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domingo,
04 de
noviembre de
2007 |
Tiro igualó con la CAI y sigue en carrera por la categoría
Javier Parenti / Ovación
Sirve. Un punto afuera es positivo. Lejos de barrio Ludueña, en este caso en la tan lejana Comodoro Rivadavia, pero había y hay que sumar como sea. Para este Tiro Federal es así, que nadie lo dude. Aunque ayer la cosecha pudo ser mayor, porque la ventaja en el resultado era suya, el 1 a 1 con Comisión de Actividades Infantiles (CAI) es bueno. Claro que esto se entenderá con un próximo triunfo de local, porque esa es la ecuación para que la respuesta se refleje en los números de esa tabla de promedios que tanto preocupa.
El juego se repartió entre malas y buenas de Tiro. El primer tiempo lo regaló y zafó de perderlo. El segundo lo jugó con otra determinación y lo empezó bárbaro. Con el gol de Charles Pérez se ponía a tiro de sumar tres. Había que defenderlo con determinación, ideas y juego. Eso perseguía el equipo de Bianco, pero esas tres patas no estaban demasiado firmes. Y así como no supo llevar la cuenta a dos, pifió en una y lo que parecía victoria se transformó en empate. Quedaban diez minutos por jugar y por eso se lamentó, pero sin dudas era el resultado que se acomodaba a las acciones que se evidenciaron.
El trámite se diferenció entre un primer tiempo en el que Tiro no exhibió temple para ir por todo, en el que entró a jugar poco convencido. Cómo será que a los 2’ en una jugada se salvó tres veces. Casais exigió a Silvonei, la pelota fue de Piñero y el travesaño la devolvió, también le cayó a Rollé y la mala puntería del diez hizo que no pasara nada.
CAI, con poquito, era más. Y no había excusas. Si ni viento hubo. Raro, sin dudas, pero el aire del mar era una brisa. Quizá por eso no hubo vuelo futbolístico. Pero los locales no fueron tenaces en su afán protagónico y perdonaron a los Tigres.
La mitad final traería a la cancha a otro equipo tirolense. Al que una sacudida le hizo entender que para salir del fondo hace falta algo más que querer. Cómo será que en la primera llegada al área (4’) marcó diferencia. Carnero la peleó hasta el fondo y la puso atrás, donde apareció Charles Pérez para tocar de zurda y gritar su gol.
Y aquella actitud arengada se mantuvo, diez, quince, treinta minutos. Pero, cuando CAI entraba en el descontrol, cuando veía que el tiempo corría, metió el primer pelotazo y pegó con justeza. La pelota llegó desde la izquierda que defendía Tiro, el Flaco Bartolini con la cabeza vendada se había quedado en el área y la peinó al segundo palo, por donde apareció Asencio para no perdonar.
Justo cuando menos hacían los comodorenses para lograr la igualdad, en el momento en el que Tiro debía y tenía para hacerse fuerte. Justo para hacer lógico un resultado de reparto de puntos que la dinámica del juego lo imponía.
El triunfo ya no era el resultado a buscar en diez minutos, las urgencias hablan por sí mismas y el negocio del empate en tiempos de ingresos escasos debía ser la elección. Así lo entendió Tiro y lo compartió la CAI.
Entonces entró a tallar esa frase tan utilizada en la pelea por escapar de la zona roja del descenso, la que dice que de a uno también se suma. Aunque no parezca. La tabla del promedio es la que habla. Es la de salvación o el calvario y Tiro se aferró a este punto para no hundirse debajo del 1,000 de promedio. Eso sí, en el próximo juego ante Ferro no valdrá otra cosa que ganar.
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