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 domingo, 28 de octubre de 2007  
Apresan al acusado de ejecutar a un comerciante en Empalme
Según la policía tenía un método para esconderse. Le imputan matar en su casa a Sergio Brusa

Leo Graciarena / La Capital

A 47 días del homicidio de Sergio Brusa, el comerciante de 46 años ultimado a balazos en su casa de Empalme Graneros, fue detenido ayer Walter Javier Leiva, el hombre que la pesquisa señala como autor material del crimen. “No podía más. Estaba cansado y ya no podía aguantarme en ningún lado”, cuentan que susurró Leiva al ser detenido en un operativo cerrojo que montaron los vigilantes de la Inspección Zona 2ª alrededor de su casa en Bielsa al 6100.

El crimen del comerciante, ocurrido el 10 de septiembre pasado, no es el único móvil de detención del muchacho de 20 años. La jueza de Instrucción Raquel Cosgaya también lo requirió por el homicidio de David Barrios, de 19 años, ocurrido el 5 de marzo de 2006 (ver aparte).

El reloj y los refugios. Durmiendo en su casa en uno de los tantos pasillos que se abren en torno al cruce de caminos de Bielsa y Barra. Así encontraron los vigilantes de las seccionales 8ª, 12ª, 14ª y 20ª a Leiva, de 20 años, tras cinco allanamientos en una de las zonas pobres de barrio Ludueña. Desde la tardecita del 10 de septiembre pasado, Leiva era el hombre más buscado en la zona de los barrios Empalme Graneros, Ludueña e Industrial por el asesinato a sangre fría del comerciante Brusa. Cuentan que el muchacho, con varios antecedentes en su foja delictiva, tenía sobre su modesta mesita de luz el reloj despertador para que alertara a las 6.15.

“A esa hora se levantaba, agarraba la bicicleta y cambiaba de aguantadero. Repetía eso entre tres o cuatro veces por día”, explicó un vocero policial.

Hace quince días que Leiva sabía que el cerco sobre su cabeza se había estrechado al mínimo. Pero el hombre también temió por su familia y la tormenta lo impulso a refugiarse en el lugar más obvio: su casa. Menudo, bajo y de cuerpo macizo, físicamente Leiva es equiparable al arquetipo del habitante del sistema penal santafesino. Tiene la mirada fría del que está jugado. Y se lo llevaron de la casa de Bielsa al 6100 vestido con una remera roja y negra del grupo “Callejeros” y unas bermudas color azul, entre un coro de insultos y agresiones contra la policía, que incluyeron una lluvia de piedrazos. “Botones de mierda, el pibe no tiene nada que ver”, replicaban los vecinos de la cuadra al pedido de auxilio de Leiva.

“Para evitar problemas entre vecinos no se lo llevó a la seccional 20ª. Primero se lo trasladó a la comisaría 7ª y de ahí a la alcaidía de Jefatura”, comentó el investigador consultado. En la casa no se halló el arma homicida: una pistola 9 milímetros.

El comerciante. Sergio Ramón Brusa tenía 46 años y lo mataron el lunes 10 de septiembre, pasadas las 15, dentro de su casa de Rouillón y Carrasco. Fue con un disparo a quemarropa, por la espalda y frente a una de sus hijas. El hecho caló hondo en vecinos y comerciantes de Empalme Graneros que hastiados peregrinaron esa misma noche hasta la seccional 20ª. Y el martes 11 bajaron las persianas de sus locales en señal de repudio para realizar una asamblea popular en el club La Gloria, de Juan José Paso al 2600. Algo que se repitió desde ese momento al menos una vez a la semana. A raíz de una serie de amenazas que recibió, la familia Brusa cuenta con una custodia que, según anticiparon voceros policiales, se prolongará a partir de la detención de Leiva.

Desde la muerte de Brusa, se produjeron al menos 15 allanamientos ordenados por la Justicia. La mayoría fue en la zona de Bielsa al 6000 y al 6100. Dos días después del asesinato fue apresado a Matías R., de 23 años, conocido en el barrio como el chino. Ese mismo día, el miércoles 13, fue demorada Alejandra F., de 26 años, ya que en su vivienda se hallaron proyectiles de 9 milímetros, calibre que se corresponde con el utilizado en el crimen del comerciante.

Ese lunes dos hampones llegaron al negocio que atendía la hija mayor de Brusa. Uno pidió dos hamburguesas y cuando la joven de 21 años fue a buscar la mercadería, el asaltante abrió la puerta y se metió en la casa. Así comenzó un forcejeo entre el ladrón, que empuñaba un arma calibre 22, y la chica. Sergio vio lo que ocurría y se sumó a la pelea. El segundo delincuente, que aún estaba afuera, ingresó y baleó a corta distancia a Sergio por la espalda. Después salió corriendo del negocio mientras el ladrón que se trenzaba con la joven quedó sorprendido. Trató de llegar a la cocina y luego también huyó. Para los pesquisas quien forcejeó con la muchacha es el chino y el matador de Brusa fue Leiva.


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Sandra, hermana de Sergio Brusa, y la madre de ambos, a la derecha.


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