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 domingo, 10 de octubre de 2004

Piezas con brillo

En el siglo XVII la producción de objetos de plata entre mapuches y araucanos fue prominente. Como estaban asociados a la posición de jerarquías y poder económico dentro de las tribus, se concentraron en los caciques y sus familias.

A partir del siglo XIX la platería mapuche experimentó un auge que se puso de manifiesto en la cantidad y variedad de piezas. Entre ellas se destacaban los topu: palabra quechua con la que se designa a los punzones (discos de plata en el extremo de un largo alfiler usados por los mapuches para sujetar el poncho o el manto).

La platería utilitaria fue signo de prestigio en varias familias durante los siglos XVII y XVIII, pero son pocas las piezas que se conservan del primer período porque se fundieron para hacer otras, según el nuevo gusto de moda que era el barroco.

Las familias prestigiosas adornaban sus mesas con vajilla de plata y las copas eran bañadas en oro para esterizarlas. Las jarras se ubicaban en los dormitorios para el aseo (tenían más prestigio que las de cerámica). La costumbre de época era tomar chocolate en el desayuno o antes del descanso nocturno, en general con mangos de madera (para aislar la temperaturas se servían en jarros).

La decadencia de la platería en las familias se da después de la época de Rosas cuando empiezan a llegar objetos provenientes de Inglaterra y Alemania como la plata Sheffieldd (que aunque no es plata pura resultaba más barata) y la porcelana: un elemento exótico que causó sensación en la sociedad porteña. Esto se favoreció porque a fines del siglo XIX las familias enriquecidas por las actividades agrícolas ganaderas viajaban a París desde donde traían la porcelana limoge a precios más accesibles que la plata.

Cuando la porcelana desplaza a la platería, queda relegada al ámbito rural donde sigue siendo un símbolo de poder: el hombre toma la plata en su carácter de jinete para el uso de monturas, estribos, riendas y cabezadas.

En nuestro país en el siglo XIX con el surgimiento del ganadero comienzan a utilizarse objetos de plata (tradición que después toma el gaucho). Aquel que se preciaba debía tener chapeado de plata en la montura, rasta, cuchillo y un facón con empuñadura de plata (esto determinaba la jerarquía y era signo de virilidad). Como se trataba de una sociedad machista el prestigio del hombre no sólo estaba dado por su situación económica, sino por los objetos que poseía.


Diferentes técnicas
Algunas de las técnicas que se utilizan para trabajar la platería son:

* Repujado: se hacen surcos o aristas golpeando el revés de la lámina con un martillado localizado y específico (de esta forma se obtiene el efecto de nervaduras logrando protuberancias y hasta acabados pictóricos).

* Martillado batido: se aplican golpez sobre superficies lisas para estirar el metal y darle forma redondeada.

* Grabado: los diseños se realizan sobre la superficie eliminando una franja angosta de metal con una herramienta de corte o grabado.

u Cincelado: los diseños se logran presionando la superficie con la punta roma y martillado a lo largo de la línea del dibujo sin eliminar metal.

* Filigrana: es la técnica más difícil de aplicar. Consiste en hacer un tejido de hilos de plata sobre el cual se colocan limaduras del mismo metal, luego ese tejido se somete al calor para soldarlo. Después de que se pone al rojo vivo, se deja enfriar y finalmente se lustra con un método electrolítico.


Tipos de plata
La plata baja es la 500 y tiene 50 por ciento de plata. La más común es la 900; la más pura es la 1000 pero no puede utilizarse porque al ser muy blanda suele quebrarse.

Antiguamente se mezclaba con estaño o con cobre (metales que además la coloreaban). Actualmente se usa el aluminio. En cambio la plata boliviana contenía impurezas procedentes del mismo suelo, por lo que era necesario disociarla de estos otros metales utilizando mercurio sin que se produjera una merma del material.

Ese método para purificarla se descubrió en México y luego se trasladó a América del Sur. Una vez que se obtenía la plata sin impurezas había que aliarla con otro metal para endurecerla y trabajarla.


Cómo se limpia
En el siglo XIX aconsejaban sumergirla en cuajada para que quedara brillante, luego se lavaba y se lustraba con una gamuza. Hoy la mejor técnica consiste en pincelar las piezas con una solución de tiza disuelta en agua que se deja actuar durante algunos minutos. Para los interticios deben usarse cepillos de cerda, después se procede a enjuagar la pieza y a lustrarla.

Para mantener los objetos limpios lo mejor es pasarles alcohol fino y lustrarlos con una franela. Las piezas de plata deben guardarse en bolsas de polietileno porque si se dejan sin cubrir el oxígeno del aire las ennegrece.

Irene Torga de Vallejo

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