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 miércoles, 18 de febrero de 2004

Adiós a la transpiración
La hiperhidrosis, o exceso de sudoración, puede llegar a ser muy incomoda hasta el punto de afectar incluso la vida social. Solucione eficaces

No siempre transpirar mucho es signo de ser una persona esforzada a la que le cabe esperar frutos por su labor intensiva; sobre todo en el caso de quienes padecen hiperhidrosis.

Así llaman los médicos al exceso de sudoración más allá de las necesidades del cuerpo. No es en realidad una disfunción que presente riesgos serios a nivel clínico, pero sí puede llegar a ser muy molesta, tanto que hasta hay pacientes que optan por someterse a una complicada cirugía con tal de desembarazarse de ella.

Desde luego que esto último es muy poco frecuente, ya que existen otras soluciones y tratamientos eficaces de aplicación local mucho más accesibles para la hiperhidrosis primaria focal, es decir, una hipersudoración localizada que no se debe a ninguna otra complicación glandular. Para estar seguros de que se trata de eso, es necesario que se manifieste durante por lo menos 6 meses; luego habrá que comprobar, mediante análisis clínicos, que el exceso de sudor no sea una manifestación secundaria de alguna otra patología, como por ejemplo una disfunción de la tiroides, tal como explica el médico dermatólogo Daniel Spillman, docente de la Universidad de Buenos Aires. En tales casos se trataría de una hiperhidrosis secundaria y el tratamiento deberá corregir la patología de base.

Los baños axilares con una solución de sales de hexacloruro de aluminio son el más habitual de los remedios para la hiperhidrosis primaria focal. Cuando el médico los prescribe deben realizarse entre 2 y 3 veces por semana. Pero estos tratamientos pueden producir cierta irritación y además no siempre resultan eficaces, con lo que el médico puede optar por utilizar toxina botulínica de Tipo A inyectable.


Una cuestión de piel
Se calcula que entre un 1 y un 3% de la población sufre hiperhidrosis. Pueden llegar a mojar todo lo que tocan o a tener que cambiarse la ropa varias veces al día sin que haya antitranspirante que dé resultado, debido a la hiperactividad de sus glándulas sudoríparas ecrinas. Si fueran las apocrinas, que son las principales responsables del olor característico, podría ser peor, pero por fortuna esto último es infrecuente.

Las axilas (en el 60% de los casos), las palmas de las manos, las plantas de los pies, la frente o la zona genital suelen ser las partes del cuerpo más afectadas, porque en ellas se aloja la mayoría de las glándulas sudoríparas. Y precisamente el efecto de la toxina botulínica es el de inhibir su actividad.

Se aplica a nivel local, en forma de pequeñas inyecciones intradérmicas en la zona de las axilas. Cada inyección se coloca a una distancia aproximada de un centímetro una de otra y un colorante indicará la correcta distribución del líquido sobre la piel.

El efecto se logra luego de una semana, al cabo de la cual el grueso de los pacientes tratados podrá considerar solucionado su problema por un lapso que va de 6 meses a un año. El doctor Spillman aclara, sin embargo, que nunca se le propone al paciente el tratamiento con botox sin antes probar con los lavados con sales de aluminio.

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Entre el 1 y 3% de la población sufre de abundante sudoración.

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