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 domingo, 28 de octubre de 2007  
Cuidados del sol: evitar los excesos y usar protección

Cada vez son menos los fieles a la moda según el estilo de Coco Chanel que llegó a su mejor esplendor en los años 70 donde un buen bronceado era símbolo de estatus, salud y bienestar. Es conocido que los rayos solares tomados con moderación producen una serie de efectos biológicos nada despreciables: la radiación infrarroja eleva moderadamente la temperatura cutánea, ejercen una positiva acción antidepresiva capaz de devolvernos el buen humor y resultan beneficiosos para el tratamiento de algunas enfermedades cutáneas como la psoriasis o el vitiligo. Gracias a su acción se sintetiza en el organismo la vitamina D y se potencian algunas defensas (el peligro empieza cuando de la moderación se pasa a la falta de precaución).

El cáncer de piel es cada vez más frecuente en la población de piel blanca de todo el mundo, evidenciándose un aumento de su incidencia durante los últimos años. Dentro de ellas, el melanoma maligno cutáneo (MMC) constituye un problema especial.

Curiosamente la desinformación que existió hace algunas décadas llevó a que el cáncer de piel, sobre todo el más severo de ellos, el melanoma, se triplicara en los últimos 15 años y se ha comprobado que el principal culpable del problema es la exposición indiscriminada a la radiación ultravioleta artificial o natural y acompañada de una escasa protección.

Es por esto que todos los dermatólogos están abocados en prevenirlo. Esto se logra cuidándose del sol y de los excesos de fuentes artificiales (lámparas o camas solares).

Se distinguen cuatro tipos de piel en función de la reacción que tiene ante las radiaciones solares. Si se tiene una piel muy clara con muchas pecas y cabellos rubios o pelirrojos se debe aplicar los primeros días un protector solar factor no menor a 30 para protegerse unas dos horas, cuando se haya adquirido color y si se desea permanecer más de 4 ó 5 horas al sol, se debe utilizar un factor 40, 50, 75 o más elevado. Para los rubios de piel clara que se broncean fácilmente se aconseja lo mismo que para el tipo de piel anterior.

Las personas de piel morena que se broncean poco pueden iniciar el bronceado y la exposición solar con factor 15 los primeros días, pero luego deberán usarlo durante todo el verano (el bronceado no significa que ya se está protegido por lo que todo el tiempo se debe usar factor de protección).

Si no se está seguro de cuál es el factor de protección solar que se debe aplicar es mejor usar uno de protección superior. Recordar que es mucho más sano broncearse de a poco porque la piel tendrá tiempo para producir pigmentos protectores y aumentar el grosor.



Algunos consejos

  • Aplicar el protector solar antes de salir de la casa o por lo menos media hora antes para garantizar la acción protectora.

  • Los primeros días la piel no está preparada para exposiciones prolongadas, utilice un protector elevado y luego lo podrá disminuir.

  • Los productos solares protegen durante un tiempo, la transpiración y el roce de la toalla le hacen perder efectividad.

  • Evitar la exposición de 11 a 16, el sol “ataca” con una fuerza hasta 150 veces mayor al mediodía que por la mañana o por a tarde.

  • Aunque el día esté nublado aplique fotoprotector porque los rayos pasan un 75% y si hay viento se debe tener más cuidado porque no se siente la fuerza del sol.

  • No lleve bebés a la playa o al rayo del sol. De hacerlo expóngalo lo menos posible y con los protectores específicos para ellos. Protegerlos también con ropa clara, mangas largas y gorro.

  • Utilice para los niños protectores con resistencia al agua. La aplicación se debe repetir cada 2 ó 3 horas. Recuerde que sólo se puede aplicar a los bebés de más de 6 meses.

    Protegerse es cuidarse. La piel tiene memoria y los daños que provoca el sol no se verán ahora ni a corto plazo, recién aparecerán dentro de 15, 20 ó 30 años. Cuide a sus hijos y edúquelos con su ejemplo.



    Ramón A. Fernández Bussy

    Médico dermatólogo
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