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 miércoles, 19 de mayo de 2004

Polémica en España ante la llegada de una princesa plebeya a la monarquía
Con el casamiento de Letizia Ortiz y Felipe de Borbón la realeza teme perder "su gracia" al modernizarse

Cuando Letizia Ortiz diga: "Sí, quiero" el próximo sábado, España tendrá una princesa de Asturias que proviene del pueblo. Divorciada e hija de una sindicalista y un periodista, Letizia personifica -para algunos- la modernización democrática de la monarquía española. Otros dan a entender que la entrada de la ex presentadora de informativos en la casa real puede ser el principio de la banalización de la institución.

Quienes se encuentran satisfechos con la elección del príncipe Felipe de Borbón señalan como positivo el hecho de que la futura reina de España, nacida en una familia de clase media, tiene una visión directa de la realidad social, que se la aporta, además de su origen familiar, la profesión de periodista, que ha tenido que abandonar para estudiar cómo convertirse en reina de España. Letizia, dicen, da a la monarquía aires modernos.

"Puede aportar una nueva dimensión a la monarquía de Felipe de Borbón, quizás hacia una monarquía más conectada a las clases populares", defiende Aurelio Menéndez, ex ministro de Educación y preceptor universitario del príncipe de Asturias.

Letizia es una joven mujer de su tiempo como tantas otras. Estudió periodismo en la universidad pública, se casó por lo civil y se divorció. Sabe lo que es hacer prácticas laborales y tener que pagar la electricidad a fin de mes. Hasta el momento, la futura reina de España ha sido una mujer normal. Es "un ejemplo muy significativo del avance que han hecho las mujeres españolas en estos años de desarrollo democrático", opina la historiadora Carmen Iglesias.

Pero, esa normalidad, sirve también para la crítica. La modernización, señalan, no va con una institución que ancla sus orígenes y fundamentos en el medievo y que se basa en la tradición. "Los reyes no son seres humanos normales. Desde la cuna los educan para que no sean lo que el común de los mortales entiende por gente normal", escribía Fernando Mújica, redactor jefe de Opinión del diario El Mundo.

Es notorio la existencia de un grupo de nobles hostiles a Letizia porque se convertirá en princesa de Asturias a una mujer divorciada. "Pero la mayor parte de los nobles tiene objeciones por motivos de clase", apunta José Luis Sampedro Escalera, experto en derecho dinástico y protocolo.

"Hoy los miembros de las monarquías se enfrentan al doble desafío de no estar tan alejados de la sociedad que se les perciba como un ente inútil, ni tan cercanos que pierdan la magia", señala José Apezarena, biógrafo del príncipe Felipe.

"La monarquía o es tradición o no es nada. Cuando uno mira el árbol genealógico del rey ve la historia viva de Europa, pero si lo que vamos a tener es un rey Ortiz-Pérez, pues tanto da que se haga una rifa entre los españoles para elegir monarca", dice un noble no muy contento con la elección de la futura reina de España. (DPA)

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La boda renueva a la monarquía española.

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