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 viernes, 25 de junio de 2004

Laprida y Rioja
Volteando ladrones a mandarinazos
Con ese método, un verdulero detuvo a uno. Se lo llevaron en un móvil, pero oficialmente la policía no tenía noticias

Un verdulero detuvo a mandarinazos a un supuesto ladrón que escapaba corriendo de la policía. Los rumores señalaron que el dúo de maleantes había robado un negocio de la galería del Paseo. Pero la policía negó ayer a La Capital que tal episodio hubiera ocurrido. A pesar de que el verdulero aseguró que él mismo entregó al perseguido a la policía, y vio cuando se lo llevó el patrullero, ninguna dependencia policial tenía noticias de un hecho similar.

El hombre que detuvo al muchacho perseguido es Ricardo Varone, comerciante de 50 años que atiende la frutería y verdulería "El hijo de don Alberto", quien efectivamente era su padre y trabajó como proveedor en el barrio durante más de 20 años. En ese negocio, Rioja 936, llevan casi una década.

Varone mide poco más de uno cincuenta, es delgado, se dice ágil y liviano, y tiene los músculos ejercitados de ubicar cajones en la verdulería por más de 15 años. Los gritos de la gente lo sorprendieron cuando acomodaba mandarinas picadas por la humedad de los primeros fríos. "Parenlo, parenlo" escuchó del coro de personas que alentaban a los valientes a detener a dos jóvenes perseguidos por la policía.

El verdulero estaba agachado, con las mandarinas en la mano, y así como escuchó el pedido de ayuda las lanzó con toda la fuerza que podría haberle imprimido a una bola en los juegos Olímpicos.

"Le tiré con todo para que parara. Fuerte como para que piense que le había dado con otra cosa", contó Varone. Le acertó con la idea y la puntería. Los mandarinazos quedaron estampados en la pared frente al negocio, del otro lado de la calle, y el maleante todo sucio por el estallido de la fruta. El golpe también lo frenó, como había pensado el verdulero. "Después siguió corriendo pero lo alcancé enseguida y se entregó solo. No opuso resistencia, ni nada", dijo. "Lo que pasa es que soy livianito, ágil. Lo agarré enseguida. Distinto hubiera sido si tenía que pelear, porque era más alto que yo", confesó el hombre.

Varone dijo que "entregó" el ladrón a la policía. "Venían detrás, a unos pasos, y uno de los ladrones corría detrás del policía", precisó. Agregó que apenas llegaron los uniformados volvió al comercio y desde allí vio cuando subieron al detenido a un patrullero.

La policía no acusó recibo de tal episodio. En las comisarías 1ª, 2ª y 3ª no tenían constancia del supuesto robo ni de la detención, así lo aseguraron sus titulares y lo ratificó la Inspección de Zona 1. Tampoco el Comando Radioeléctrico, la Brigada de Orden Urbano, ni la Patrulla Urbana tenían notificaciones. Ni tampoco la Agrupación de Orden Público.

La única detención en esa zona la hizo Orden Urbano. Fue a dos hombres que intentaron asaltar a un arbolito en la peatonal, pero los datos de la persecución y el lugar de detención no era coincidentes.

Lo que ratifica que el verdulero no soñó la detención es la amenaza que recibió su hijo adolescente a la tarde, cuando iba hacia el local. Un conocido del barrio le advirtió: "Con tu viejo está todo mal". Y le dejó claro que se debía a la detención que había ayudado a realizar, y que desapareció de todo registro policial.

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