros, a 45 kilómetros al norte de Rosario. En la madrugada tres muchachos que circulaban por la ruta 11 en una moto de 100 centímetros cúbicos chocaron de frente con un automóvil a 6 kilómetros de Timbúes. Los tres jóvenes, dos menores y un mayor, murieron instantáneamente. Dos de las víctimas eran futbolistas del club Belgrano de Oliveros, el pueblo donde vivieron toda su vida. El otro joven era oriundo de Capitán Bermúdez y padre de una pequeña de un año y medio. Su pareja está embarazada de seis meses. Uno de los ocupantes del auto, en el que iban tres mayores y una menor, quedó internado en observación.

El fatal accidente ocurrió pasada la 1.30 en un tramo recto de la ruta 11 entre Oliveros y Timbúes. Tres jóvenes iban sobre una moto Honda Guerrero Bike azul, dominio 853CCR, con sentido norte-sur y trataron de pasar a un camión a la altura del kilómetro 347. Lloviznaba. El cielo estaba rojizo por la tormenta y el pavimento resbaladizo. La moto, aparentemente, no tenía luces. Al abrirse para pasar al pesado vehículo, el rodado quedó en el camino de un Wolkswagen Senda patente REQ729 que circulaba en sentido contrario. La luz alta los iluminó. Pasando la curva de Vialidad, el impacto fue terrible y los jovenes murieron en el acto.

El auto, sin control, terminó chocando contra un poste de los campos al costado de la ruta. En un radio de 40 metros -a 4 kilómetros de Oliveros y a 6 de Timbúes- quedaron los cuerpos de Emanuel César Pecorini, de 25 años y dueño de la moto; Jesús Adrián Mansilla, de 17 y Leandro Ezequiel Méndez, también de 17. En el auto, todavía sin entender lo que había sucedido, estaban Héctor Moreira, de 38 años, su esposa Elvira Balparda, la hija de ambos Mara, de seis meses y su suegro Mario Radice. Moreira y Balparda sufrieron politraumatismos de poca gravedad. La niña, según testigos, tuvo un corte en su cabeza y Radice quedó internado en observación en el hospital Granaderos a Caballo de San Lorenzo.

Los Radice son una familia oriunda de Oliveros que desde hace dos años se fueron a San Lorenzo y, según los vecinos, viajan cotidianamente a su pueblo. En el lugar del accidente, ayer por la tarde, todavía había restos de la tragedia. Trozos de los vehículos, una llanta partida, una campera azul, una pequeña foto de una niña y un turno médico de una de las víctimas.


Camino a Marilú
Los jóvenes habían estado en un asado en el club Belgrano de Oliveros y, luego de tomar algo en un bar, decidieron ir al boliche de Timbúes. "Vamos a Marilú", propusieron y desoyendo las recomendaciones de otros amigos en el bar, salieron para transitar los 10 kilómetros por una ruta 11 mojada por la lluvia. Tres en una moto azul. Según las voces por lo bajo en los velatorios, sin luz. Algo que deberá develar la pesquisa, aunque la moto quedó totalmente destruida. "Chicos, es una locura", les habrían dicho, pero se fueron en el pequeño vehículo al pueblo vecino.

Al llegar a Oliveros se palpaba en el aire que algo malo había sucedido. En el salón del Centro de Jubilados y Pensionados de Córdoba al 100 el lamento y el sollozo era el denominador común. Allí desde las 16 se velaron los cuerpos de Leandro Méndez y Jesús Mansilla, los dos pibes que jugaban en la cuarta división de Belgrano. Pecorini, quien estaba en pareja con una joven de Oliveros con la que tenía una beba de un año y medio, fue velado en Capitán Bermúdez, donde había nacido.

Hasta que los cuerpos de Leandro y Jesús llegaron desde el Instituto Médico Legal de Rosario, sus amigos le "hacían el aguante" a las familias destrozadas que viven muy cerca de la cancha de Belgrano. La tristeza en Oliveros se vivió desde las primeras horas del día. Nadie fue ajeno a la muerte de los pibes. Fue el tema entre vecinos, en el bar y en la plaza. Cuando los cuerpos de los chicos llegaron al Centro de Jubilados, inmediatamente, se colmó de gente. Sillas en la vereda y un dolor sin fin. Un velatorio donde los pibes del pueblo lloraban una tragedia evitable.

A 70 metros del velatorio, casi en diagonal, en la puerta de la comisaría el Senda mostraba las huellas del accidente: el capó hundido casi hasta el parabrisas.

Todo el pueblo, con la tristeza en rostros y voces, se acercó a despedir a los chicos. "Eran muy buenos pibes. Anoche estuvimos comiendo un asado en el club", contó Luis Franco, el entrenador de la primera división de Belgrano, uno de los 20 animadores de la Liga Sanlorencina. "Yo me tenía que venir para Beltrán y Jesús me decía «quedate un rato más». Y yo le decía que le había dicho a mi esposa que iba a estar en casa a la medianoche. «Que te espere un rato más», me dijo. Me iba y me decía «andá traidor». Y lamentablemente esta mañana me encontré con la noticia", explicó el técnico de 49 años, y con 15 como entrenador en la Liga.

Como la primera división de Belgrano ya está clasificada para los cuartos de final de la Liga y la cuarta jugaba ayer un partido importante, los dos planteles se habían juntado a comer un asado en el club de calle Mitre. "Eran tipos respetuosos que hacían caso a los consejos que uno les daba. Tengo el mejor recuerdo de estos pibes", contó Franco, quien evocó a Méndez como un "jugador de cualquier puesto, conmigo jugó de centrodelantero en la primera". Mansilla "era un carrilero por derecha" y todavía no había debutado en primera. "Se siente mucho la pérdida de estos pibes, por lo que eran como personas. Eran chicos a los que veía los miércoles y los viernes cuando hacíamos fútbol. Y con ellos hablábamos mucho", recordó. El padre de Leandro Méndez es el entrenador de la cuarta división de Belgrano.

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Todo Oliveros se acercó al Centro de Jubilados para despedir a dos de las víctimas que jugaban en el club Belgrano.

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