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 domingo, 10 de octubre de 2004

El duro trabajo entre los escombros de los rescatistas voluntarios israelíes
Luego de un atentado y según la tradición judía, deben buscar y recuperar hasta la última parte de un cadáver

Ulrike Koltermann

Taba (Egipcio). - Sus tirabuzones en el cabello resaltan más sobre las prendas de seguridad de amarillo reflectante. Pasan su tiempo libre en escenarios de graves accidentes de tráfico o sangrientos atentados. Su trabajo no es para espíritus sensibles: reúnen partes de cadáveres porque en la tradición judía el cuerpo tiene que ser conservado en su totalidad.

También el hotel Hilton de Taba, junto a la frontera egipcio-israelí, donde el jueves se produjo un brutal atentado, se encuentran los voluntarios de salvamento israelíes (Zaka). "Estamos acostumbrados a las imágenes horribles", asegura Joseph Wolman, estudiante de una Yeshiva, escuela religiosa judía. "Pero aún así, siempre es impresionante".

Ayer, las unidades de salvamento encontraron el cuerpo calcinado casi en su totalidad del cuerpo de una mujer. Estaba boca abajo, enterrada bajo los escombros. Un trabajador de los servicios de salvamento tomó una muestra de su muslo con un escalpelo para el análisis de ADN, antes de que los voluntarios de la Zaka la envolvieran en paños y la trasladaran a una ambulancia. "Llevaba una cruz alrededor del cuello, así que probablemente era cristiana", comenta Joseph. "Para nosotros es importante que todas las partes del cuerpo se encuentren. Da igual si se trata de judíos o de practicantes de otras religiones".

En cursos impartidos por el ejército, los voluntarios de Zaka estudian entre otras cosas la anatomía del cuerpo humano y la forma de construir edificios. "Tenemos que saber cómo se derrumba una casa y dónde tenemos que buscar sobrevivientes o víctimas", explica el israelí.

Se necesita mucha experiencia para empezar a buscar en los lugares adecuados de un edificio completamente destruido. La esperanza de que haya sobrevivientes existe cuando entre los escombros quedan huecos, aunque en Taba ya casi nadie piensa encontrar a alguien con vida.

Unos 70 miembros de Zaka se han trasladado a la localidad egipcia, donde hasta ahora recuperaron los cadáveres de al menos 33 personas. Pero las cifras son difíciles, ya que cada trozo de cadáver recibe un número, incluso aunque probablemente pertenezcan al mismo cuerpo. Sólo el análisis de ADN podrá determinar la identificación exacta.

El trabajo con los servicios de salvamento egipcio se ha suavizado con el paso de las horas. "Tienen otra manera de actuar con los muertos, pero nos dejan hacer", comenta Joseph. Cuando los israelíes desentierran un cadáver, entonces los egipcios los llevan sobre una camilla hasta una ambulancia para llevarlo hasta el hospital. Para Joseph, el trabajo de Zaka es un servicio muy importante. "Como estudiante de teología no tengo que ir al ejército, pero yo quería hacer algo para la sociedad", asegura el voluntario. "El servicio a los muertos es abnegado, dar sin recibir. Sólo eso es satisfactorio". (DPA)

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Rescatistas rezan por las víctimas.

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