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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
Chávez molesta a Colombia y paga caro su diatriba
La fallida mediación con la guerrilla complica su campaña por el referendo venezolano

Saúl Hudson / Reuters

Caracas. — A lo mejor debería haber escuchado al rey. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acabó con la paciencia de su par colombiano, Alvaro Uribe, al hablar demasiado y otra vez fuera de turno, lo que provocó que Bogotá pusiera fin el miércoles a su papel de mediador para lograr la liberación de rehenes en manos del grupo guerrillero de las Farc.

   A menos de dos semanas de enfrentar un disputado y polémico referendo para reformar la Constitución de su país, el anuncio ha supuesto una derrota diplomática para Chávez y pone de relevancia lo que muchos votantes le critican: el presidente no puede parar de hablar.

   Acusado de “puentear” a Uribe al contactar directamente a un general colombiano por la cuestión de los rehenes, su rescisión como mediador se produce poco después de que Chávez también provocara al rey de España, quien acabó profiriéndole un sonoro “por qué no te callas”.

   Además, el fin de la mediación ha arrebatado a Chávez una oportunidad para presentar sus credenciales como estadista y daña su imagen en momentos en los que busca persuadir a los escépticos para que apoyen su controvertido plan para reformar la Constitución que se votará el 2 de diciembre.

   El rey Juan Carlos reprochó a Chávez en la reciente cumbre Iberoamericana por interrumpir al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien defendía a su antecesor José María Aznar de las críticas del venezolano, que lo llamó “fascista” en repetidas ocasiones.



Ataques verbales. Chávez, protagonista en otras encendidas crisis diplomáticas —como cuando llamó “diablo” al presidente George W. Bush, o “cachorro del Imperio” al ex mandatario mexicano Vicente Fox—, no se calló. De hecho, pasó horas fustigando la “prepotencia colonial” y ha exigido una disculpa del rey, al tiempo que amenazó a las multimillonarias inversiones españolas en Venezuela.

   El caso colombiano también puso de relevancia cómo su cháchara puede traerle problemas, incluso aunque los familiares de los rehenes criticaran a Uribe por dar por terminada la mediación tan pronto. Chávez hizo caso omiso de las repetidas quejas de la administración de Alvaro Uribe.

   Dando a conocer posiciones de los negociadores en TV, el estilo dicharachero y popular del venezolano desentonaba con la típicamente discreta diplomacia necesaria en este tipo de asuntos. El miércoles, cuando contactó directamente con un general colombiano, Uribe perdió la paciencia, alegando que rompió un acuerdo que tenían para manejar “bis a bis” el sensible tema de los rehenes.

   Chávez, quien pasa en TV una media de 40 horas semanales, admite que tiene dificultades para mantener la boca cerrada. Habitualmente no logra cumplir los tiempos que él mismo se fija para sus discursos. Como facilitador de un canje humanitario con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Chávez se había ganado el respaldo de Washington, mientras el presidente francés, Nicolás Sarkozy, le daba la bienvenida en París. Pero ahora, su fallida mediación complica la campaña por el referendo en casa, donde la opinión pública venezolana está dividida sobre las reformas. Hace un año, cuando se dirigía a una contundente reelección tras invertir ingresos récord del petróleo en programas sociales, escuelas y vivienda, hacía campaña con el halo de invencible.

   Pero Chávez ha alienado a aliados tradicionales con sus cambios a la Carta Magna, que le permitirían ser reelecto indefinidamente, elegir a dedo funcionarios con atribuciones por encima de los gobernadores y censurar los medios cuando declare una “emergencia”. Aunque la mayor parte de los encuestadores auguran su victoria, también advierten de posibles sorpresas, ya que muchos venezolanos todavía no se han decidido.
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