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 viernes, 25 de junio de 2004

Reflexiones
Desempleo 2004, una odisea nacional

Sergio R. Di Pietro (*)

El plan de crecimiento que ha programado el actual gobierno, a implementar con obras de infraestructura, implica no sólo el aumento del producto bruto interno, sino que también tiene como objetivo prioritario el descenso del desempleo. Tema creado y pendiente de las anteriores administraciones (período 1989/1999, 2000/01, 2002/03), pesada herencia irresuelta para la presente gestión gubernativa.

Para el primer objetivo, se estima invertir -según anuncios- 12.000 millones de dólares en cuatro años, es decir, un promedio de 3.000 millones de dólares anuales. Por impulso de la inversión se producirá un probable incremento anual promedio del producto social de 18.000 millones de dólares (3.000 millones por 6, valor del "efecto multiplicador", estimado para nuestro país). Ese aumento anual significa el 6% (18.000 millones dividido 300.000 millones por 100), de tasa de crecimiento del producto bruto interno, que no es nada despreciable.

Esa es la primera meta a alcanzar. La segunda es el descenso del desempleo. Este objetivo puede calcularse aplicando el modelo económico denominado "Ley de Okun", cuyo autor fue el profesor Arthur Okun, ya fallecido, del Consejo de Asesores Económicos de la Administración Kennedy.

Este modelo explica el descenso de la tasa de desempleo cuando aumenta el producto de un dado año en mayor medida que el promedio de la tendencia del ingreso a largo plazo. Según esta ley, si por ejemplo, la economía argentina crece al 6% anual, como se prevé, la tasa de desempleo descendería en un 1,2. Luego surge un interrogante a develar: siendo la masa de desempleados un 14,5 % de la población económicamente activa (PEA), y, como se calcula el descenso del desempleo en un 1,2% anual, la absorción total se produciría, de no mediar problemas internos y externos, en aproximadamente 12 años (14,5% dividido 1,2% = 12 años). Por lo tanto, sería necesario invertir anualmente el doble, lo que implicaría, realizando cálculos, 3,6% de menor desempleo, y así, una espera de cerca de 4 años (14,5% dividido 3,6%). Claro que esa inversión (6.000 millones de dólares anuales) y la respectiva tasa de crecimiento (12% anual), con un descenso de la desocupación (3,6% por año) es una utopía, y el acortamiento del tiempo de absorción (4 años) una ucronía, es decir, dos suposiciones irreales: una de espacio y la otra de tiempo.

Así, el "Plan de Infraestructura" suficiente para alcanzar un crecimiento interesante (6%), se torna insuficiente para decrementar drásticamente el desempleo actual (14,5%) en un corto plazo. Como "en el largo plazo, todos, estamos muertos" (John M. Keynes), la herencia recibida, el "desempleo 2004, es una verdadera odisea nacional", que vivimos los argentinos cualquiera sea la condición social y económica, por los efectos directos e indirectos de este flagelo.

(*) Doctor en Ciencias Económicas.

Profesor titular de Macroeconomía de la UNR

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