En el 2003 se registraron en la provincia más de 37 mil siniestros y hubo 77 muertos

Preocupan al gobierno nacional los accidentes laborales en Santa Fe

La industria manufacturera lidera el ránking de los daños y no la de la construcción, como cree la mayoría

Carla Rizzotto / La Capital

Para el gerente general de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, Carlos Rodríguez, es "alarmante" que en la provincia de Santa Fe haya poco más de 100 accidentes laborales por día. Es más, 77 personas murieron trabajando el año pasado en territorio santafesino, de acuerdo a los datos que maneja ese organismo dependiente del gobierno nacional. Y si se cuentan los accidentes sin consecuencias fatales, la cifra anual trepa a los 37 mil. En relación al 2002, la siniestralidad aumentó un 13 por ciento. No es la construcción el sector que lidera el ránking, sino la industria manufacturera.

En Argentina, según detalló Rodríguez, se mueren tres empleados por día en su puesto de trabajo o durante el trayecto (de ida o vuelta). "Es absolutamente inmoral que un empleado pierda la vida en el lugar donde fue a buscar un sustento", sostuvo ayer el gerente general de la Superintendencia, organismo que depende del Ministerio de Trabajo de la Nación y que está encargada de controlar las 26 aseguradoras de riesgos de trabajo (ART) del país y que se cumplan las normas referidas a la salud y la seguridad laboral.

Fueron 77 los empleados que murieron trabajando el año pasado en la provincia de Santa Fe. Claro que el número asciende considerablemente cuando se trata de accidentes sin consecuencias mortales: más de 37 mil siniestros se registraron en el 2003, de los cuales unos 32 mil tuvieron que dejar sus puestos de trabajo por un tiempo promedio de 18 días.

Esa cifra es mayor que la registrada en el 2002, año en que se detectaron casi 31 mil accidentados. Sin embargo, Rodríguez explicó que el incremento responde a una lógica porque las estadísticas de accidentalidad son proporcionales a la actividad económica.

"A más desarrollo económico, más trabajo a destajo, más cantidad de horas extra y más tiempo de exposición al riesgo", sostuvo Rodríguez, quien opinó que esta situación debe ser revertida porque "las medidas de seguridad tendrían que exagerarse en momentos de fuerte productividad".


El mito de la construcción
Las estadísticas que dio a conocer Rodríguez sirven para desmitificar la idea de que la mayoría de los siniestros se registran en la construcción. Es que según se detalló, el 38 por ciento de los accidentes del 2003 se dio en la industria manufacturera. Le siguieron los accidentes englobados en el rubro servicios comunales, sociales y personales (que atañe básicamente a los empleados públicos) y recién después los registrados en el rubro de la construcción.

En cuanto a los razones de los accidentes, la mayoría fue por golpes con objetos y las zonas del cuerpo más afectadas fueron los dedos de las manos.

Para Rodríguez, un "gran problema que atenta contra la falta de protección del empleado es el trabajo en negro". Es que las ART cubren sólo a los empleados inscriptos en los organismos de Trabajo pertinentes. Sin embargo, las preocupaciones no se limitan a esa problemática: "Quienes trabajan en blanco no siempre reciben de las aseguradoras el servicio que merecen", advirtió.

"Las ART deben hacer exámenes periódicos de salud. Una ley obliga a que, conforme a los factores de riesgo que cada persona tiene en su trabajo, la aseguradora debe hacer las pruebas específicas para determinar cuál es el impacto sobre la salud", dijo el funcionario nacional, quien denunció que "rara vez se cumple esta norma".

Pero, según Rodríguez, esta situación se agrava porque muchos trabajadores desconocen cuáles son las condiciones laborales que les deben ser garantizadas mientras realizan sus tareas (ver aparte). Y aquellos que sí están informados, "temen reclamar por miedo a perder el puesto".

-¿El Estado no controla a las ART?

-El sistema en Argentina está poco desarrollado en materia de inspección del trabajo. La cantidad de agentes no debe llegar a los 80 en todo el país, un número ridículo en relación a las necesidades.

Menos riesgo en el andamio.