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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
Chicos víctimas de golpes y abusos
La violencia como un problema específico no ha tenido mucha atención de parte de los programas relacionados al trabajo infantil. Un reto que surge del estudio de Naciones Unidas es hacer que la violencia contra niños y niñas en los lugares de trabajo sea un tema más visible, y darle una prioridad más alta entre quienes elaboran políticas públicas. Vale recordar que las formas más comunes de violencia contra la niñez en los lugares de trabajo son físicas (como los golpes y cachetadas); psicológicas (desde gritos a la marginación) y sexual (acoso sexual y violación).
El daño más frecuente al bienestar de los niños y niñas trabajadores parece ser la baja autoestima resultante del abuso verbal, la humillación y el acoso físico. Los niños y niñas se quejan frecuentemente de la falta de respeto con que son tratados.
La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce “el derecho del niño a ser protegido de la explotación económica y de realizar cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”. El artículo además obliga a los Estados a “proveer una edad mínima o edades mínimas para la admisión al empleo”, entre otros aspectos para regular esta situación.
Los estándares internacionales guían la acción legislativa nacional sobre trabajo infantil. Sólo dos países del mundo no han ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y más del 80 por ciento de los niños y niñas del mundo viven hoy en países que han ratificado los dos convenios claves de la OIT.
Ello refleja un fuerte consenso político y un nuevo momento significativo de acción urgente para eliminar la explotación laboral infantil. Una acción importante a nivel nacional ha sido determinar la lista de ocupaciones peligrosas y tareas, y prohibirlas para todos los niños, niñas y adolescentes, como lo establece el Convenio 182.
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