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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
Narodowski: “El centro de la gestión estará en los alumnos y en las escuelas”
El ministro del PRO habla de su plan de trabajo educativo

Marcela Isaías / La Capital

“El centro de la gestión estará en los alumnos y en el mejoramiento de las escuelas”, dice muy convencido Mariano Narodowski, el reconocido pedagogo que el 10 de diciembre se convertirá en el ministro de Educación de Mauricio Macri, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Narodowski se sumó al PRO en las últimas elecciones como candidato a primer legislador porteño, un cargo al que ya renunció para trabajar en el área que más conoce: la educativa. “Es un espacio multipartidario y multiideológico”, afirma al defender su decisión de integrar una de las fuerzas más importantes de la oposición nacional.

En una charla informal con periodistas realizada el martes pasado en Buenos Aires y de la que participó La Capital, aseguró una y otra vez que la idea es “gestionar desde las escuelas”.

En realidad, esta concepción de creer en las fortalezas internas de las escuelas y llevar al alumno al centro de la escena es una de las principales obsesiones del pedagogo, también director del área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella.

Por eso dice que desde el vamos los funcionarios que trabajen en la órbita de su ministerio deberán recorrerlas para interiorizarse de sus problemas y empezar de alguna manera a construir una cultura escolar diferente.

Pone como ejemplo de esta preocupación la construcción de un nuevo marco normativo más conocido en el discurso docente como “digesto”. “Hay lejanía entre la normativa y la vida escolar”, afirma, y señala que muchas veces estas regulaciones se escriben en los escritorios sin conocer qué pasa realmente en las instituciones educativas.

  

Equipo de trabajo

Si hay algo que caracteriza al sistema educativo es el alto grado de burocratización para tomar decisiones, donde coexisten leyes, decretos y normas que hasta se contradicen entre sí. En este terreno Narodoswski rescata el trabajo hecho por sus antecesores, Alberto Sileoni (será el vice de Tedesco) y Flavia Teriggi, “de emprolijar” este terreno de normativas.

Esta consigna de centrarse en las escuelas la utilizó también para designar su equipo de trabajo, donde “son todos educadores que estarán al servicio de los chicos”, según asegura. Así, los responsables de distintas áreas son maestros, con algún posgrado o participación en proyectos innova dores. “Ni de escuelas ni de laboratorios puros”, aclara el designado ministro porteño.

Además, llega con algunos cambios para la estructura ministerial, entre los cuales figuran la creación de dos nuevas áreas, una la Subsecretaría de Inclusión Escolar y Coordinación Pedagógíca, en reemplazo de la Subsecretaría de Educación, y otra la Dirección de Educación Permanente y Educación para el Trabajo.

Para Narodowski es sustancial que el maestro centre su atención en los chicos, y por eso considera necesario mejorar las condiciones de trabajo. Por un lado “desburocratizando las escuelas”, por otro desde la salud laboral. “No creo como se dice que los maestros son faltadores, en todo caso hay que ayudar desde las estadísticas de los controles médicos a tener mejores condiciones de trabajo”.



Capacitación en servicio

Dentro de lo que es educación superior, su ministerio contará con un área destinada a la formación y la capacitación docente, donde explicita su preferencia de que la misma sea “en servicio”. Esto significa que “se realice en el aula”, como hacían antes los supervisores recorriendo escuelas y compartiendo una clase. “De nada sirven esos cursos que se hacen si luego no sé cómo aplicarlo”, comenta, y se pone a sí mismo como ejemplo de cuando trabajaba como maestro: “Nunca pude enseñar bien las fracciones, hubiera sido bueno que alguien mirara mis clases y me enseñara en el momento cómo hacerlo mejor”.

Para el pedagogo y autor de numerosos libros que también han formado a los docentes, es preocupante que la escuela y sus educadores no estén bien parados en el imaginario colectivo.

“Cuando visito una escuela —relata— siempre les hago la misma pregunta a los chicos de los grados superiores: ¿Quién quiere ser maestro? Y nadie levanta la mano. Es grave. Hay que volver a instalar la palabra pedagogía”.


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