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domingo,
28 de
octubre de
2007 |
La falta de sueño causa disfunciones cerebrales
Los centros emocionales generan reacciones excesivas a las cuestiones adversas
Cuando una persona no duerme lo suficiente los centros emocionales del cerebro reaccionan excesivamente a las experiencias negativas
La pérdida del sueño conduce a una conducta emocionalmente irracional, según los investigadores que analizaron, mediante imágenes de resonancia magnética funcionales, qué ocurre en las áreas emocionales del cerebro cuando las personas no han dormido lo suficiente.
El estudio, dirigido por Matthew Walker del Laboratorio de Sueño y Neuroimagen en la Universidad de California (Berkeley), proporcionó las pruebas del vínculo neural entre la pérdida o privación del sueño y los trastornos psiquiátricos.
“Este estudio suma elementos para una lista de los beneficios del sueño”, dijo Walker.
“El sueño parece restaurar nuestros circuitos emocionales en el cerebro, y al hacerlo nos prepara para los retos del día siguiente y las interacciones sociales”, añadió.
“Lo más importante de este estudio es que demuestra los peligros de no dormir lo suficiente”. acotó.
No es un lujo. Walker indicó que la privación del sueño fractura los mecanismos que regulan aspectos clave de nuestra salud mental. “El punto básico es que el sueño no es un lujo que podemos elegir cuando nos gusta. Es una necesidad biológica y sin él hay un límite hasta dónde puede estirarse la cuerda antes de que se rompa, con consecuencias cognitivas y emocionales”.
Los investigadores distribuyeron, al azar, 26 personas sanas en dos grupos, uno que durmió normalmente, y otro en el cual a los participantes se les mantuvo despiertos por unas 35 horas. Al día siguiente se tomaron imagenes de resonancia de los cerebros de los voluntarios. Estas imágenes miden la actividad de las diferentes áreas del cerebro sobre la base del flujo sanguíneo mientras los participantes observaban un centenar de figuras.
Las imágenes utilizadas fueron, inicialmente, neutrales desde un punto de vista emocional, pero gradualmente se tornaron desagradables. “Habíamos previsto un incremento potencial de las reacciones emocionales del cerebro (en las personas privadas de sueño), pero la magnitud del incremento nos sorprendió”, comentó Walker.
Los centros emocionales del cerebro tuvieron un 60% más de reacciones en el grupo privado de sueño que en los participantes que habían dormido normalmente. “Es casi como si, con la falta de sueño, el cerebro revirtiera a una pauta más primitiva de actividad, con menos capacidad para colocar las experiencias emocionales dentro de un contexto y de producir las respuestas apropiadas”, añadió el investigador.
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