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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
En América latina millones de niños sufren la violencia en el trabajo
Advierten que la escuela es clave para terminar con el trabajo infantil

Los dos adolescentes de 15 y 17 años fallecidos días atrás en Orán, Salta, mientras trabajaban quitando piedras de campos destinados a la siembra de caña de azúcar formaban parte de los más de 5 millones de niños, niñas y adolescentes que realizan trabajos en América latina, muchos de ellos víctimas de diferentes tipos de violencia, según el “Estudio mundial sobre violencia contra la niñez” de las Naciones Unidas (2006).

El informe, elaborado por el especialista brasileño Sergio Pinheiro a pedido de la Secretaría General de la ONU, recomienda enfrentar esta problemática promoviendo una política de cero tolerancia a la violencia contra los niños y niñas que están trabajando, así como el acceso universal a la educación básica y el fin del empleo de niños en las peores formas de trabajo infantil.

Pinheiro sostiene que de todos los lugares donde la niñez está expuesta a la violencia, el trabajo es uno de los más difíciles de tratar, ya que de hecho los niños y niñas de menos de 14 años de edad no deberían trabajar, según la legislación internacional.

Sin embargo, de acuerdo a un estudio realizado por la Oraganización Internacional del Trabajo (OIT) en 19 países de América latina, casi el 10 por ciento de toda la población de 5 a 17 años realiza labores en las peores formas de trabajo infantil, donde la violencia es rutina.



Sobre la violencia

La mayoría de los países de América latina ha ratificado los convenios 138 y 182 de la OIT, que establecen la edad mínima de admisión al empleo y las peores formas de trabajo infantil, respectivamente.

El estudio de Naciones Unidas comprueba que existe muy poca información sobre la violencia contra los niños en los lugares de trabajo, especialmente de aquellos que están en la economía informal. La cuestión de la violencia, además, ha estado ausente en los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil, según Pinheiro.

La respuesta más obvia a la violencia contra la niñez en los lugares de trabajo es sacarlos de allí, pero es importante reconocer que para muchos niños y niñas ésta no es una opción fácil. Las respuestas deberían tratar simultáneamente las causas por las cuales los niños y niñas trabajan —económicas, sociales y culturales—, así como las expectativas y perspectivas de sus familias, ya que si no lo hacen, simplemente ellos volverán a la labor.

El estudio subraya además que es importante no seguir violando el bienestar de los niños y niñas que trabajan criminalizándolos o estigmatizándolos por circunstancias que están más allá de su control.

Mucho de lo que se conoce sobre la violencia en el lugar de trabajo organizado deriva de los estudios en países industrializados y entre trabajadores adultos, donde el fenómeno parece ir incrementándose. Ha habido una tendencia en focalizarse en la violencia física. Solo recientemente la perspectiva analítica ha sido extendida para incluir la violencia verbal, psicológica y sexual, incluyendo el acoso sexual, físico y la intimidación.

  

Estadísticas escasas

Las estadísticas existentes sobre violencia de acuerdo al grupo de edad de trabajadores son escasas. A pesar de que algunas ONG han realizado exámenes cualitativos entre grupos de niños y niñas trabajadores en ocupaciones “peligrosas” o propensas a la violencia, estos lugares son difíciles de investigar.

El acceso universal a la escuela es un componente clave para terminar el trabajo infantil. Hay muchos argumentos a favor de hacer efectiva la obligatoriedad y el acceso universal de la educación básica, incluyendo el pedido al Estado de aumentar la inversión educacional y el ímpetu para alcanzar el objetivo global de educación para todos.

Es importante notar que la escolarización y el trabajo no se excluyen mutuamente: ir a la escuela no descarta realizar trabajos. Los niños y niñas de muchas sociedades destinan parte de su tiempo a actividades para ayudar a pagar sus gastos de escolaridad o como una parte útil de su socialización. De todos modos, tales oportunidades laborales deben ser realizadas con límites que apoyen, más que disminuyan, el desarrollo de oportunidades.

Uno de los pasos más importantes para permitir que los niños y niñas salgan por sí mismos del trabajo explotador y el abuso en los lugares de trabajo es facilitar su participación en los programas desarrollados y realizados para su bienestar.
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Según la legislación internacional, los niños de menos de 14 años no deberían trabajar.

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