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 viernes, 25 de junio de 2004

Fatalidad. La familia dice que el menor recibió la atención médica necesaria
Controversia por la muerte de un chiquito en un barrio santafesino
Autoridades sanitarias desmienten que el deceso se produjo por desnutrición, como dice el certificado de defunción

Carlos Roberto Morán / La Capital

Santa Fe.— El subdirector del Hospital Iturraspe, Edgardo Monteverde, también a cargo del área programática que coordina a los dispensarios de salud en la ciudad, desmintió que la causa de la muerte, producida el pasado miércoles, haya sido por desnutrición tal como lo expresa el certificado de defunción expedido por un médico policial. También su familia desmintió enfáticamente que el menor no haya recibido la atención médica del caso.

  Monteverde confirmó las aseveraciones de los familiares, con quienes dialogó ayer por la tarde La Capital en su humilde vivienda de Riobamba y French, al norte del residencial barrio de Guadalupe. Tanto la abuela, Tomasa Alvarez, quien trabaja como empleada doméstica, como sus tíos Gisela y Jorge Daniel Guerrero, manifestaron su dolor por la pérdida del pequeño Uriel Francisco. Los familiares sostuvieron que la madre del niño se preocupaba porque la criatura nació con una gestación de seis meses y con problemas motrices y neurológicos, los que nunca pudo superar.

  El profesional aclaró que la denuncia policial debió realizarse porque la criatura tuvo una crisis y falleció cuando se lo trasladaba al dispensario del barrio con la intención de que recibiera nebulizaciones. “La mamá se ocupa de sus hijos y cumple con los programas dispuestos por el Ministerio de Salud de la provincia”, sostuvo Monteverde, quien aceptó que el chico podía haber presentado un cuadro de desnutrición crónico, consecuencia de los problemas físicos que arrastraba desde su nacimiento, pero también aclaró que su patología estaba controlada.

  La madre de Uriel se llama María Alvarez y tiene 30 años. Ayer estaba en cama como consecuencia del dolor que le había significado la pérdida de su hijo. Y tiene otro bebé, de siete meses, del cual su abuela desmintió que también sufra un cuadro de desnutrición.


Pocos recursos
  La abuela Tomasa y su familia viven en una casa de material que la mujer viene pagando desde hace tiempo. Le restan abonar 500 pesos para cancelar una deuda de 5.000 y admitió que tenía dificultades para reunir esa suma. También le comentó a este diario que “el gobierno no le da nada” a su hija, sobre la que sostuvo que cobró “sólo tres veces” el plan para jefas de hogar desocupadas.

  Los familiares señalaron que “nunca” pudieron conseguir que a Uriel se lo proveyera de una silla de ruedas. En la casa viven Tomasa, Jorge, que hace changas, un segundo hermano “que trabaja de albañil” y María que ha quedado sola con su pequeño bebé. Pese a lo humilde del lugar, que se encuentra frente al camping de Luz y Fuerza, no se observan signos de abandono. “Los chicos son bien atendidos, dentro de nuestras posibilidades, porque todo sale muy caro”, comenta Tomasa.

  En tanto, Monteverde recuerda que el barrio se vio hasta hace poco alterado por la presencia de una banda integrada por una familia de violento comportamiento que generaba muchos problemas. Ahora, en el mismo predio del camping se levanta un destacamento policial que ha traído mayor tranquilidad a la zona, que tiene calles de tierra.


No hay delito
  En su diagnóstico, el médico policial estableció que el niño murió por un cuadro de desnutrición en segundo grado, además de una asistolía cardíaca y un retraso psicomotriz. Uriel había estado un par de días antes en el hospital Bernardo Iturraspe, donde se lo compensó y luego se le dio el alta médica. El nene, confirmaron sus familiares, fue llevado a ese hospital por un cuadro de bronquitis. “Allí tienen la ficha clínica de Uriel, quien también fue varias veces asistido en el hospital de niños”, contó su abuela.

  Al respecto, la ministra de Salud de la provincia, Claudia Perouch, recordó que la familia se negó a que se le practicara la autopsia al menor fallecido e insistió en que se lo mantenía controlado. “Las dudas se generaron al no haberse aceptado que se realizara la autopsia”, expresó la funcionaria, quien aclaró que los casos de desnutrición en segundo grado “son los menos” y sostuvo que los cuadros que se presentan en la zona también están controlados.

  En tanto, el juez Julio César Costa desestimó la posibilidad del delito de abandono de persona e hizo hincapié en que el chico falleció por la asistolía cardíaca, cuadro que puede haber agravado el de desnutrición. El médico forense desestimó a su vez la autopsia por no considerarla necesaria y por tales motivos el magistrado dispuso la entrega del cadáver del pequeño para que la familia lo velara y procediera a su entierro, lo cual ocurrió en la mañana de ayer.



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El pequeño Uriel (derecha) falleció cuando era trasladado a un dispensario.

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