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 viernes, 25 de junio de 2004

Reflexiones
Castillo de naipes: la guerra de Irak

Alfredo Bruno Bologna (*)

Después de los atentados en los Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001, el Congreso de ese país creó una comisión investigadora, a pesar de la oposición del presidente George W. Bush, compuesta por diez miembros, cinco por cada partido (republicano y conservador), presidida por el ex gobernador del estado de New Jersey, Tom Kean, con el objeto de determinar si los organismos de seguridad de ese país estaban en condiciones de enfrentar un ataque terrorista de estas características.

El informe preliminar, luego de un año de trabajo, denominado como "Una mirada sobre el enemigo", fue conocido el 16 de junio de 2004 y determina que Estados Unidos no estaba preparado para enfrentar un ataque terrorista como el realizado el 11 de setiembre.

En el mencionado informe se analizan otros aspectos como la supuesta vinculación de Irak con los ataques aludidos. La hipótesis de una colaboración entre el régimen de Saddam Hussein y la red Al Qaeda, tal como fue formulada por la administración Bush para justificar la guerra en Irak fue puesta en duda por la comisión investigadora. Según el informe, en su estadía en Sudán desde 1991 a 1996, Bin Laden analizó la posibilidad de cooperar con Irak pese a su oposición al régimen laico de Hussein.

En los inicios, Al Qaeda apoyó a los opositores islamitas al régimen de Saddam en la región kurda iraquí. Para preservar sus vínculos con Irak, los sudaneses persuadieron a Bin Laden de que pusiera fin a ese apoyo e intentaron establecer contactos entre Irak y Al Qaeda. Un alto dirigente de la inteligencia iraquí había realizado tres visitas a Sudán para encontrarse finalmente con Bin Laden en 1994. Este propuso a Irak que dentro de su territorio se pudieran entrenar las milicias de Al Qaeda y la asistencia para obtener armas, pero nunca recibió respuestas de Saddam Hussein. Estos contactos fueron restablecidos cuando Bin Laden retorna a Afganistán pero sin lograr acuerdos de cooperación.

Bin Laden recibió apoyo del gobierno de Sudán en su período de residencia entre 1991-1996. Por presiones del gobierno de los Estados Unidos, tuvo que dejar ese país y se trasladó a Pakistán que apoyaba al régimen talibán instalado en Afganistán. Pakistán no rompió relaciones con los talibanes hasta después de los atentados del 11-S, conociendo que en ese país se refugiaba Bin Laden, quien era un firme aliado del régimen de Afganistán. Según la comisión investigadora, Pakistán se beneficiaba con su relación con Al Qaeda y los talibanes, ya que en sus campos de entrenamiento se formaban milicias para luchar contra el ejército indio en la región de Cachemira.

Se debe agregar que nunca fueron buenas las relaciones entre Bin Laden y Saddam Hussein. Cuando este último intervino Kuwait en 1990, el líder de Al Qaeda brindó sus servicios al Reino de Arabia Saudita para detener al ejército iraquí fundamentando que el Reino tenía un ejército bien equipado y que no era necesario recurrir al ejército de los Estados Unidos. Bin Laden criticó la decisión del Reino al solicitar tropas de Estados Unidos que ocuparían bases militares en la cuna de la religión islámica.

El silencio de Saddam Hussein ante los atentados del 11 de setiembre de 2001 no puede tomarse como causa de la participación de Irak en los mismos y las autoridades de ese país, a pedido de Estados Unidos, han manifestado su colaboración en la búsqueda de terroristas de Al Qaeda en su territorio.

De esta manera queda despejada una de las incógnitas presentadas por el presidente Bush para justificar la invasión a Irak.

(*) Director de la Maestría

en Integración y Cooperación

Internacional de la UNR. Director del Cerir

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