Una turba atacó a 4 inmigrantes

Roma. — El decreto de expulsión de las autoridades italianas tuvo ayer su contraparte violenta cuando una turba armada con cuchillos y bates de béisbol golpeó y apuñaló a cuatro rumanos fuera de un supermercado de Roma, el viernes por la noche. Una de las víctimas está grave. Los ocho o diez atacantes con cascos de motociclistas y provistos de barras metálicas rodeó a los rumanos en la playa de estacionamiento del supermercado. El gobierno condenó este ataque racista, aparentemente desatado por el asesinato de la mujer de un oficial de la marina italiana.

El ataque opacó parcialmente ayer el funeral en Roma de Giovanna Reggiani, de 47 años. “Estamos buscando justicia severa y austera, pero no intolerancia”, dijo el capellán Patrizio Benvenuti en el funeral de Reggiani, de acuerdo a la prensa italiana.

Sin retorno. La muerte de Reggiani fue un punto sin retorno en Italia y provocó que las autoridades comenzaran las deportaciones y desmantelaran el campamento de gitanos en Roma, donde vivía el rumano sospechoso.

La tragedia también desató una guerra verbal por la política de inmigración del primer ministro de centroizquierda, Romano Prodi, y funcionarios que temen que haya aumentado la amenaza de la violencia racista. “Debemos evitar que este tigre terrible, que es la furia xenófoba, la bestia racista, se descontrole”, dijo el ministro del Interior, Giuliano Amato, al diario La Repubblica.

Tras el ataque de Reggiani, Prodi dictó el decreto que da a los prefectos el derecho de expulsar a ciudadanos europeos considerados peligrosos.

Los rumanos, que totalizan unos 560.000 en Italia (un 1% de la población) encabezan las estadísticas de asesinatos, robos de viviendas y violencia sexual entre los delitos cometidos por inmigrantes. Muchos de ellos entraron en Italia este año, después que Rumania y Bulgaria se incorporaron a la UE. Rumania es uno de los Estados comunitarios más pobres.